Miguel Mejía, ministro para Políticas de Integración Regional de la República Dominicana, y Secretario General del Movimiento Izquierda Unida (MIU) tendrá que dar explicaciones ante la Suprema Corte de Justicia, dada su condición de funcionario con jurisdicción privilegiada, por las acusaciones que ha hecho contra el presidente de Punta Catalina y del Consejo Unificado de las Empresas de Distribución Eléctricas (EDES), Celso Marranzini.

Celso, que es economista, y fue funcionario de la administración de Leonel Fernández, no baraja la confrontación, ni cede ante las diatribas, chantajes, extorsiones. Es sincero cuando trata los asuntos públicos y privados, y no inventa excusas. Ha dicho que entre las 800 mil familias y sectores que no pagan el servicio de energía eléctrica hay empresas y empresarios, y que a eso tiene que ponerle fin, y que lo hará.

Miguel Mejía, dirigente de izquierda y con vínculos afectivos directamente con el presidente Luis Abinader, ha lanzado acusaciones sin pruebas ni sustento de que Celso Marranzini tiene deuda con el sector eléctrico y que no merece estar en la posición que tiene.

Celso ha sido presidente del CONEP, de la Asociación de Industrias, de EDUCA, de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, y fue vicepresidente de la Corporación Dominicana de Electricidad. Es un empresario con inversiones en el país y en el exterior, y su solvencia la tiene bien ganada y la defiende. El país ha sido testigo de los avatares judiciales de Celso Marranzini contra comentaristas de radio que realizaron campañas en su contra, y que terminaron obligados a pedir perdón, a riesgo de ser condenados por los tribunales.

Miguel Mejía es un hombre muy polémico, y pese a la posición que desempeña en el Ministerio de Relaciones Exteriores, ha llamado mentiroso al ministro de Exteriores, Roberto Alvarez, ha ha emprendido contra su amigo el presidente Luis Abinader, por la entrega de un avión de Venezuela a los Estados Unidos, ha criticvado fuertemente la posición del gobierno dominicano, al que está obligado a defender, y favorecido el fraude electoral encabezado por su amigo Nicolás Maduro, en Venezuela.

El roce entre Marranzini y Mejía se origina en un comentario de Celso sobre la conducta política y desleal de Mejía Mejía, ante el conflicto político en Venezuela y la posición dominicana, y le invita a irse del gobierno.

Miguel Mejía y su partido no fueron parte de la alianza del PRM, en 2020 ni en el 2024, que llevó a Luis Abinader a ganar las dos elecciones. Mejía y el MIU fueron aliados del Partido de la Liberación Dominicana y del presidente Danilo Medina, al servicio de quien estuvo durante los ocho años que fue presidente. Previamente había sido funcionario del gobierno de Leonel Fernández, a quien respeta y le tiene gran cariño y reconocimiento. Sin embargo, se quedó como funcionario al salir el PLD del poder, con las mismas funciones que tenía, pero dando declaraciones muy polémicas y contrarias al gobierno al que pertenece.

Celso Marranzini tiene razón. Si el embajador Mejía siente que este gobierno es un obediente a las políticas de Estados Unidos, debe abandonar su posición, y seguir siendo amigo de la familia del presidente, pero no seguir siendo funcionario y atacando las decisiones del gobierno al que pertenece.

Celso Marranzini ha intimado, como corresponde legalmente, a Miguel Mejía que rectifique su acusación. Para ello Mejía tendría que hacer una declaración pública arrepintiéndose de lo dicho contra Celso y pidiendo perdón. De lo contrario, se presentará una acusación penal en su contra, con posibilidad de tener que pagar una compensación civil y, si el tribunal lo considera, a petición de la parte demandante, podría incluir prisión por difamación. Pocas veces eso ha ocurrido en República Dominicana.

Celso ha dicho lo siguiente: No será posible variar mi determinación de cobrar la luz a una estructura mediática y comercial que desea energía gratis. Esto ni es justo ni es aceptable.

Miles de dominicanos, con menos posibilidades, pagan su energía cada mes, a veces haciendo un sobre esfuerzo. Sería inicuo que el Estado regale la electricidad a un rico.

Así es que pueden extender la campaña de infamias contra mi persona. Incluso hablar de una supuesta deuda que nunca ha existido y quedará muy bien aclarado en los tribunales donde tendrá que ir un importante ministro a explicar de dónde sacó la información.

Celso Marranzini tendría que pensar su decisión de continuar con el proceso penal, en caso de que se le solicite del entorno del mandatario, y se le expliquen las razones por las que el presidente Luis Abinader ha dejado que este señor haga lo que ha hecho contra el gobierno y contra el propio presidente. De todos modos, pese a la enfermedad del potencial demandado, Celso tiene la razón, y el que injustamente le acusa no tiene insania mental.