La Escuela de Comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), realizó este martes un panel para debatir el informe del año 2022 del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford sobre el periodismo y la versión digital de este, que incluye 46 países. Persio Maldonado, presidente de la Sociedad Dominicana de Diarios, condujo el panel. Los expositores fueron Miguel Franjul, director de Listín Diario, Jairon Severino, director de El Dinero, y Fausto Rosario Adames, director de Acento. Esta es la primera parte de la presentación realizada por nuestro director.

Un equipo de profesionales del periodismo, encabezado por Nic Newman, ha elaborado el informe del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, denominado Digital News Report 2022.

Para conversar sobre este informe, de cientos de páginas y que aparece segmentado en varias secciones, hemos sido convocados por la Escuela de Comunicación Social de la UASD. Invitación que agradecemos y valoramos, porque tiene trascendencia extraordinaria conversar sobre las conclusiones de este informe del 2022, lo que permite dar una mirada a la situación de los medios de comunicación en la República Dominicana, y las transformaciones a que están obligados, so pena de desaparecer en los formatos conocidos hasta el momento.

Hay que reconocer, el primer lugar que es un estudio muy profundo y serio, que incluye la realidad del periodismo en Europa, África, Asia Pacífico y las Américas, y que respecto a nuestro subcontinente sólo se trata específicamente los casos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú, mientras que los tres países de América del Norte están incluidos. El caso República Dominicana no está contemplado específicamente en el estudio.

El informe fue dado a conocer el 15 de junio de 2022, y contiene gráficos ilustrativos de lo que está ocurriendo en la industria periodística en el mundo, así como datos específicos sobre las tendencias exitosas y fallidas de soluciones al declive del periodismo tradicional, y las nuevas corrientes que van alcanzado éxito en las variadas fórmulas para que el periodismo siga sirviendo en los procesos democráticos e institucionales de todos los países.

Aunque exhorto a los invitados en este encuentro a acudir al resumen ejecutivo, que se puede encontrar en Internet, en la página del Instituto Reuters, señalo rápidamente algunas de las conclusiones del documento:

La confianza en las noticias ha disminuido en casi la mitad de los países relevados y ha aumentado apenas en siete, revirtiendo en parte el crecimiento experimentado en el punto álgido de la pandemia. En promedio, alrededor de cuatro de cada diez personas de la muestra total (42%) dicen que confían en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo.

El consumo de medios tradicionales como la televisión y la prensa escrita continuó disminuyendo en el último año en casi todos los mercados (antes de la invasión rusa a Ucrania) y el consumo online y en redes sociales no ha compensado esa caída. La mayoría de la gente permanece muy involucrada, pero hay quienes se alejan de los medios y en algunos casos se desconectan totalmente de la información.

El porcentaje de gente que dice evitar las noticias, a menudo o a veces, ha aumentado bruscamente en todos los países. Este tipo de evasión selectiva se ha duplicado tanto en Brasil (54%) como en el Reino Unido (46%) en los últimos cinco años, y mucha gente comenta que las noticias le producen un efecto negativo en su estado de ánimo.

La evasión selectiva de las noticias se ha incrementado aún más, probablemente debido a una cobertura de naturaleza complicada y deprimente.

La preocupación global por la información falsa y engañosa permanece estable este año, oscilando entre un 72% en Kenia y Nigeria, y sólo un 32% en Alemania y un 31% en Austria.

Pese al aumento en el porcentaje que paga por las noticias online en un pequeño grupo de países ricos, hay señales de cierta estabilización en el panorama general. En un conjunto de 20 mercados donde el pago está muy extendido, el 17% pagó por noticias online: es la misma cifra que el año anterior.

Una importante porción de las suscripciones digitales se concentra en unos pocos medios nacionales grandes, lo que refuerza que la dinámica de "el ganador se lleva la mayor parte” que ya se ha detallado en el pasado, en anteriores informes.

Sin embargo, debido al veloz aumento de las facturas hogareñas, algunas personas se replantean cuántas suscripciones pueden permitirse este año, entre medios, televisión, música y libros.

Facebook sigue siendo la red social más utilizada para las noticias, aunque sus usuarios son más propensos a decir que ven demasiadas noticias en comparación con otras plataformas.

TikTok se ha convertido en la plataforma de más rápido crecimiento en el informe de este año: llega al 40% de los jóvenes de 18 a 24 años, y un 15% de ellos la utiliza para las noticias.

Si bien con las redes sociales muchos periodistas digitales han aumentado su perfil, en la mayoría de los países se detecta que los presentadores de televisión siguen siendo los más conocidos.

El smartphone se ha transformado en la forma dominante en que la mayoría accede a las noticias por primera vez cada mañana, aunque hallamos distintos patrones según el país.

Tras la ralentización de 2021, en parte causada por las restricciones a la circulación durante la pandemia, se ha reanudado el crecimiento de los podcasts: un 34% dice haber escuchado uno o más en el último mes.

La realidad de la transformación periodística en RD

Este informe llega en un momento particular muy crítico para los medios tradicionales, especialmente el diarismo impreso en la República Dominicana.

Nuestras empresas periodísticas no han procedido diligentemente con la transformación digital. Decidieron tener versiones digitales que, con muy escasas excepciones, modernizan; muchas veces las modernizan tardíamente o casi nunca lo hacen.

Tienen ejecutivos periodísticos que reniegan del periodismo digital, rechazan que las noticias de actualidad se brinden en las versiones digitales porque eso “mata las noticias del día siguiente”.

Comercialmente las empresas dominicanas se acostumbraron a bonificar la publicidad por internet, mientras les llegara la publicidad para las páginas impresas. Ese es su negocio. Por tanto, digitalmente las empresas periodísticas tradicionales no se desarrollaron, y en cambio optaron por reducir el precio de la publicidad en las versiones digitales, lo que iba en contra de sus propios intereses.

Quiero agregar que los dueños de los medios tampoco entendieron la corriente y no se percataron que había iniciado una carrera acelerada hacia su extinción.

La transformación digital es una obligación. Por temor, los medios con condiciones para establecer muros de pagos en el país no dieron el paso. Hoy es la opción que han desarrollado las grandes empresas en los lugares donde se ha estudiado el fenómeno. En general la aceptación ronda alrededor de un 17%, según este estudio. ¿Por qué los diarios del país no optaron por el muro de pago? Creo que por la precaria percepción sobre la competencia.

Los periódicos impresos del fin de semana desaparecieron. Sobre esto hay muchas explicaciones posibles, pero la desaparición de los mismos demuestra que son prescindibles, en primer lugar, y que pudo más el miedo al otro que la creencia en el propio potencial.

La transformación digital tiene que darse ahora de forma acelerada, abrupta, casi violentamente.

Por esta razón, creo que ya varios impresos están condenados a la desaparición. Solo siguen vivos porque sus propietarios tienen bolsillos profundos y necesitan esos medios para la defensa de sus particulares intereses. O siguen publicándose porque no pueden transmitir la idea de la insolvencia, que afectaría otros negocios hermanos.

Lo paradójico es que esos medios no han actuado con diligencia sobre sus versiones digitales. En el mundo las grandes empresas migraron hacia las versiones digitales. Hoy día los grandes diarios (The New York Times, como ejemplo) han migrado hacia lo digital y desde ahí están sus principales ingresos. El NYT tiene casi 9 millones de suscriptores que pagan por sus servicios. Tiene más ingresos por esa vía que por la publicidad impresa o por cualquier otro de los negocios que tiene.

The Wall Street Journal tiene 3 millones de suscriptores The Washington Post tiene 2.7 millones de suscriptores The Guardian tiene 1 millón de suscriptores

Financial Times 1 millón The Economist 995 mil The Telegraph 578 mil Clarin 514 mil Los Angeles Times 500 mil.

La información tiene valor. Es costoso producirla. Ya la publicidad no paga el costo de las informaciones. Hay que buscar medios distintos para cubrir su costo. El lector tiene que volver a pagar por las noticias. Las grandes empresas, con mayoría de lectores del país, tienen que comenzar a aplicar muros de pagos.

Aquí la información sigue siendo gratis y las casas que se anuncian y las agencias publicitarias se acostumbraron a pagar una mínima parte de su valor. Cuando los impresos traten de volcar hacia lo digital sus costos, se darán cuenta de la tragedia en que están metidos.

Locales enormes (sabemos que ya algunos dejarán esos locales), costos operativos inmensos, costos de distribución insostenibles, escasa publicidad, salarios que se negociaron en tiempos de vacas gordas, y que ahora son insostenibles. Eso obliga a una transformación que, lamentablemente, empobrecerá el periodismo en sus contenidos y en su incidencia, pero nos podría llevar a una realidad diferente a la que nos enfrentamos ahora.

Las redes sociales han ganado la batalla aquí y en todo el mundo. Un reciente estudio en el país indica que las personas se informan: 2% de los impresos, 5% por ciento de la radio, 8 % por ciento de los digitales, 19% por ciento de la TV, y 65 % de las redes sociales. El 34% de ellos se informan por WhatsApp.

Las redes se nutren de las noticias que proporcionan los medios tradicionales. Algunos países han comenzado a cobrar a las redes por el uso de los contenidos propios.

Un reciente estudio sobre la estabilidad de los medios audiovisuales en varios países, incluyendo la RD, se estableció que el medio menos estable era la TV abierta (39%), seguido de la TV por cable (48%), de los vídeos Online (95%) y de las redes sociales (99%).

Hago esta descripción porque aquí han sido invitados directores de medios impresos, como Listín, El Caribe, El Nuevo Diario y El Dinero, que a su vez tienen versiones digitales. Hace tiempo que las versiones digitales de cada uno de esos medios pudieron convertirse en su principal centro de actividad periodística y de negocios… Pero lo digital no deja dinero, y hay que insistir en que el papel sobreviva…

Acento, el medio que represento, desde su nacimiento optó por su naturaleza digital y ha rechazado numerosas propuestas de acudir al impreso. Nosotros hemos tratado de sobrevivir con bajos costos, manteniendo la calidad periodística, sosteniendo una agenda propia, y descartando aquellas áreas en las que el país está servido con satisfacción, periodísticamente hablando.

Hemos combinado la televisión por Internet y por cable con nuestra oferta a través de Acento, agregando portales verticales, algunos de los cuales son nuestros, y desarrollando actualizaciones tecnológicas y gráficas que nos permitan competir con la extraordinaria oferta periodística que existe, incluyendo las redes sociales, los influencers, la televisión, la radio, los impresos y las variantes de podcasts que nacen cada día y a las que se agregan con mucha facilidad las jóvenes generaciones.

A lo que estamos enfrentados en los próximos meses y años (no muy lejanos) es a la transformación de la industria de la información en el país. En ese sentido lo que nos falta ver, conocer, entender, son los planes de sobrevivencia que tienen las empresas más antiguas y más impactadas, que tienen cientos de años y que son cincuentenarias en esta actividad.

Debemos apostar por la permanencia y sostenibilidad de los medios de comunicación, por su fortalecimiento y por el juego de su rol en la estabilidad democrática y el desarrollo del debate y de las condiciones de vida de los dominicanos.

Muchas gracias

Fausto Rosario Adames 13 de septiembre 2022