El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MMARN) agota los pasos jurídicos y técnicos para iniciar el proceso de restauración del área de mangle rojo degradada dentro del humedal Estillero, en Las Terrenas, Samaná.
El viceministro de Costeros y Marinos, José Ramón Reyes López, explicó que el MMARN está abierto a coordinar con académicos y ambientalistas de Samaná y que quieran participar en las labores de restauración del humedal afectado.
“Aunque los resultados de los análisis realizados en el laboratorio de la Dirección General de Aduanas a las muestras tomadas por nuestros técnicos no arrojaron la presencia de un herbicida, la investigación sigue abierta y esta semana esperamos contar con el apoyo de la Procuraduría Especializada para la Protección del Medio Ambiente y los Recursos Naturales (Proedemaren)”, dijo Reyes López.
“Agotada la etapa de la investigación, el Viceministerio de Costeros y Marinos empezará las labores de restauración del área afectada”, añadió el viceministro al informar sobre los resultados preliminares de la investigación en curso.
Explicó que biólogos y técnicos del MMARN continuarán con la evaluación del humedal Estillero y de los posibles drenajes, canalizaciones, y rellenos que pudieran influir en modificar el flujo e intercambio de aguas superficiales y costeras que estén afectando sus condiciones. Además, profundizarán en la evaluación de las condiciones del mangle rojo para poder detectar las posibles presencias de plagas, hongos, u otras causas que pudieran estar afectando al humedal.
Sin embargo, en la evaluación realizada se identificó que el rojo fue el único afectado. “Esta especie es tolerable a salinidad, y se desarrolla en zonas de intercambio de aguas costeras y superficiales.
Aproximadamente un porcentaje no mayor a un 5% de los propágulos de mangle se observaron afectados, lo que se asocia a un nivel de resiliencia a través de las plántulas y un franco proceso de sustitución forzada de plantas nuevas por viejas”, indica.
Recuerda que los humedales requieren flujo de agua constante para mantener la calidad de su ecosistema y de los nutrientes que garanticen su supervivencia. “Los resultados de esta primera evaluación presentan elementos vinculados a cortes prolongados de agua marina fresca procedente del litoral y cortes en los flujos de agua dulce que pudieron desencadenar en un estrés hídrico”, indica el informe preliminar.