El incremento de especies exóticas invasoras y la sobreexplotación de recursos naturales se encuentran entre los principales problemas para la para la biodiversidad a nivel global.
Aunque estos temas se abordan a partir de una perspectiva ecológica, también impactan en la economía y en la organización social.
El representante de Latinoamérica y el Caribe del Comité de Fauna de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre), Daniel Ramadori, asegura que estos seres vivos pueden provocar serios problemas a una sociedad.
"Las especies exóticas invasoras pueden afectar la salud de la población humana, pueden producir importantes pérdidas en la economía de un país y la pérdida o degradación de valores histórico-culturales", destaca el especialista.
Es difícil determinar cuántos ingresos se dejan de percibir anualmente a causa de las criaturas exóticas invasivas en todo el mundo, sin embargo, por la cantidad de referentes que hay, se puede inferir que se trata de una cifra cuantiosa.
Los costos para el control y manejo de las especies exóticas invasoras, de acuerdo a un informe del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la República Dominicana son de aproximadamente USD $290,000,000.00 por año.
Los procesos de control o erradicación para estos organismos representan gastos significativos para las naciones del mundo, debido a que estos animales se caracterizan por su amplia capacidad de reproducción y adaptabilidad.
Ramadori explica que "la magnitud de estas consecuencias o impacto va a depender de muchos factores, tales como, la biología de la especie invasora y de las características del sistema o ambiente invadido".
Un ejemplo de los daños que producen estos seres vivos son el deterioro de las construcciones, ya que las plantas invasoras germinan y deterioran las paredes de miles de edificios públicos y eso se provoca que se tenga que destinar grandes inversiones para intervenir estos espacios.
Las aves invasoras también corroen las estructuras con sus excrementos y restan valor a los inmuebles urbanos al utilizarlos como lugares de anidamiento.
Los ratones, que son una especie invasora que ha prosperado en la mayoría de países del mundo, puede significar elevados costos por su impacto directo sobre los cultivos, las infraestructuras y las redes eléctricas.
En el sector agropecuario, estos seres vivos degradan los terrenos y afectan la producción de los cultivos, exponiendo a los empresarios al incumplimiento de compromisos comerciales.
Otros problemas en este rubro, que se ve especialmente impactado por esta incidencia, son la inversión que representa combatir las invasiones de plagas y los riesgos de perder la competitividad.
Impacto sociocultural de las especies exóticas invasoras
Las especies exóticas invasoras tienen un impacto social importante porque, además de incidir en las edificaciones urbanas y en las actividades productivas, pueden generar problemas de salud y son vectores de enfermedades.
Dentro de los miles de animales que entran en esta categoría se puede mencionar el ejemplo de las palomas que provocan patologías como la salmonelosis y la trichomoniasis.
A nivel nacional, se ha demostrado que estos organismos perjudican la identidad tradicional mediante cambios en la composición de los ecosistemas.
El anteriormente referido estudio del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales indica que “se han verificado cambios en la composición de sistemas acuáticos por la presencia de plantas invasoras, como el caso de la lila de agua (Eichornia crassipes), especie catalogada dentro de las cien peores invasoras del mundo, que interfiere en la navegación. Además, se puede citar el caso del limo (Hydrilla verticillata) y (Salvinia molesta), que ocupan las aguas interiores de lagos y lagunas de agua dulce y pueden cambiar el estilo de vida de comunidades pesqueras. Las especies invasoras pueden impactar negativamente los recursos que representan la herencia cultural de las comunidades de las islas”.
Implicaciones económicas y sociales de la sobreexplotación de recursos naturales
La sobreexplotación de recursos naturales también supone pérdidas en términos socioeconómicos, de acuerdo a los principales organismos internacionales de preservación medioambiental.
Algunos de los ejemplos actuales más frecuentes de la sobreexplotación son la tala indiscriminada de árboles, la pesca excesiva, la extracción minera y de combustibles fósiles a gran escala y la sobreexplotación de especies.
En 2004 el Banco Mundial informó que los gastos anuales de los desastres meteorológicos del mundo ascendieron a unos EUR $40,000,000,000.00 con un alto porcentaje de pérdidas en infraestructura.
Esta misma entidad ha revelado, en varias ocasiones, que la mayor parte del PIB mundial se genera en sectores que dependen en gran medida o moderadamente de los servicios de los ecosistemas, como la polinización, la filtración de agua y las materias primas.
Desde 1970 el planeta ha sufrido drásticas transformaciones producto del auge del comercio, el consumo a nivel global, el aumento de la población humana y una expansión urbanística acelerada, según el último informe de Planeta Vivo (2020) del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
"La biodiversidad desempeña un papel crucial para el aprovisionamiento de comida, fibra, agua, energía, medicinas y otras materias primas, por lo que resulta clave para la regulación de nuestro clima, calidad del agua, contaminación, servicios de polinización, control de inundaciones y de grandes mareas. Además, la naturaleza está presente en todos los aspectos relacionados con la salud humana y contribuye a la misma con servicios no materiales, como el aprendizaje y la inspiración, la formación de experiencias físicas y psicológicas y la conformación de nuestras identidades, elementos esenciales para la calidad de vida y la integridad cultural", indica el texto.
Entre las principales consecuencias de la sobreutilización ambiental se distinguen la pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo, la aceleración del cambio climático, la reducción en la calidad de vida en el futuro y la escasez.
Los resultados anteriormente mencionados pueden traducirse en incrementos en los precios de alimentos, en contaminación ambiental o crisis en los suministros de materia prima y alimentos.
Necesidad de una economía más sostenible
Establecer mecanismos que puedan generar un balance entre las actividades económicas y la conservación del medio ambiente, es una de las discusiones internacionales de mayor auge en la actualidad.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó en 2020 un libro titulado: La tragedia ambiental de América Latina y el Caribe que explica la importancia de tener mayores niveles de desarrollo económico y social desde una mirada más sostenible.
“Como solución permanente, la región debería enfocarse en un cambio paradigmático orientado a una nueva civilización, con mejor calidad de vida y con una preocupación relevante por la sostenibilidad ambiental, un estilo que permita proyectarse positivamente hacia las generaciones venideras”, reza el texto.
En este contexto en el que se prioriza la innovación desde una perspectiva eco amigable, surge el concepto de la Economía Circular, que se define como un modelo de negocio que se basa en el reciclaje, la reutilización y el aprovechamiento de los recursos naturales.
Entre las recomendaciones internacionales que se utilizan para alcanzar mayores niveles de desarrollo sostenible se encuentran una redistribución espacial de las tierras de cultivo, una gestión mejorada del agua y los nutrientes y la reducción del desperdicio de alimentos.
Con los niveles de daño medioambiental, la incidencia de especies exóticas invasoras, sobreexplotación de recursos y otros problemas ecológicos, el bienestar o el desarrollo debe ir acompañado de planes nacionales de desarrollo sostenible que permitan un equilibrio entre las necesidades del mercado y la preservación de la naturaleza.