En momentos en que todos los países del mundo están altamente preocupados por el mejoramiento de sus sistemas educativos,  urge poner la mirada en las alertas que sobre la educación digital presenta la  Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, la Ciencia y la Educación, UNESCO, cuya misión es reconsiderar y reinventar la educación para un futuro sostenible. Sus informes son muy beneficiosos.

En 1996. El Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo 21, presidida por Jacques Delors, con el título ´La Educación Encierra un Tesoro´, planteó que la educación debe asumir “la necesidad de volver la mirada hacia los retos y desafíos del futuro”, sustentándose en cuatro ejes: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser.

Ahora. París, 26 de julio de 2023. “Un nuevo informe mundial de la UNESCO sobre la tecnología en la educación, titulado ´Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?´, que pone de relieve que se carece de gobernanza y reglamentación adecuadas para el uso de la tecnología en la educación”. (Comunicado de Prensa. UNESCO).

En el mismo informe se insta a los países a que establezcan sus propias condiciones para el diseño y el uso de la tecnología en la educación, de modo que la misma nunca sustituya a la enseñanza presencial y dirigida por docentes, y apoye el objetivo compartido de una educación de calidad para todos.

El informe propone cuatro cuestiones para el diálogo la reflexión  y el debate del tema:

  1. ¿Es adecuada? El informe plantea que el uso de la tecnología puede mejorar ciertas formas de aprendizaje en algunos contextos. Presenta evidencias que indican que los beneficios del aprendizaje desaparecen si la tecnología se utiliza en exceso o en ausencia de docentes calificados. Por ejemplo, la distribución de computadoras a  los estudiantes no mejora el aprendizaje si los docentes no participan en la experiencia pedagógica.
  2. ¿Es equitativa? El informe subraya que el derecho a la educación es sinónimo de derecho a una conectividad significativa y, sin embargo, una de cada cuatro escuelas primarias carece de electricidad. Durante la pandemia de COVID-19, la transición acelerada hacia el aprendizaje en línea dejó fuera al menos a 500 millones de estudiantes en todo el mundo, afectando sobre todo a los más pobres y a los que viven en zonas rurales.
  3. ¿Es ampliable? Ahora más que nunca se requiere evidencia fiable, rigurosa e imparcial sobre el valor añadido de la tecnología en el aprendizaje, pero no se dispone de ella. Enfatiza que menos del 2% de las intervenciones educativas evaluadas tenían “evidencia fuerte o moderada de efectividad”.El costo de pasar al aprendizaje digital en los países de ingresos bajos añadiría un 50% a su actual déficit de financiamiento para el logro de las metas nacionales del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4.
  4. ¿Es sostenible? El vertiginoso ritmo de evolución de la tecnología obliga a los sistemas educativos a adaptarse. La alfabetización digital y el pensamiento crítico son cada vez más importantes, sobre todo dado el crecimiento de la Inteligencia Artificial generativa. Solo el 54% de los países encuestados han definido las competencias que quieren desarrollar para el futuro.

Sobre la situación, así se expresa  Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO: “La revolución digital contiene un potencial inconmensurable pero, al igual que se ha advertido sobre cómo debe regularse en la sociedad, debe prestarse una atención similar a su uso en la educación. Se debe emplear para mejorar las experiencias de aprendizaje y para el bienestar de estudiantes y docentes, no en su detrimento. Hay que anteponer las necesidades del estudiantado y apoyar a la docencia.Las conexiones en línea no sustituyen a la interacción humana”.

No hay que demonizar el uso de la tecnología en la educación, pero si se debe procurar que apoye, pero nunca suplante, las interacciones humanas en la enseñanza y el aprendizaje.

El debate continúa con la celebración de la Semana del Aprendizaje Digital de la UNESCO que tendrá lugar del 4 al 7 de septiembre de 2023 en la Sede de la UNESCO en París.

El debate queda abierto. No es una cuestión de ministerios. Sí de país.

¡Debemos aprender de nuestros errores pasados al utilizar la tecnología en la educación para no repetirlos en el futuro!