El ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, compareció este miércoles al almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio, y ante un escenario que tuvo como espectadores al presidente Luis Abinader y la alta dirección del empresariado nacional, planteó cuestiones desafiantes y posibles reformas políticas e institucionales que bien merecen debatirse.

La primera cuestión que abordó fue la política exterior dominicana y Haití. Es un dilema relevante para cualquier gobierno y en particular para la actual sociedad, que debe acomodarse a un mundo en turbulencia y a relaciones y hegemonías geopolíticas que bien pudieran impulsar o afectar políticas internas nuestras. Las migraciones son un elemento de debate y crispación en muchas partes, y en el caso nuestro respecto de Haití también lo son.

Lo que ha dicho Roberto Álvarez es que debemos seguir empujando una política de colaboración y cautela, como ha hecho el gobierno: El gobierno dominicano seguirá colaborando con la comunidad internacional, en lo que nos competa, para contribuir a que Haití pueda celebrar elecciones y elegir un gobierno legítimo que asuma el poder el 7 de febrero de 2026. Hoy tenemos la esperanza de que, en este momento histórico y crucial, Haití pueda emerger de la crisis en que ha estado sumido”.  Obvio, que a esa realidad irá adherido el tema migratorio en la política dominicana, que fue la parte final de su discurso.

El segundo aspecto fue el crecimiento económico, la confianza que despierta a nivel internacional invertir en RD y la necesidad de ampliar los sectores productivos de inversión, incluyendo las zonas francas y las exportaciones. Agregando a ello la fase tecnológica y de digitalización. Dijo que “Es fundamental enfatizar los factores clave de este progreso socio-económico: el afianzamiento del Estado de Derecho y el fortalecimiento de las instituciones democráticas”. Ese es y debe seguir siendo el camino correcto

Abordó el tema relevante de la desigualdad en la sociedad dominicana, en donde el  1% más rico de los dominicanos percibe el 30.5% del ingreso bruto nacional. Esa desigualdad es un lastre que cuestiona la efectividad de la justicia distributiva, Ante ello, reconociendo algunos progresos, Roberto Álvarez planteó: “Los datos sugieren que se necesitan medidas de redistribución del ingreso hacia los más pobres, cuidando a la vez los ingresos de la clase media, de forma tal, que aún bajo estas medidas, pueda seguir prosperando.  Sé que existen diversas modalidades de desigualdad, pero hay dos que a nuestro juicio son las de más urgencia. Nos referimos a optimizar el acceso equitativo y la calidad de la educación y la salud”.Captura-de-Pantalla-2024-07-24-a-las-7.10.00-p.-m.-728x498

En educación fue propositivo. “De acuerdo con INFOTEP debemos considerar seriamente el bachillerato técnico de doble titulación y la formación de tecnólogos universitario de dos años. Esa medida nos permitiría responder mejor a los requerimientos laborales contemporáneos, consecuencia de la transformación tecnológica y la reconfiguración de las cadenas globales de valor”.

Hay que profesionalizar el magisterio y transformar la pedagogía, reentrenando a los docentes de acuerdo con las necesidades y herramientas del siglo XXI. La carrera magisterial tiene que ser una realidad patente para garantizar la sostenibilidad de la reforma educativa”.

Un aspecto a mi juicio importante subrayar: para que nuestro talento humano logre estar técnicamente capacitado en nuestra economía globalizada, es necesario empezar la enseñanza del inglés desde el nivel primario y debe permear toda la trayectoria académica y la formación técnico y profesional. Nuestra apertura al mundo exige la comunicación lingüística”. Esta recomendación recibió amplio apoyo, y probablemente el más extendido aplauso de la sala.

En cuanto al sistema de salud, tradicionalmente precario, pese a los recursos que recibe, Roberto Álvarez dijo que está estrechamente vinculado con nuestro desarrollo y con el potencial de la inversión extranjera. “El sistema de salud dominicano debería priorizar la atención primaria para superar la fragmentación y el enfoque en la asistencia especializada e individualizada. Tenemos más de 1,300 centros de atención primaria diseminados por el país. Que no es una cifra menor. Sin embargo, aún no logramos canalizar sistemáticamente a los médicos y los técnicos, ni los pacientes a estos centros debido a la falta de profesionales en medicina familiar y a deficiencias normativas, operativas y de incentivos. Nuestro país destina 2.3% del PIB para la salud cuando la recomendación de la OMS/OPS es de un 6%”. Es una de las deudas sociales y políticas del Estado con los más desfavorecidos y que menos oportunidades han tenido, históricamente.

Observador y agudo, el ministro de Relaciones Exteriores también habló de las oportunidades que tiene el país en inversiones y la oportunidad que ofrece la digitalización de procesos en el Estado: “La semana pasada, en una reunión con inversionistas ángeles, en la Casa Blanca, algunos informaron que las escasas inversiones en el sector salud en América Latina se deben a que la región es el continente más rezagado en digitalización. Señalaron que en muchos casos ni los expedientes ni las transacciones de médicos y hospitales están digitalizadas. Debemos considerar que nos llegó el momento de crear un ministerio exclusivo para ciencia y tecnología que coordine todos los esfuerzos de la transformación digital del Estado ,entre otros aspectos. Otra paradoja es que el país exporte casi 2,500 millones de dólares en equipos médicos y que, sin embargo, nuestro sistema de salud no cuente hoy día, con suficientes técnicos para operarlos”.

Sobre los retos migratorios, Alvarez planteó vincular la política migratoria con la modernización económica, y agregó: “Existen evidencias de que la irregularidad migratoria es un factor que afecta la formalidad laboral y los salarios de los inmigrantes, a su vez convirtiéndolos en un factor que empuja hacia abajo los salarios de los trabajadores más pobres. Por el contrario, una gobernanza migratoria adecuada contribuiría a mejorar los salarios y la formalidad laboral en los sectores más pobres”.

Propuso, con gran valentía, un cambio en la persecución al tráfico de migrantes: “Es fundamental, y debemos ya modificar el abordaje de la persecución al tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas, persiguiendo principalmente al traficante de forma vigorosa. Invertir el enfoque es necesario para detener de una vez por todas la puerta giratoria de la migración irregular. Si no combatimos efectivamente el tráfico y la trata, todas las demás medidas serían pírricas. El tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas son crímenes graves contra la nación”.

Este cambio implica poner en marcha controles efectivos para evitar denuncias que afecten la imagen del país. “Debemos modificar a la mayor brevedad posible las obsoletas prácticas de persecución y sustituirlas por controles efectivos para evitar las denuncias que afectan la imagen del país. La inmigración irregular y su impacto en el mercado de trabajo pueden ser un obstáculo para insertar el país en las nuevas cadenas de producción de nuestros principales socios”. Reconoció, auxiliándose de datos de la CEPAL, la contribución de los migrantes a la economía dominicana. “En el caso dominicano pasó del 6.6% en 2017 al 8.7% en 2022”.

Nuevamente Roberto Alvarez ha pronunciado una disertación sobre el presente y el futuro democrático dominicano que ha llenado las expectativas, y que pondera el excelente potencial del país para renovarse y seguir creciendo: “Comprometidos firmemente con el proyecto democrático de nación que anima a los mejores hombres y mujeres dominicanos. Se abre, promisorio y luminoso ante nosotros el futuro que todos merecemos”.