Esta es la segunda parte del reportaje: “Destino del dolor: explotación sexual infantil en el paraíso del todo incluido” |
Yasmín Rodríguez (pseudónimo, hoy tiene 25 años), conoció a los 16 a su tratante español, que le prometió visado Schengen y un trabajo en un hotel como recepcionista en Madrid, España, mientras estaba de vacaciones en Las Terrenas, Samaná.
“¿Qué sabía yo? Si yo ganaba menos de RD$ 12,000 en un bar en Las Terrenas, yo quería salir adelante y conocía muchas mujeres que se habían ido a trabajar y nunca volvían, hasta para Nueva York se iban y mandaban su dinerito”, reconoció.
Su tratante, el cual omitió su nombre, la llevó a España y los primeros días fueron de “lujo”: visitó los mejores restaurantes, comió platos típicos y envió su primera remesa de 100 euros, “como concepto de que cumpliría su misión de sacar a su familia adelante”.
Después ocurrió “la desgracia”, como contó la joven que hoy estudia contabilidad. “Me dieron droga y me violaron, me quitaron el pasaporte y me encerraron en un bar, tenía que hacer más de 200 euros la noche o me quitaban los pocos alimentos que me daban”, narró.
Arabelis Mejía, consultora independiente sobre Política Migratoria Tráfico y Trata de Personas-Derechos Humanos, detalla que el turismo sexual es visto con el propósito de mantener relaciones sexuales en países diferentes.
El modus operandi de esta actividad está basado en que la persona planea un viaje, consulta cuáles son los mejores bares para encontrar personas dispuestas a mantener relaciones sexuales a cambio de dinero o de algún regalo material.
“Esta práctica, a menudo, afecta al turista, pues los turistas sexuales han sufrido desde robos hasta enfermedades. Algunos practican conductas que no tendrían en su país de origen, como la penetración sin preservativo, que también motivaría a abusar de menores creyendo que es menos probable la transmisión de virus como el VIH”, señaló.
La Misión Internacional de Justicia República Dominicana (IMJ) determinó que el índice de menores de edad que son víctimas de explotación sexual se redujo a un 2.2 %. Dicho de otra forma, un menor sufre una agresión sexual por cada 45 adultos que sufren ese tipo de violencia. Antes era 1 menor de edad por cada 10 personas, lo que evidencia una reducción del 78 % en un lapso de ocho años.
La catedrática advirtió a ACENTO que, en internet, existen blogs sobre experiencias de viajeros con la prostitución, lo que motiva cada vez más al turismo sexual.
Esto sucedió con Juana Méndez, abuela de 67 años y ama de casa en Boca Chica, Santo Domingo. “Mi nieta que vivía conmigo comenzó a salir con un hombre de 43 años. Recuerdo como hoy… Yo nunca lo conocí, pero ella me llegaba con celulares nuevos, ropa y dinero para la comida, sin ella trabajar”, comentó.
Las respuestas a las interrogantes de la señora era que hacía manualidades y maquetas escolares para ganar dinero entre sus compañeros de clases.
Méndez, que gana RD$ 30,000 en promedio trabajando en dos casas, “se dio cuenta” cuando su nieta – de 17 años – llegó con signos de violencia física. “Mi mundo quería caerse, la mamá se fue y el padre nunca apareció… Ella me llegó con moretones y me contó que trabajaba en un bar para italianos y gringos en la playa y le pagaban hasta US$ 100 si le hacía sexo oral o tríos”.
La fémina contó que, a un año del acontecimiento, tuvo que enviar a su nieta a La Vega, a la casa de su tía, y pagarle “con lo poco que gana” cursos técnicos y viajar frecuentemente a acompañarla a terapia de salud mental, gastos que varían entre RD$ 500 y RD$ 2,000, anudando su vulnerabilidad financiera.
“Ella todavía me llama llorando de que me iba a dar mejor vida, que se iba a ir para Italia y me iba a mandar mi dinerito, pero no se pudo”, señaló. De hecho, el Banco Central (BCRD) registró flujos de remesas del 0.7 % o US$ 71.1 millones procedentes de Italia durante el año pasado.
Una práctica que vulnera a los adolescentes, en manos de la justicia
La trata de personas moviliza US$ 150,000 millones cada año, siendo el tercer delito más lucrativo detrás del tráfico de drogas y de armas. Es un flagelo que afecta a nivel global y no conoce de fronteras.
Desde mayo del 2017 hasta 2019 se registraron 139 casos de explotación sexual, tráfico ilícito de migrantes, pornografía infantil y trata de personas. La Procuraduría General de la República (PGR) reportó 381 víctimas rescatadas, de las cuales 88 fueron menores de edad, es decir, el 23 %. En tanto, 368 fueron mujeres y 13 hombres.
El Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) indicó a ACENTO que en los hogares de paso de la institución gubernamental recibieron 12 niños, niñas y adolescentes por trata y tráfico, y cinco menores de edad por explotación sexual comercial durante el año pasado.
Aclaró que los operativos que se llevan a cabo para identificar a víctimas de trata, explotación sexual comercial en zonas turísticas o tráfico se realizan de manera encubierta y se notifican “si existe la posibilidad de que haya menores de edad presentes”.
En caso de que se lleve a cabo un rescate, el Ministerio Público o la Procuraduría especializada de Niños, Niñas y Adolescentes contacta a Conani para determinar si es necesario brindar protección.
“No siempre se requiere la protección de Conani, ya que en algunos casos puede haber familiares dispuestos a asumir la responsabilidad del menor. Por ejemplo, si la madre es quien ha puesto al niño o niña en una situación de riesgo, se puede contactar al padre o a la familia paterna para entregarle al menor o viceversa”, explicó el órgano rector.
Además, se realizaron 139 casos judicializados, de los cuales se logró 33 sentencias condenatorias y 12 lugares cerrados. Ante esto, la entidad manifestó que se “pueden hacer” trabajos sociales e investigaciones, pero la decisión final corresponde a la fiscalía y el tribunal.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, en su informe “República Dominicana sobre trata de personas y tráfico ilícito de migrantes”, identificó 76 víctimas de trata, de las cuales 32 mujeres y 44 menores de edad por trata sexual, trabajo forzado, mendicidad y adopción irregular. Además, 68 personas fueron identificadas como víctimas de tráfico sexual, de las cuales 34 fueron niñas, 2 niños y 32 mujeres.
Fátima Peña, sobreviviente que trabajó desde los 16 hasta los 19 en bares y hoteles de manera obligatoria en la práctica de servicios del sexo, nunca asimiló que estaba siendo tratada por proxenetas.
“Para mí era algo normal… Ellos me trancaron sin acceso a mis documentos, pero para mí eso no era trata de persona y comercialización sexual… Pero pasé fuertes cosas para salir o mejor dicho tratar de sanar mi situación que solo buscaba llevar el alimento económico a mi bebé”, confesó.
Era un embarazo en adolescentes, que, de acuerdo con estadísticas de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) entre 2022 y 2023 hubo una disminución de 9.4 % en los embarazos adolescentes, al pasar de 25,489 a 23,070. En términos absolutos significa que 2,419 menores de edad dejaron de tener hijos.
“Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo contribuimos a que la niñez y la adolescencia en condición de vulnerabilidad ejerza su derecho a la identidad, a vivir en familias y a estar protegidos contra la violencia, el abuso sexual y la explotación en todos los entornos”, señaló la especialista de Protección de la organización, Fabiana Gorenstein.
Este reportaje denominado “Destino del dolor: explotación sexual infantil en el paraíso del todo incluido” consta de cuatro partes. Fue realizado en colaboración con la periodista de Justicia, Mery Ann Escolástico. |