Llegamos a la reflexión número tres de esta serie de cinco dedicada a compartir la experiencia que vivimos en Santiago de Cuba del 3 al 10 de julio en el 42 Festival de Caribe o Fiesta del Fuego 2023.
Quiero agradecer a los lectores de Kalunga por la fidelidad y el apoyo que nos brindan leyendo y compartiendo nuestras reflexiones cada semana, que por diferentes vías siempre nos hacen llegar sus comentarios y punto de vista sobre las temáticas que vamos abordando.
Ya hemos reiterados que visitar a Cuba y relacionarse con el día a día de su gente no tiene precio, sobre todo si se viaja a la bella ciudad de Santiago, donde se vive y se respira identidad y tradición afrodescendiente desde todas las vertientes. Una muestra de lo que estoy planteando es la misma celebración de este festival cada año en el mes de julio, que además de poner en valor la cultura y tradiciones, tiene una dedicación especial al glorioso 26 de julio, fecha trascendental en toda la nación.
Una puesta en valor al legado religioso africano
Dentro de la agenda de actividades del festival uno de los espacios más visitados, luego de la Casa del Caribe como sede del evento, es la Casa de las Religiones Populares. Un espacio que está ubicado a una cuadra de la misma calle de la Casa del Caribe en el sector Reparto Vista Alegre de Santiago de Cuba.
Es una casa acogedora y emblemática, donde se siente una energía fuerte de ancestralidad afrodescendiente, de identidad y resistencia negra que une el Caribe y nos lleva a la madre patria África.
Sus salas están organizadas con exposiciones temporales y permanentes a partir de diversos objetos como, pinturas, artesanía y altares de las diferentes religiones africanas que convergen en el país y forman parte de las atracciones vinculadas a la diversidad de creencias de los hombres y mujeres de ese archipiélago bañado por las aguas del mar Caribe.
Es una casa museo y además centro de investigación y estudios que abarca toda la Religiosidad Popular afro, no solo de Cuba, también de América Latina y el Caribe. Sacerdotes de las diferentes religiones afro, servidores, creyentes y devotos pertenecientes a los cabildos que los agrupa, así como investigadores, gestores, animadores socioculturales, turistas, periodistas culturales, académicos, escritores y docentes, forman parte del grupo de personas que encontramos permanentemente en la casa, disfrutando de sus amenidades, exposiciones, visitas guiadas, leyendo e intercambiando saberes con los portadores y estudiosos que visitan la que concedieran su casa, que permanece abierta todo el tiempo con un personal dispuesto a explicar y orientar como caracteriza a los cubanos y cubanas con su hospitalidad, deferencia y amabilidad caribeña y latina.
La amplia casa también tiene su patio, que le llaman "Palenque", otro termino que nos vincula con la resistencia negra y la lucha cimarrona que se dieron en Cuba y toda Abya Yala.
Cuando hablamos de palenque nos referimos a los espacios que crearon los esclavizados con su huida o alzamiento a bosques y tierras altas de difícil acceso. Estos cimarrones, agrupados en grupos, formaron comunidades conocidas como palenques en toda la zona caribeña, quilombos en Brasil, cumbes en Venezuela y manieles en Santo Domingo y Haití.
Es Santo Domingo precisamente la primera ciudad donde se realizaron esos alzamientos y que, aunque no se conoce como se debería en la historia nacional, aquí hubo alzamientos de esclavizados en diferentes ciudades, años y con diferentes líderes, una de esas rebeliones la encabezó el aguerrido cimarrón Sebastián Lemba Calembo en la zona sur, quien termino decapitado y su cabeza paseada por la ciudad.
El patio Palenque y el Gran Bwa
Saliendo de Santo Domingo y regresando al patio Palenque de la casa de las Religiones Populares africanas de Santiago, nos encontramos con un frondoso árbol de ceiba en el centro, que representa a “Gran Bwa”, que en el vudú es el nombre del misterio-árbol, protector de las plantas, su nombre lo indica Gran (Grande) Bwa (Árbol) Palo Mayor, que hace referencia al poto mitan o poste central de los badgies o altares consagrados a las divinidades vudú. En el caso de las religiones afroamerindias que practican dominicanos, haitianos y cubanos, este hace referencia al Palo Mayor como árbol o Poste no necesariamente en el centro del Badyi o Altar, tambien fuera del local, un árbol donde se le entregan servicios y ofrendas a los luases que queda bajo la protección de Gran Bwa.
Un sacerdote del Vudú de Santiago de Cuba presente en las actividades del festival, al preguntarle cuál era su parecer sobre el Gran Bwa, nos manifestó:
“Gran Bwa es el protector de nuestros ancestros que han partido de este mundo hacia el otro, es el misterio que vive en los árboles, se llama para curar con hierbas y plantas. Avece es salvaje y fuerte, pero tambien puede ser cariñoso, sus brazos son las ramas, sus piernas las raíces, su cabello las hojas, es el misterio gigante, que conoce los secretos y los que trabajan con el saben cuales plantas sanan y cuales hasta matan”.
Sobre la vinculación de Gran Bwa con la Ceiba nos dijo:
“Gran Bwa es uno de los lwas protectores y dueños de la Ceiba, que el en vudú de Haití le llaman Mapou y no es solo visto como un árbol gigante o dueño de la ceiba, si no tambien como el Axis Mundis, el que sostiene la vida, el planeta y separa el cielo de la tierra. Ya que el árbol crece sus ramas hacia el cielo y hunde sus raíces en el infierno mismo”.
Otras de los espacios que encuentran en el patio Palenque, es uno con altar dedicado a las consultas con los santeros, sacerdotes y servidores de misterios, otra área es para la presentación de actividades. Allí se realiza la ceremonia de alimentación a la Ceiba, la tradicional Nganga y el Cajón para el muerto.
En varias salas de la casa, y en ocasión del festival había exposiciones sobre altares de la religión de Palo Monte, Vudú, Espiritismo y Regla de Ocha, las que visitamos, disfrutamos, aprendimos y compartimos sobre ellas, gracias a gentileza de una santera, que tambien es guía de la casa, con las que realizamos junto a Calos H, Corona, videos explicativos sobre la casa, que luego se publicaran nuestros espacios culturales en Instagram, Folklorerd y Atabey Media.
Sobre lo que estamos describiendo y compartiendo, leyendo las obras de Fernando Ortiz y la importancia que tienen estas casas, él nos plantea:
“Los cabildos de nación”, institución representante de todos los africanos, conjuntamente con las cofradías, tenían una estructura organizativa fuertemente jerarquizada. En importancia decreciente se hallaba un rey (también llamado capataz o capitán), una reina, el abanderado, y un mayor de plaza. El rey, además del poder ejercido en el contexto religioso, revestía honores de embajador de su nación ante el Capitán o General. Este tipo de agrupación llega a Cuba como otros países de América de la mano de los españoles. Hay antecedentes en Sevilla, los cabildos o cofradías de gitanos, de negros y de mulatos. Su reproducción en suelo cubano es lo que el mismo Ortiz llamó la «supervivencia ultramarina de una organización medieval sevillana. La importación de este modelo institucional no fue sólo en su forma sino también en sus objetivos, los cuales, desde el socorro a los enfermos, el pago de los gastos de entierro, la compra de la libertad de algunos ancianos, la ayuda económica a otros africanos en estado de esclavitud, la compra de terrenos y casas para su instalación, gracias a las cuotas que pagaban sus miembros”.
Fue una experiencia extraordinaria, lo que vivimos en este maravilloso espacio que rinde tributo a las religiones afro y que tiene la finalidad de estudiarlas, conservarlas, darlas a conocer, defenderlas como legado y ponerla en valor ante el mundo. Por eso es que Cuba es tan especial. Nos encontramos el próximo domingo con la reflexión número cuatro de esta experiencia de la que les estamos haciendo parte y visibilizando a la vez.