Orlando Sánchez, nicaragüense, falleció y su hermano sacerdote, que estudia en Italia, Eladio Sánchez quiso visitar su país para despedir a su hermano muerto. La dictadura de Daniel Ortega, sin embargo, impidió el viaje del sacerdote y la entrada a su país, porque ahora mantiene un pugilato contra la Iglesia Católica y en particular contra la Compañía de Jesús.

Demás está decir que la dictadura de Daniel Ortega considera al sacerdote Eladio Sánchez persona no grata en Nicaragua. Todo lo que se presume como crítico al régimen de este sujeto y su mujer, es catalogado como enemigo de la patria, expulsado del país, encarcelado o desnacionalizado. A eso hemos llegado en una situación más vergonzosa y más alocada que la del régimen de Anastasio Somoza.

El régimen de Ortega “en este mes, ha negado también el ingreso a dos sacerdotes que regresaban de la Jornada Mundial de la Juventud y a dos sacerdotes más que estaban asistiendo a actividades religiosas en otros países”.

Los sacerdotes participantes en la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal, presidida por el papa Francisco, y que no pudieron ingresar a Nicaragua, son Tomás Sergio Zamora Calderón, párroco de la iglesia Nuestro Señor de los Milagros; y William Mora, de la iglesia Cristo Rey, de la diócesis de Siuna.

La investigadora Martha Molina, ha documentado desde 2018 los actos de violencia y persecución del régimen de Nicaragua contra las actividades religiosas.

En el estudio titulado “Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?”, Molina describió 529 ataques entre abril de 2018 —cuando estallaron las manifestaciones antigubernamentales— y marzo de este año.

“Como católica, en un primer momento, me interesé en crear una sistematización con datos duros para consumo propio porque siempre leía las noticias de los ataques a la Iglesia y me parecían patrones iguales. Pensaba que era información repetida y no era así. Entonces, para no confundirme, empecé a documentar”, relató a los medios de comunicación la investigadora.

Entre las descripciones que hizo se encuentran tres de las más destacadas y crueles. “Me han sorprendido tres ataques. El primero, cuando quemaron con ácido al sacerdote de la tercera edad Mario Guevara mientras se encontraba confesando en la Catedral de Managua. Varias veces lo visité cuando salió del hospital y me dolió mucho ver sus heridas. El segundo, el atentado terrorista que calcinó la imagen de la Sangre de Cristo que tiene más de 300 años de existencia. Lloré cuando vi la imagen quemada. Y, por último, el ataque de la Policía Nacional, el Ejército y los paramilitares en contra de la iglesia Divina Misericordia de Managua. En su interior se encontraban jóvenes, sacerdotes, periodistas nacionales e internacionales mientras se realizaba el ataque. Los agresores utilizaron armas de alto calibre por más de 12 horas”.

Un periodista fue apresado y condenado a 8 años de cárcel por cubrir una actividad crítica contra el régimen.

El periodista Víctor Ticay, arrestado el pasado Jueves Santo tras cubrir una procesión católica en Nicaragua, fue condenado a ocho años de cárcel por los delitos de “propagación de noticias falsas” y “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional”, considerado “traición a la patria”, informó este jueves la ONG Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.

El régimen de Nicaragua se incautó todas las propiedades de la Compañía de Jesús en Nicaragua, entre ellas la Universidad Centroamericana (UCA). Una verdadera barbaridad.

El general de la compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa, SJ. negó las acusaciones del dictador. Sosa, como los anteriores generales de la Compañía de Jesús, es muy cauto al hablar, y tuvo que decir verdades que un déspota como Ortega ni entiende ni acepta.

“Sabemos que son totalmente falsas, y sin fundamento alguno, todas las acusaciones que se le hacen a la UCA”. El prepósito general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, sj., expresó su “gran sorpresa y mayor dolor” por la “injusta medida de incautación y confiscación de los bienes de la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua” por parte de “las instituciones que conforman el actual régimen de Gobierno en Nicaragua”.

Sosa muestra “mi solidaridad la y de toda la Compañía de Jesús” con el trabajo que la UCA lleva realizando en el país desde 1960. Un servicio “defendiendo la causa de la justicia y la verdad”, promoviendo “el derecho al pensamiento y a una educación abierta, democrática y libre”, comprometida con “la defensa del derecho y la vida de los más desfavorecidos”.

El régimen dictatorial de Nicaragua es una vergüenza para el conjunto de países democráticos de la región.