El anuncio no podía ser más sorprendente. Quedó plasmado en la página de internet del Palacio Nacional:
“El presidente Luis Abinader anunció este miércoles que el Gobierno dispondrá de un fondo de más de dos mil millones de pesos, a través del Banco de Desarrollo y Exportaciones (BANDEX), para fortalecer el sector salud privado”.
La explicación que ofreció el presidente de la República es que este aporte “se hará para potenciar las clínicas y centros médicos de tercer nivel, laboratorios, producción farmacéutica nacional y de exportación o proyectos de turismo de salud”.
Los fondos se entregarán, como préstamos, con tasas desde el 6.5% en pesos y 5.5% en dólares, con plazos de hasta 20 años y períodos de gracia especiales.
La disposición de este crédito es un agradecimiento al sector privado en salud por su acompañamiento al gobierno en la protección de la salud de los ciudadanos en medio de la pandemia de Covid-19.
Hemos dicho que se trata de un anuncio sorprendente por lo siguiente: En medio de la pandemia el sector privado de salud, las clínicas, hospitales, consultorios privados, fueron de los más favorecidos por la pandemia, los que mayor crecimiento tuvieron y los que registraron ganancias más altas en muchos años. Fue el Estado el que asumió la gran responsabilidad de financiar la atención, las pruebas y las vacunas. El sector público de salud fue el gran héroe de la pandemia.
Otros sectores que crecieron y registraron grandes ganancias fueron las empresas de telecomunicaciones, las administradoras de riesgos de salud (unas más y otras menos) y las empresas de venta de equipos tecnológicos.
Disponer ahora de 2 mil millones de pesos en créditos blandos para las clínicas es una desproporción que va mucho más allá del reconocimiento del sector privado como socio del Estado en los temas de salud. Los centros médicos privados fueron altamente beneficiarios de las demandas de atención en salud, y el Estado tuvo que alquilar algunos para sostener la atención en condiciones de gratuidad.
La Alianza por el Derecho a la Salud (ADESA) acaba de publicar un informe sobre las condiciones precarias en que desarrollan sus actividades los hospitales públicos del II nivel de atención, que demuestra precisamente dónde están las carencias del sistema de salud y dónde se debe poner la plata para atender urgencias.
Resumimos, otra vez, el documento publicado por ADESA y dado a conocer en los últimos días:
El estudio de ADESA dice que hay 122 hospitales en todo el territorio nacional, que operan con un pronunciado déficit de especialistas en áreas como la cardiología, endocrinología (diabetes) y oncología (cáncer). En 50 hospitales hay 36 cardiólogos, casi todos en el Distrito Nacional, Santiago, Santo Domingo y Monte Plata. El 66 por ciento de los hospitales no tienen especialistas del corazón, pese a que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el país, y estas afecciones afectan a casi un tercio de la población.
Los servicios de oncología están en peor situación. De los hospitales investigados solo 4 tienen a profesionales de esa rama. El 82 por ciento de los hospitales carece de servicios de endocrinología.
Los hospitales promedio tienen una capacidad de 29 camas, y la ocupación es de un 58 por ciento. Atienden por día, cada hospital, 212 personas, lo que significa una subutilización de las instalaciones hospitalarias. Esto desmiente la idea de que hacen falta más hospitales.
El personal de los hospitales d se distribuye de este modo: 40 por ciento área administrativa, 28 por ciento sector médico, 27 por ciento personal de enfermería, y 8 por ciento personal de laboratorios. Del personal de enfermería solo el 30 por ciento tiene título universitario.
La política partidaria también está presente en los servicios de salud. De los 50 hospitales estudiados 48 tienen nuevos directores designados en la presente administración.
El 92 por ciento de los hospitales carece de ambulancia. Quien tiene que ser trasladado a otro centro asistencial debe buscar sus propios medios para hacerlo, sin seguridad ni asistencia.
El 92 por ciento de los consultados entiende que lo principal es la crisis financiera, y en segundo lugar el suministro de equipos y otros insumos, quedando para el tercer lugar la deficiente entrega de medicamentos.
¿Quiénes son las personas que acuden a los hospitales a buscar atención? Eso también resulta relevante: Son pobres y son mujeres. El 73 de los usuarios de los servicios en los hospitales tiene rostro femenino, y acuden a los hospitales por extrema necesidad, porque no pueden acudir a otro lugar. Dos tercio de los que acuden proceden de los estratos sociales de bajos ingresos y son de barrios y campos muy empobrecidos.
Otra cosa, muy importante, que tal vez explica la baja ocupación de las camas disponibles, es que en estos hospitales se registra un deterioro progresivo de la calidad de atención en salud. Ese deterioro es lo que muestra la profunda crisis en que se encuentra el sistema hospitalario dominicano, y también explica lo que explicó Vianco Martínez, periodista, cuando dijo las palabras finales ante el féretro del también periodista Conde Olmos Golibart: que el sistema de salud trató a este ciudadano como si se tratara de un perro.