El 7 de enero de 2015 la intolerancia se hizo presente en París, Francia, con el ataque de dos enmascarados al personal de la revista humorística Charlie Hebdo. Un total de 12 personas resultaron asesinadas, incluyendo periodistas, ilustradores, personal de seguridad, además de un agente de la policía.
Otras 11 personas resultaron heridas por los disparos con fusiles de asalto. Los asaltantes dijeron ser de Al Qaeda en la península arábiga, la rama de ese grupo terrorista en Yemen, que asumió la responsabilidad por el ataque.
Los dos hombres que cometieron el crimen fueron identificados como los hermanos Saïd y Chérif Kouachi, franceses de origen argelino. Perseguidos e interceptados los fanáticos intercambiaron disparos con la policía. En su huida, tomaron rehenes en una empresa de señalización de Dammartin-en-Goële y fueron finalmente acribillados cuando salieron disparando desde el edificio en que se escondían.
El crimen contra Charlie Hebdo generó movilizaciones de millones de personas en Francia y en todo el mundo. Los dibujantes y periodistas fueron los más afectados. La agresión se produjo en la redacción del medio.
Las personas asesinadas que trabajaban en Charlie Hebdo fueron los dibujantes «Cabu», «Charb», «Tignous», Georges Wolinski y Honoré, el economista Bernard Maris —quien firmaba sus apariciones bajo el seudónimo «Oncle Bernard»—, el corrector Mustapha Ourad y la columnista y psicoanalista Elsa Cayat. Asimismo, fueron asesinados Frédéric Boisseau, conserje de Sodexo, y Michel Renaud, fundador del festival Rendez-vous du carnet de Voyage e invitado a una reunión. Los policías fallecidos fueron Franck Brinsolaro —escolta de «Charb»— y Ahmed Merabet, este último asesinado en la acera tras haber sido previamente alcanzado por una bala en una pierna y no haber podido huir de sus agresores.
Contamos esta historia porque el fanatismo casi siempre da origen al crimen y al abuso. Y como el fanatismo en relación con Haití y los haitianos en la República Dominicana ha exacerbado los ánimos de algunos, estamos en la obligación de contar que hay personas que tienen deseos de incendiar el edificio donde se encuentra la redacción de Acento, porque no soportan o no aceptan que publiquemos puntos de vista que difieren con los suyos sobre el tema haitiano.
Olvidan quienes actúan cegados por el fanatismo que en Acento tienen cabida articulistas que difieren de nuestra línea editorial respecto al desafío que representa para el país la migración haitiana y las relaciones con Haití. No los censuramos, porque creemos en la diversidad de ideas y en el contraste de los puntos de vista.
El pasado martes publicamos en nuestra sección editorial un artículo de nuestra colaboradora Elisabeth de Puig, titulado Haitianos y medios de comunicación, y hubo un comentarista que nos llamó la atención y nos recordó el atentado del 7 de enero de 2015 en París, contra la redacción de la revista Charlie Hebdo (lo reproducimos tal cual lo escribió, sin corregir los errores de ortografía):
El pueblo dominicano debiera ir a este Medio llamado Acento y meterlle fuego von todos los que estan adentro por traifores a la patria y coje cheles a los organisms internacionales por defsmar a rep.dominicana,y ya no sguantamos mad hsitianos por favor pueblo defirndan su patria candela con este Medio llamado acento.
Quiero saber quien les paga a este Medio de mierdas llamado Acento ya hay demasiado haitianos en rep dominicana las Bolinas son ustedes de acento que quiren k vegan mas haitianos a nuestra patria al diablo con los derechos humans porque estados unifos o francia canada o la union europea no se los llevan Dominicanos unirnos agora y sacar los haitianos de rep dominicana a la Buena o a la Mala Ya!
La extravagancia y la intolerancia caminan juntas. Coinciden con la ignorancia y el fanatismo, y crean un estado de ánimo inflamable en gente que, azuzada por irresponsables, pudiera pasar de las amenazas anónimas a materializar una agresión en cualquier momento, y dar pie a tragedias que nadie desea y que a ninguno conviene.
Lo señalamos porque no somos los únicos a los que se señala, por opinar diferente a un grupo de fanáticos ensordecidos, y pudieran ocurrir incendios en diferentes lugares y contra diversas personas, solo por reclamar, como nosotros, que se actúe con criterio, justicia, ecuanimidad y sentido de responsabilidad histórica.
Las autoridades responsables de garantizar la seguridad de la ciudadanía en general, que incluye a los profesionales del periodismo, deben tomar nota.