Una joven de 31 años y oriunda de Pedernales, una de las provincias de mayor tasa de pobreza al sur de República Dominicana, cuenta que hace un año pudo viajar desde la capital dominicana a La Habana (Cuba), sin hacer escala en Miami (Estados Unidos) o en Panamá. Le costó RD$ 18,000, unos US$ 300.

Unos años atrás, líneas aéreas internacionales ofertaban vuelos que en esta ruta requerían pagos superiores a RD$ 45,000.

El precio elevado del billete para el bolsillo de los locales, la limitada oferta de la frecuencia y la dificultad de tener que hacer una escala aérea hacían que una gran parte de los viajeros optara por conocer su país natal o visitar naciones que demandaban otros gastos de bolsillos, como el costo al proceso migratorio.

Hoy es mucho más simple viajar a las naciones de América Latina y el Caribe. En el país, la consolidación de un mercado nacional aeronáutico que conecta el Caribe y el surgimiento de vuelos low cost directos hacia América del Sur y Centroamérica han dado un vuelco al mercado aéreo nacional.

Este cambio se profundiza y permite una democratización de los vuelos, aquellos que trazan el camino hacia la competitividad.

En la última década, los avances del sector aéreo, sobre todo de la mano de compañías nacionales, han sido pilares fundamentales para el incremento de turistas no residentes que buscan conocer República Dominicana y, a la vez, ser un destino impulsor de visitantes en otras latitudes de la mano de vuelos intrarregionales.

El titular de la Junta de Aviación Civil (JAC), José Marte Piantini, afirmó que la aviación civil nacional se ha fortalecido en los últimos años debido a que República Dominicana cuenta con un marco regulatorio que facilita la inversión, la apertura de nuevas empresas y la competitividad.

Citó que entre 2020 y 2024 se han contabilizado 438,836 operaciones aéreas de entrada y salida a cargo de 160 líneas aéreas con 289 rutas, “que se traduce a una mayor competitividad y frecuencia hacia distintos destinos, lo que permitirá establecer una conectividad aérea de nuestro país con el resto de la región y promover el desarrollo integral”.

Desde 2017 hasta junio del 2024, el 55.6 % de las operaciones se realizaron bajo la modalidad de vuelos regulares; es decir, 685,000. A este les siguieron 32.3 % (398,007) privado, 9.27 % (114,144) chárter y 2.82 % (34,788) domésticos, de acuerdo con el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC).

La tierra estratégica ubicada entre Puerto Rico y Haití cuenta con conexiones con 116 países a través de ocho aeropuertos internacionales como Las Américas, La Romana, El Catey, Barahona, Cibao, Puerto Plata, Punta Cana y La Isabela, que vieron caminar a 4,474,981 turistas solo entre enero-junio del 2024.

Volatilidad en los costos de los combustibles y altas tasas impositivas desafían los viajes; el cambio climático pone el ojo en el sector

República Dominicana goza de ubicación estratégica por su cercanía con Estados Unidos, su naturaleza de ser una isla la hace depender de la importación de bienes y servicios, lo que influye en que se tenga que destinar mayores recursos para la carga de productos, y la movilización de pasajeros nacionales e internacionales.

“Debemos abordar estas deficiencias, como la falta de rutas que conecten adecuadamente a los diferentes destinos del área, de consecuente existencia de múltiples conexiones para destinos de corta distancia y también que arrastra los altos costos en los boletos aéreos reconociendo el gran potencial del cual el sector es capaz”, sostuvo la vicepresidenta de República Dominicana, Raquel Peña.

Ante esto, Roberto Sabonge, secretario general de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), indicó que la conectividad aérea intrarregional es “deficiente, afectando el desarrollo y crecimiento socioeconómico”, por lo que es clave trabajar en establecer conexiones y frecuencias adecuadas mediante una visión regional.

“Para resolver el problema -apuntó- debemos adoptar un enfoque sistémico e integrado, pero debemos comprender que no podemos depender exclusivamente de soluciones bilaterales, sino que deben participar activamente en esfuerzos para garantizar un ecosistema sostenible de transporte que beneficie a todos los sectores”.

Efectos del cambio climático

El sector aeronáutico no está exento de los efectos del cambio climático. El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Pável Isa Contreras, afirmó que República Dominicana, por eventos asociados al cambio climático, pierde anualmente un 0.7 % del PIB.

El Banco Mundial es aún más específico: el 16.7 % del PIB se vería comprometido por los impactos del cambio climático para la década de 2050. De esta cifra, el 80 % de la pérdida será entre la disminución de la productividad, el incremento de las tormentas tropicales y la reducción de la demanda turística.

De hecho, la aviación comercial representa aproximadamente el 2 % y 3 % de las emisiones globales de dióxido de carbono, un porcentaje que, aunque parece pequeño, tiene impacto debido a la alta altitud a la que vuelan los aviones.

Ante esto, el ejecutivo del AEC aseguró que existe una responsabilidad colectiva con el cuidado del planeta Tierra y el compromiso de los actores partícipes en hacer del transporte aéreo más sustentable y limpio.

Pero, reconoció que lograr una mayor sostenibilidad en el transporte aéreo es un reto complejo porque requiere de demanda de energía y combustible.

Agregó que las naciones deben buscar estrategias para reducir las emisiones mediante la transformación de combustibles fósiles a renovables, invertir en materiales innovadores en tecnología y explorar enfoques innovadores sobre una estrategia que permita reducir el impacto negativo.

En el caso de Quisqueya, el Aeropuerto Internacional de Punta Cana obtuvo la acreditación Airport Carbon Accreditation (ACA) nivel 2 por reducir 40.8 % su huella de carbono en sus emisiones por pasajeros, mediante la certificación ISO (9001,14001 y 14064-1).

En el caso del Cibao, con la instalación de la planta fotovoltaica, con una inversión de RD$ 300 millones, ya se obtuvo la certificación ISO14064-1: 2018 relativa al inventario de sus menores emisiones de gases de efecto invernadero.

“Los vuelos son primordiales por el tamaño de nuestro país y la distancia que tenemos con otras naciones debido a que somos una isla, específicamente con los vuelos de larga distancia para atraer más extranjeros no residentes, siendo un desafío para la industria aeronáutica comercial”, explicó el presidente de la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores), David Libre.

El ejecutivo reconoció que, debido a la importación de petróleo y los altos costos de combustibles, la nación se enfrenta a “tener boletos más encarecidos aunados a la parte impositiva”.

Ante esta problemática, y de acuerdo con el Banco Mundial (BM), se debe fomentar la cooperación en la reducción de las tasas de los boletos aéreos dentro de la región, incluyendo a Panamá, Belice y República Dominicana.

En el país se contemplan 11 impuestos y tasas aeroportuarias que influyen en el costo de un boleto, de acuerdo con las legislaciones impositivas que gravan el transporte aéreo, además de la tarjeta turística de US$ 10 a los no residentes, lo que eleva el costo de un ticket.

Un paso hacia la diversificación del mercado aéreo

El éxito del turismo dominicano se debe a la contratación directa a vuelos, ya que depende del turismo internacional para crecer, aportar al producto interno bruto (PIB), generar divisas y captar inversiones extranjeras.

Cuando los viajeros transitan la carretera que los lleva al Aeropuerto Internacional Las Américas José Francisco Peña Gómez visualizarán el cementerio de los aviones que inauguró el sector aeronáutico dominicano en el siglo pasado.

Las viejas aeronaves datan de empresas nacionales como Dominicana de Aviación (1944), que fueron las alas del desarrollo para conectar Santo Domingo con la diáspora residente en Nueva York ( Estados Unidos), y generan el interés de empresarios que apuestan por el sector turístico.

Los gigantes metálicos están hechos para surcar los cielos y República Dominicana está consciente de esto, debido a que el fracaso de algunas líneas nacionales no ha tumbado el ánimo de las existentes.

Desde la década de 90, la aviación experimentó una evolución con el surgimiento de diversas empresas. Air Century y Helidosa Aviation Group, fundadas en 1992, comenzaron con vuelos chárter y corporativos, estableciendo el camino hacia un mercado pujante.

A lo largo de los años, Sky Cana, fundada en 2012, obtuvo su certificación como transportista aéreo en 2017. En 2019, Dominican Wings se renombró como Flycana y en 2021 se rebrandeó como Arajet, estableciendo su base en el Aeropuerto Internacional Las Américas.

Omar Chahín, director de la Asociación Dominicana de Líneas Aéreas (ADLA), afirmó que tener un desarrollo turístico en constante crecimiento ha ayudado a impulsar el mercado de las líneas aéreas dominicanas.

“Creo que el futuro que se ve es muy provisorio con las líneas aéreas nacionales si seguimos por el camino del desarrollo turístico y también porque se están democratizando los vuelos, ya que el turista tiene opciones y alternativas al momento de elegir su transporte”, explicó.

En 2019, estas aerolíneas movilizaron 108,357 turistas que entraron y salieron de la tierra quisqueyana a cargo de siete aerolíneas dominicanas, para un crecimiento del 127.9 % frente al 2022, cuando la cifra alcanzó 247,048, de acuerdo con datos de la Junta de Aviación Civil (JAC). En 2023, el monto se situó en 692,041, lo que indica 444,993 extranjeros más.

La vicepresidenta dominicana sostuvo que es clave el diálogo entre autoridades gubernamentales y empresarios de la región para compartir ideas de políticas públicas y técnicas sobre cómo llevar el sector aéreo caribeño a una nueva era.

“Nuestra región cuenta con vínculos históricos culturales muy sólidos, por lo cual nosotros podemos hablar de una identidad caribeña desde hace muchas décadas de estancias geográficas que separan nuestros territorios, sin embargo, no hemos logrado aprovechar lo que es la tecnología de la aviación para crear esas redes de comunicación e interconexión de nuestros pueblos”, explicó.

Pero para Chahín, la apertura de fronteras intrarregionales impactará en el incremento de pasajeros, ingresos y derrama económica.

Un destino que conecta la región

En 2010, Quisqueya recibió 4,124,543 turistas no residentes vía aérea que generaron RD$ 3,428.2 millones por impuesto a la salida y RD$ 3,631.9 millones por los US$10 de la tarjeta de turismo. Entre 2011 y 2012, la cifra pasó de 4,306,431 a 4,562,606, para una variación de 5.9 %. Al comparar, el 2014 (5,141,377) respecto el 2013 (4,689,770), para un incremento de 451,607 pasajeros.

República Dominicana se fijó la meta en 2012 en el Gobierno de Danilo Medina de recibir 10 millones de turistas en la próxima década, “un extranjero por cada dominicano”,  debido al crecimiento sostenible de la industria turística. Para ese año, de acuerdo con el Banco Central dominicano (BCRD), se consolidaron ingresos de RD$ 3,631.9 millones por el cobro de la tarjeta de turismo.

En los siguientes años, el flujo de pasajeros varió un 8.1 %, al pasar de 5,959,347 en 2016 a 6,446,036 en 2019, según datos del BCRD. En 2020, debido a la pandemia del COVID-19, la cifra se situó en 2,405,315, similar a los 2,978,024 a los turistas no residentes del 2000.

En 2021, año catalogado como recuperación económica, el país recibió 4,994,313 no residentes, pero es en 2022 que la industria de viajes nacional vuelve a la senda del crecimiento promedio del 5 %, al situarse en 7,163,414. Conforme datos del BCRD, en 2023, los extranjeros no residentes con 8,058,671, un 12.4 % más que el año anterior.

No obstante, en marzo del 2023, el ministro de Turismo, David Collado, replanteó la meta de la llegada de extranjeros, al cambiar de 10 millones de turistas a 10 millones de visitantes, debido a la proyección consolidada de los cruceristas y los turistas vía aérea: al cerrar 10,306,517.

El ATLA proyecta que el mercado del transporte aéreo en República Dominicana crecerá un 98 % en los próximos 20 años. Esto daría lugar a 6.3 millones de viajes adicionales de pasajeros para 2037. Si se cumple, este aumento de la demanda apoyaría aproximadamente US$ 17,900 millones del producto interno bruto (PIB) y 513,710 puestos de trabajo.

Antonio Yapor, de la Asociación Nacional de Líneas Aéreas, proclamó que existen expectativas en torno al establecimiento de nuevas conexiones directas con naciones de América Latina. “Tenemos muchas expectativas, sobre todo las aerolíneas nacionales que tenemos y que van a seguir surgiendo por la apertura que tiene en la Junta de Aviación Civil de promover la creación de nuevas líneas nacionales para que República Dominicana sea un hub para la región de América Latina y el Caribe”.

Héctor Porcella, director del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), comentó que República Dominicana ha carecido de una oferta competitiva de servicios aéreos para atender la demanda del flujo turístico y que al mismo tiempo presione a una reducción en los precios de los pasajes aéreos. La presencia de estos extranjeros no residentes genera lucrativos ingresos a las arcas estatales. Solo por la tarjeta de turismo, el Estado ha recibido RD$ 36,751.2 millones durante el período 2010 y 2023.

Los empleos y el gasto generados por las aerolíneas y su cadena de suministro, los flujos de comercio, turismo e inversión resultantes de los usuarios de las aerolíneas que operan en el país, y las conexiones hacen posible estos flujos. ATLA señaló que este sector genera un impacto directo de 11,000 empleos por un valor de US$ 359 millones.

“República Dominicana cuenta con 71 instrumentos bilaterales de servicios aéreos dejando en evidencia nuestro firme compromiso con la apertura hacia la integración no solo a nivel internacional de integración, sino con el resto afianzarnos a relaciones aeronáuticas en el gran cariño, sin duda ha tenido gran influencia y paz en estos logros”, indicó José Marte Piantini, titular de la JAC.

Las entidades del Ministerio de Relaciones Exteriores, Junta de Aviación Civil y la Asociación de Estados del Caribe concordaron que la conectividad aérea juega un papel trascendental en el desarrollo de las relaciones comerciales y de integración de los países de la región, resaltando el desarrollo de la actividad económica generada por el avance en las rutas aéreas, que a su vez se traducen en un mayor flujo de pasajeros y carga, fomento de empleos y la rentabilidad de sectores claves como el turismo, el comercio y los negocios.

“Considera que el transporte aéreo, de pasajeros y de carga, forma parte del engranaje dinamizador de la competitividad de los Estados, lo que proporciona un ecosistema regional con vocación de ser atractivo, tanto para sus ciudadanos como extranjeros”, explicaron.

A nivel internacional, el tráfico mundial de pasajeros en 2023 se situó en 8,700 millones de viajeros, de los cuales los aeropuertos de la región movilizaron 732,400 millones de pasajeros, lo que representa el 8.4 % del tráfico, de acuerdo con América Latina Aeronoticias. Entre enero y mayo del 2024 se movilizaron 197,272,632 de viajeros, un 8 % más en comparación con el período del 2023, que movilizó 183,132,978 lo que puede significar que más persona cada vez hacen mayor uso de este medio de transporte para turismo, ocio, negocios o salud.

En mayo de 2024, el tráfico de pasajeros desde, hacia y dentro de Latinoamérica y el Caribe aumentó 5.3 %, al alcanzar 38.1 millones de pasajeros, que representan 1.9 millones de viajeros adicionales en comparación con mayo de 2023, de acuerdo con la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA).