La incertidumbre se cierne sobre el sector bancario con la inminente reforma fiscal del 2024. Los bancos y sus clientes se enfrentan a una nueva realidad marcada por una carga impositiva cada vez más pesada.

Si bien es comprensible la necesidad de recaudar ingresos para financiar el gasto público, es fundamental encontrar un equilibrio que no ahogue al sector bancario ni sobrecargue a los clientes. Una política fiscal equitativa debe considerar el impacto en la estabilidad financiera y el crecimiento económico a largo plazo. Es necesario garantizar que las medidas fiscales promuevan la inversión, la innovación y la inclusión financiera, en lugar de desincentivarlas.

Los bancos, pilares fundamentales de la estabilidad económica y financiera, se encuentran bajo una presión creciente debido a los cambios en la política fiscal cada vez que se necesitan aumentar los ingresos tributarios. La imposición de nuevos impuestos y la revisión de los existentes puede amenazar con reducir sus márgenes de beneficio y limitar su capacidad para ofrecer servicios financieros competitivos, lo que podría afectar la viabilidad de algunas entidades de intermediación financiera.

Es importante destacar, que las entidades bancarias pagan al fisco un 25% de cada peso que ganan, vía impuesto sobre la renta, pero también las de mayor tamaño son las que han asumido pagar por adelantado impuesto sobre la renta para cubrir los eventuales déficits en los ingresos que han tenido los diferentes gobiernos.

Por otro lado, los clientes bancarios también enfrentan desafíos significativos. El aumento de los impuestos puede traducirse en mayores costos para los servicios bancarios, como cuentas corrientes, uso de tarjetas de débitos como medios de pagos, préstamos y potencialmente hasta el uso de las tarjetas de créditos podrían ser gravadas.

Esto afecta especialmente a aquellos con ingresos limitados, que podrían ver comprometida su capacidad para acceder a servicios financieros básicos. Además, las empresas, como motor de la economía, podrían enfrentarse a mayores costos financieros, lo que podría impactar en su capacidad para invertir y crear empleo.

Los clientes bancarios ya pagan de impuesto el 10% de cada peso generado por los pocos intereses que generan sus inversiones y depósitos bancarios, y a esto se suma que, por cada transacción de pago realizada desde su cuenta de ahorro, vía cheque, transferencia electrónica, tarjeta de débito deben pagar el 0.15%, de cada mil pesos, es decir RD$1.50.

Igualmente las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas ya cargan con innumerables impuestos, desde el pago del 25% de Impuesto sobre la renta, retención del 1% a los intereses de las inversiones y depósitos bancarios, el pago de anticipo por las ventas del año anterior, retención impositiva a través de los agentes de retención cuando realizan ventas a través de los medios de pagos tarjetas de créditos y débitos lo que afecta  la viabilidad y sostenibilidad de éstas, y con nuevos y aumentos de las tasas de los impuestos existentes conllevará a que muchas pasen a la informalidad, y desincentivarían a las que están informarles a formalizarse.

Además de la carga impositiva, los bancos también enfrentan un entorno regulatorio cada vez más exigente. Es fundamental que la regulación financiera sea transparente y proporcional, evitando crear barreras innecesarias para la operación de las entidades de intermediación financiera. La colaboración entre el sector público y privado es esencial para diseñar políticas que fomenten la estabilidad y la competitividad del sistema financiero.

En ese sentido, el sector bancario y sus clientes no pueden seguir cargando las ineficiencias en materia de ingresos fiscales, máxime cuando solo se necesita revisar las exenciones fiscales de sectores que pagan nada o muy pocos impuestos al fisco dominicano, mejorar la calidad del gasto y el tamaño del gobierno y mejorar la eficiencia operativa a través de la facturación electrónica para evitar la evasión del pago del itbis de muchos comercios y empresas que están en la formalidad y también hay que incentivar con un impuesto único y modesto a las que están informales para que empiecen a aportar al fisco.

Es necesario que los nuevos impuestos sean progresivos, es decir tasas impositivas que aumentan a medida que aumenta el nivel de ingresos del contribuyente. Este enfoque busca distribuir la carga fiscal de manera más equitativa, poniendo una proporción mayor de impuestos sobre aquellos que tienen mayores recursos económicos.

La reforma fiscal del 2024 plantea desafíos significativos tanto para los bancos como para sus clientes. Es imperativo que las autoridades fiscales consideren el impacto de sus decisiones en la viabilidad y el acceso a los servicios financieros. Solo mediante un enfoque equilibrado y colaborativo se podrá promover un sistema bancario sólido y accesible para todos, sentando las bases para un crecimiento económico sostenible.

La columna “La Banca Dominicana por Dentro”, es desarrollada por Jesús Geraldo Martínez, en el interés de aportar al fortalecimiento del Sistema Financiero Dominicano desde una perspectiva analítica y práctica orientada a la formación de conocimientos y divulgación de informaciones exclusivas de dicho sector. Para contactar con el autor. Email jgmartinez20@icloud.com, o seguir a @Jesusgeraldomartinez en Instagram.