La sesión de la Asamblea Extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada este jueves en Washington, ha sido la primera oportunidad de debatir públicamente los asuntos relacionados con el canal de desvío de las aguas del río Dajabón, por parte de Haití.
Roberto Alvarez, como ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, explicó la versión dominicana de la crisis. Fue muy claro y explícito sobre las condiciones y características de la obra haitiana, así como de las consecuencias que tendría continuar con este desvío, que tiene el potencial de inundar a las poblaciones de Juana Mendez, de Haití, Dajabón, de nuestro país, y la zona franca binacional de Codevi, que emplea a 19 mil haitianos y a por lo menos mil dominicanos.
Leon Charles, jefe de la misión de Haití en la OEA y ex jefe de la Policía Nacional de Haití cuando fue asesinado el presidente Jovenel Moise, dijo y repitió que Haití tiene derecho a realizar este desvío del río, y que el gobierno del primer ministro Ariel Henry apoya las obras en marcha, bajo el alegato de que República Dominicana tiene por lo menos once desvíos o canales desde donde extrae aguas para irrigación de parcelas y acueductos, y que estas obras nunca fueron comunicadas a Haití.
Las delegaciones de Costa Rica, Panamá, Brasil, Francia, Estados Unidos fueron muy comprensivas del problema, de su naturaleza, y de la importancia que tendría, para el bien de Haití y República Dominicana, y del medio ambiente en ambos lados de la frontera, de un diálogo responsable, desapasionado, fructífero, sincero y dispuesto a encontrar una salida diplomática, como una vía de solución del conflicto.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, hablando con la Asamblea General Extraordinaria desde Europa, anunció su disposición para mediar, su interés en enviar misiones técnicas al lugar donde se construye la obra, así como una misión que evalúe los aspectos jurídicos, para que los dos países puedan pactar un acuerdo duradero. También anunció su diálogo con el presidente del Caricom, primer ministro de Bahamas, Philip Davis, para que integre la comisión de diálogo con la secretaría general de la OEA.
En paralelo la OEA y los países miembros siguen con gran interés la crisis institucional y política de Haití, que envuelve temas cruciales de seguridad, y que ya tienen una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la 26-99), para asistencia y apoyo a la Policía Nacional de Haití, que no ha podido controlar su propio territorio, y particularmente Puerto Príncipe.
El representante de los Estados Unidos en la OEA dijo muy claro que su país apoya logísticamente la misión internacional, además de disponer de fondos cuantiosos, para restaurar la autoridad en Haití.
Es decir, que si acogemos la mediación de la OEA-Caricom, estaríamos en conversaciones con una autoridad precaria, débil, sin legitimidad, que ha cedido a la presión de los constructores del canal de desvío para sobrevivir en el poder, porque el gobierno de Haití ni siquiera está disponiendo de recursos para ese canal de desvío de las aguas del río Dajabón. Tampoco hay estudios técnicos, de factibilidad, de riesgos, de suelo, que indique que el dique que se construye y el canal que se ha hecho con bloques, cuenta con seguridad y permanencia ante los vaivenes de las riadas y crecidas de un río con gran capacidad en su caudal.
El gobierno debía aceptar a ir a las negociaciones. Y acudir preparado para presentar las pruebas y documentos de que tiene la razón. Además, deberá ofrecerse información sobre cada uno de los canales que el Estado Dominicano ha construido para uso de las aguas del río Dajabón, y si es cierto o no, que nunca estas obras fueron comunicadas a las autoridades haitianas.
Estamos frente a dos serios problemas: La construcción del canal de desagüe del río Dajabón, sin planes ni estudios de ningún tipo, y ante un gobierno débil que, presionado por las bandas y grupos con poder, ha decidido apoyar la construcción de un canal que ya calificó como irresponsable.
Con la crisis haitiana, debemos empujar con mucha fuerza al restablecimiento democrático en Haití, y a que gente con responsabilidad y prudencia, asuma el poder y gobierno Haití en beneficio del desarrollo de ese país.