El presidente Luis Abinader ha lanzado muchas reformas al mismo tiempo, y la reacción a las propuestas gubernamentales no está siendo la esperada. Hay más ruido que debates. Y en el propio entorno del presidente y de su partido, el Revolucionario Moderno, hay un silencio incomprensible, que no facilita las adhesiones a las propuestas.
El presidente sometió la propuesta de reforma constitucional, la entregó al Congreso, y los senadores y diputados han sido los primeros en combatir las enmiendas, pese que el PRM y Abinader se suponen los líderes de senadores y diputados.
Ni los funcionarios del gobierno ni los líderes del PRM salen a promover las reformas, y en particular la primera, que es la de mayor calado y transcendencia, porque es la que facilita las principales motivaciones del presidente. Luego de la reforma de la Constitución tendrían que venir las demás propuestas, sobre reducción de la burocracia estatal, fusiones y eliminaciones de ministerios, reforma laboral y reforma fiscal.
Lo único que falta por conocer, y ya se conoce la filosofía de la propuesta oficial, es la reforma fiscal.
El paquete de reformas políticas no ha resistido el debate y la crítica de los legisladores del PRM, y ya la han tenido cambiar. Eso demuestra que no hay un entorno del presidente que defienda la propuesta, o que el presidente ha perdido poder en su propio partido y carece de fuerza para llevar adelante los cambios que entiende necesarios.
Hay que recordar que el congreso que ahora se resiste a las propuestas del presidente, mayoritariamente perremeista, lo impulsó Luis Abinader en su campaña electoral. Muchos de los congresistas no se han pescado que lograron una curul porque el presidente Abinader le brindó apoyo, le acompañó en su campaña o le facilitó la adhesión de seguidores suyos.
También hay aspirantes a la candidatura presidencial en el PRM, para el 2028, que zigzaguean en este momento, que saben muchas de las medidas que Luis impulsa ayudarán a fortalecer la democracia, pero podría quitarle apoyo político. Esa razón lleva a quienes tienen aspiraciones por el PRM a mantener distancia del gobierno y su propuesta de reformas. Incluso, hay casos de aspirantes que -de forma discreta- rechazan esas reformas pero no salen públicamente a opinar ni a favor ni en contra.
A la par de estas cuestiones, hay caída en servicios vitales como la electricidad, que en sectores populares los apagones son frecuentes, y más en una etapa de un verano excesivamente caluroso. El servicio de agua potable es otro con deficiencia, al igual que los entaponamientos, que generan irritación, y el tema de la inseguridad y el alto costo de la vida. Todos estos son elementos críticos que el presidente y su equipo deben replantear, a la vez que analizan el paquete de reformas, y antes de que den a conocer la propuesta de reforma fiscal.
Tienen que leer el artículo de Ligia Bonetti, que es una advertencia muy realista de cómo podrá recibir el sector empresarial el paquete de reformas fiscales. Y si con los senadores y diputados del PRM tuvieron que cambiar el vigor de las propuestas, con los empresarios tendrán también que hacerlo.
El presidente y su equipo tienen que redefinir su línea de acción sobre el paquete de reformas. Tienen que explicar mejor las fusiones y eliminación de instituciones, tienen que disuadir el ruido que ha creado en instancias públicas con el tema del desempleo, y deben empujar la defensa política del paquete de reformas con la reanimación del PRM y de sus estructuras partidarias.