Una infraestructura de transporte sólida es clave para el desarrollo económico y social de cualquier país. Un sistema de tráfico eficiente impulsa las operaciones comerciales, reduce costos logísticos y aumenta la productividad, permitiendo que personas y bienes se desplacen de forma rápida y segura. Además, una buena infraestructura mejora la calidad de vida de los ciudadanos y fomenta la inversión, facilita el turismo y disminuye el impacto ambiental del transporte. Para la República Dominicana, abordar los problemas de tráfico es crucial para su crecimiento y bienestar. Examinar modelos internacionales, como el de los Países Bajos, puede ofrecer una guía para construir un sistema de tráfico más seguro y eficiente.
El tráfico en la República Dominicana presenta tanto aspectos positivos como negativos, reflejando los desafíos y limitaciones en infraestructura, legislación y cumplimiento de las normas. Aunque se han hecho esfuerzos por mejorar el transporte, persisten problemas significativos.
Una de las mayores preocupaciones es la alta tasa de accidentes y muertes en las carreteras, una de las más elevadas del mundo. Según Intrant, de cada cien mil personal mueren 28 anualmente en el tráfico y se lesionan unas 1,200. La mayoría son motociclistas (67%) y peatones (17%). Factores como la conducción imprudente, el exceso de velocidad y la falta de respeto a las leyes de tránsito agravan la situación, con repercusiones tanto sociales como económicas, ya que el sistema de salud asume una carga significativa debido a los accidentes.
La congestión vehicular es otro problema crítico, especialmente en ciudades como Santo Domingo. Los largos desplazamientos diarios generan una gran pérdida de productividad y aumentan la contaminación. Para muchos ciudadanos, esta congestión reduce su calidad de vida, ya que pasan horas en el tráfico en lugar de dedicar tiempo a otras actividades.
La flota de vehículos en el país es en gran medida obsoleta, lo cual agrava la contaminación y reduce la seguridad en las vías. No existen inspecciones técnicas vehiculares periódicas para los vehículos. Según el DGII, 43% del parque vehicular de casi 6.1 millones vehículos tiene más que 20 años. Además, el transporte público es limitado y poco confiable, lo que hace que muchas personas dependan de vehículos privados o servicios informales de transporte, los cuales operan a menudo sin regulación, incrementando así los problemas de tráfico y las preocupaciones de seguridad.
Si bien existen leyes de tráfico, su aplicación es un desafío. Muchos conductores ignoran límites de velocidad, no usan cinturones de seguridad o usan el celular. En caso de los motoristas la situación es aún peor: muchos conducen sin casco, sin seguro, no paran al semáforo, suben por los elevados y pasan por los túneles, llevan demasiadas personas o no dan paso a otros usuarios. Falta la aplicación de sanciones de forma consistente que fomenta una cultura de incumplimiento entre los conductores.
Los Países Bajos son reconocidos mundialmente por su sistema de transporte seguro y eficiente. Su enfoque y prácticas de gestión pueden ofrecer ideas valiosas para mejorar el tráfico en la República Dominicana.
Los Países Bajos invierten en infraestructura vial diseñada para la seguridad y eficiencia, con carreteras claramente señalizadas y carriles exclusivos para bicicletas y peatones. Implementar diseños similares, como carriles exclusivos para autobuses y vehículos de emergencia en la República Dominicana, podría ayudar a reducir la congestión y mejorar la seguridad.
El transporte público en los Países Bajos está bien desarrollado, con redes de autobuses, tranvías y trenes que operan de forma puntual y alcanzan tanto zonas urbanas como rurales. Desarrollar un sistema de transporte público más estructurado y confiable en las principales ciudades de la República Dominicana podría reducir la dependencia en vehículos privados, disminuyendo así la congestión y el impacto ambiental.
En los Países Bajos, la ley de tráfico se aplica de forma estricta mediante cámaras que vigilan el exceso de velocidad, el uso del celular dentro del carro, pasar el semáforo en rojo y otras infracciones. Las multas son elevadas para quienes infringen las reglas. Implementar una aplicación más rigurosa de las leyes de tránsito en la República Dominicana, usando tecnología como cámaras, podría ayudar a establecer una cultura de cumplimiento de normas de tránsito.
Finalmente, en los Países Bajos se llevan a cabo campañas de concienciación pública para educar sobre la seguridad vial y el respeto a las normas. Campañas similares en la República Dominicana, enfocadas en los peligros de conducir a alta velocidad o bajo la influencia del alcohol, podrían ayudar a reducir los accidentes y promover una conducción más segura.
En conclusión, la República Dominicana enfrenta retos importantes en su sistema de tráfico, desde altas tasas de accidentes y congestión hasta un transporte público insuficiente y una falta de aplicación de las leyes. Sin embargo, adoptando las mejores prácticas de países como los Países Bajos, el país podría lograr mejoras significativas. Invertir en infraestructura, aplicar rigurosamente las leyes de tránsito usando más tecnología y menos personas, fomentar el uso del transporte público y realizar campañas de concienciación son pasos cruciales hacia un sistema de tráfico seguro y eficiente. Al implementar un enfoque más estructurado, la República Dominicana podría avanzar hacia un sistema que mejore la seguridad y reduzca el impacto ambiental, apoyando al crecimiento económico y mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos.