Jochy Batista se ha convertido en el símbolo de la tragedia vivida por la capital dominicana el pasado viernes.
Él como persona, y su familia como grupo de clase media, representan el dolor y desgarro más profundo ante un hecho de la naturaleza, precariamente predecible.
Son muchas las tragedias ocurridas el viernes en la noche. Son varios los fallecidos y desaparecidos. El de Jochy Batista podría computarse como uno más. Sin embargo, no lo es. Sobresale porque la historia que se ha narrado conmueve, nos llena de incertidumbre, nos provoca preguntas fundamentales, y hasta nos induce a cuestionar la supuesta sabiduría divina. Si es verdad que hay un determinismo, y que Dios todo lo juzga, y todo lo ve, la decisión o solución de este caso se produjo con el renglón torcido.
Jochy Batista desapareció la noche del viernes, bajo la lluvia, cuando un entaponamiento en el trayecto de las avenidas Abraham Lincoln y John F. Kennedy (Ágora Mall) hacia Cuesta Hermosa, decidió abandonar su vehículo y caminar para llegar más rápido a su hogar. Su esposa quedó al volante. El vehículo no se movía y él correctamente pensó que caminando llegaría más rápido al hogar, donde se encontraban sus hijos, en soledad y con la lluvia torrencial aún cayendo.
Algunas cámaras de captaron su imagen en el trayecto. Llevaba t shirt rojo y caminaba apresurado por las aceras.
Nadie sabe en qué momento desapareció.Se desconoce si sufrió algún golpe, alguna descarga eléctrica, algún desmayo. Tal vez, es lo que puede intuirse, cayó en un hoyo por donde fluía agua con mucha fuerza. Todos los huecos de la ciudad capital consumieron toda el agua que pudieron, y se convirtieron en ríos subterráneos, con un poder superior a las fuerzas de una persona como Jochy Batista.
Su afán era llegar temprano y brindar seguridad y protección a sus hijos. Dejó en el camino, dentro del auto familiar, a su esposa. Ella pudo salir del entaponamiento, pero él nunca llegó.
El drama se conoció rápidamente, en medio de la confusión y la alarma colectiva por las múltiples tragedias que se iban conociendo. Por lo menos cuatro personas fallecieron, otras tres resultaron desaparecidas, entre ellas Jochy Batista. Hasta que este lunes las autoridades encontraron el cadáver de Jochy en las aguas del río Isabela.
José Antonio Batista Polanco (Jochy) es el símbolo de la tragedia vivida el pasado viernes por la sociedad dominicana. Padre protector, como corresponde a todos los padres del mundo, y esposo que asumió la responsabilidad de la inmediatez, ante la sorpresa y el peligro.
Los medios de comunicación han relatado esta historia, y han contado con detalles la búsqueda y hallazgo de su cadáver. El gobierno ha dispuesto de apoyo a las víctimas, incluyendo a las personas y familias que tuvieron pérdidas materiales de sus casas y automóviles. En este caso, tanto la esposa de Jochy como sus hijos debían recibir una pensión y protección permanente, especialmente de la educación y desarrollo de sus hijos.
Apostamos por recordar a Jochy como víctima relevante de este oscuro episodio del ensañamiento de la lluvia sobre el Distrito Nacional, y recomendamos ofrecer protección a su familia, que queda lamentablemente en la orfandad.