En un acto de valentía, la República Dominicana decidió participar nuevamente en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), patrocinada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que tiene sede en París, y al que pertenecen 30 países.
La última prueba se hizo en el 2022, y las dos pruebas anteriores se realizaron en el 2015 y 2018, en las que los dominicanos quedamos en las últimas posiciones, como ahora, pero con leves diferencias.
La prueba tiene por propósito evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los 15 años, y cuando se preparan para entrar en la educación universitaria.
La medición se realiza con el interés de ofrecer información abundante y detallada que permita a los países miembros adoptar las decisiones y políticas públicas necesarias para mejorar los niveles educativos. Si en la última prueba quedamos de último, habría que esperar mejores resultados en la siguiente. Y al parecer, sin grandiosos resultados, hemos avanzado algo en el conocimiento de las matemáticas, la lectura y las ciencias. Estos son los aspectos que se analizan.
Los exámenes que se aplican son sencillos. Los estudiantes solo requieren papel y lápiz, y tienen dos horas para llenar el cuestionario que se les entrega. Así de sencillo.
Para la realización de las pruebas PISA se utilizan muestras representativas de entre 4,500 y 10,000 estudiantes por país.
En esta ocasión, de acuerdo con los datos ofrecidos por el informe, “los resultados promedio aumentaron en comparación con las pruebas anteriores en 2018 en matemáticas, lectura y ciencias”.
En matemáticas y ciencias, los resultados también fueron mejores que en 2015, la otra evaluación en la que participó República Dominicana. En lectura, donde se observó una caída entre 2015 y 2018, los resultados se acercaron en 2022 al nivel observado en 2015.
Durante el período más reciente (2018 a 2022), la brecha entre los estudiantes con puntajes más altos (10% con los puntajes más altos) y los estudiantes más débiles (10% con los puntajes más bajos) se redujo en matemáticas, mientras que no cambió significativamente en lectura y ciencias. En matemáticas, los estudiantes de bajo rendimiento se volvieron más fuertes, mientras que el rendimiento no cambió significativamente entre los de alto rendimiento.
En comparación con 2015, la proporción de estudiantes que obtuvieron puntajes por debajo de un nivel básico de competencia (Nivel 2) no cambió significativamente en matemáticas, lectura y ciencias.
El informe es objetivo y dice que los estudiantes de República Dominicana obtuvieron calificaciones menores que el promedio de la OCDE en matemáticas, lectura y ciencias. Es decir, continuamos con el mismo problema del bajo nivel de comprensión y aprendizaje que en años anteriores.
Una proporción menor de estudiantes en República Dominicana, en relación al promedio de los países de la OCDE, tuvo un desempeño superior (Nivel 5 o 6) en al menos una materia. Al mismo tiempo, una proporción menor de estudiantes que el promedio de los países de la OCDE alcanzó un nivel mínimo de competencia (Nivel 2 o superior) en las tres materias.
Preocupa que no haya estudiantes que calificaran en el nivel superior en ninguna de las tres áreas evaluadas.
En República Dominicana casi ningún estudiante obtuvo una calificación de Nivel 5 o superior en lectura (promedio de la OCDE: 7%). Estos estudiantes pueden comprender textos extensos, tratar con conceptos abstractos o contraintuitivos y establecer distinciones entre hechos y opiniones, basándose en pistas implícitas relacionadas con el contenido o la fuente de la información.
Alrededor del 23% de los estudiantes de República Dominicana alcanzaron el nivel 2 o superior en ciencias (promedio de la OCDE: 76%). Como mínimo, estos estudiantes pueden reconocer la explicación correcta de fenómenos científicos familiares y pueden utilizar dicho conocimiento para identificar, en casos sencillos, si una conclusión es válida en función de los datos proporcionados.
En República Dominicana, casi ningún estudiante obtuvo el mejor desempeño en ciencias, lo que significa ser competente en el Nivel 5 o 6 (promedio de la OCDE: 7%). Estos estudiantes pueden aplicar de manera creativa y autónoma sus conocimientos de y sobre la ciencia a una amplia variedad de situaciones, incluidas las desconocidas.
Estas pruebas, como las del 2015 y 2018, tienen que servir para que el sistema educativo replantee sus estrategias de mejoría de la calidad de la educación. Tiene que proponerse evaluar a los maestros, los contenidos, el entorno escolar, las condiciones socioeconómicas de los estudiantes, el acceso a contenidos adecuados y hasta las metodologías de enseñanza que estamos aplicando.
Es cierto que desde el 2013 el país comenzó a destinar el 4% del PIB a la educación. Pero también es verdad que esos recursos no se destinaron para trabajar la calidad de la enseñanza, sino mejorar los salarios de los maestros y la infraestructura del sistema educativo público. Sí, claro, hubo corrupción, y mucha, y es probable que el Ministerio de Educación no tuviera condiciones para hacer la inversión correctamente.
Pero han pasado 10 años y hemos participado en 3 pruebas PISA. Habría que apostar a que en la siguiente demos un salto, aprendiendo de Costa Rica, Colombia, Chile, que son punteros en la región en estas pruebas patrocinadas por la OCDE.