El Consejo Nacional de Venezuela anunció, pasada la medianoche, que Nicolás Maduro ganó las elecciones y continuará gobernando a los venezolanos.
De esta manera continuará el gobierno que empezó hace venticinco años, en 1999, primero con la presidencia de Hugo Chávez, y desde 2013 con Nicolás Maduro.
Al mismo tiempo, la oposición venezolana proclamó pasada la 1 de la madrugada del lunes que su candidato Edmundo González Urrutia fue el verdadero ganador de las elecciones, y por tanto es el nuevo presidente electo de Venezuela.
En un improvisado discurso, la líder opositora María Corina Machado proclamó ganador a González Urrutia con más del 70 por ciento de los votos.
Como la oposición desconoce los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, habrá que esperar que se presenten los recursos legales para revisar actas y volver a contar los votos.
Ojalá que la etapa que ahora viene para el pueblo venezolano transcurra en paz.
Lo ocurrido en la jornada de este lunes en Venezuela se puede resumir de la siguiente manera:
Convocados por las autoridades de Venezuela, el pueblo de ese país ha concurrido con entusiasmo a las urnas para escoger a sus autoridades gubernamentales, y lamentablemente no se puede decir que haya sido una fiesta democrática.
Venezolanos en su propio territorio han tenido impedimentos, obstáculos, limitaciones para participar de la elección de las autoridades. Todo el mundo ha sido testigo de que miles de ciudadanos han sido impedidos de emitir su voto en los estados y en las comunidades donde les correspondía votar.
Algunos centros de votación fueron clausurados. Los militares controlaron el acceso a las urnas y se convirtieron en obstáculos para que los ciudadanos ejercieran el sufragio.
Las fronteras de Venezuela fueron cerradas, en particular las de Colombia, en donde se encuentran miles de los tantos ciudadanos que han sido expulsados de su país en los últimos años.
Se calcula que por lo menos ocho millones de venezolanos han salido de su tierra en busca de un mejor futuro, y que han intentado concurrir a estas elecciones para emitir su voto, como lo hacen los ciudadanos de todos los países donde se permite el voto de los emigrantes que están en el padrón electoral.
Tanto los que estaban tratando de participar desde la frontera de Colombia con Venezuela como los ciudadanos de ese país en diversas naciones del mundo, intentaron hacerse responsable de la convocatoria que le hicieron y se hicieron presentes. Lamentablemente, un altísimo porcentaje no pudo participar de las votaciones, porque fueron impedidos.
Militares, burócratas y funcionarios consideraron que el voto electoral del exterior era contrario a las intenciones del gobierno del candidato a la reelección, Nicolás Maduro, y lo impidieron masivamente.
Centros de votación, vías de acceso, comunas, barrios, y demarcaciones fueron obstaculizadas para participar en las elecciones. No hay seguridad de legalidad en la presentación de los resultados electorales. Todo cuanto se pudo conocer en la noche de este domingo era que el candidato opositor Edmundo Gonzáles Urrutia tenía la gran ventaja frente a Nicolás Maduro. Unos hablaban de 65% frente a 20%, en favor del candidato opositor.
Nada de eso es seguro. Los candidatos opositores tienen la seguridad de que el gobierno venezolano tenía todo controlado, bajo el criterio de que podría realizar el fraude más escandaloso en un proceso electoral. Antecedentes existen en ese mismo país y con los mismos candidatos oficialistas. El pueblo venezolano, sin embargo, está dispuesto a salir de Maduro y sus adláteres. Y concurrió decidido a votar para que no haya más atropellos, ni más abusos, ni más robos, ni más violencia contra un pueblo que ha visto la destrucción de su país, en la manera más miserable.
Venezuela tiene que salir adelante. Y ojalá que este proceso electoral sea la muestra de que los venezolanos desde dentro y desde fuera requieren un gobierno diferente al madurismo y al chavismo.