El eslogan de la campaña presidencial del Partido Revolucionario Dominicano y su candidato Miguel Vargas Maldonado es: Un presidente distinto. Es un eslogan simple, claro y preciso. Tiene una estructura impecable: un sintagma nominal y un adjetivo. Otro mérito estructural de este eslogan es la ausencia del muy manoseado y confuso gerundio.
Curiosamente, el foco de atención está centrado en el adjetivo (distinto). El énfasis en el adjetivo distinto, revela la intención del enunciador (el PRD) de presentar al candidato como una alternativa a las deficiencias y pecados de los últimos presidentes, entre ellos, sus actuales aliados. que pudiera estar configurada en el imaginario de la población de electores. En ese sentido, el candidato sería distinto a Hipólito Mejía, a Leonel Fernández, a Danilo Medina y a Luis Abinader.
Visto en la superficie, se podría considerar un acierto la elección del adjetivo distinto como foco del eslogan, dado que en la sociedad dominicana el descreimiento en los políticos es cada vez mayor. O sea, la intención sería capitalizar el desencanto, real o supuesto, de la población por las elecciones. Un imperativo pragmático compele a interpretar que el enunciador del eslogan está proponiendo la diferencia de su candidato Miguel Vargas Maldonado con los demás implica negar o superar las falencias de estos. Sin embargo, se aprecian dos dificultades.
La primera dificultad para asumir que lo distinto asociado a Miguel Vargas Maldonado es positivo en el contexto actual, sería que lo distinto también puede remitir a lo impredecible, a la aventura, como sucedió en Venezuela, Hugo Chávez; en Brasil, con Jair Bolsonaro; en El Salvador, con Nayib Bukele; y Argentina, con Javier Milei. Incluso, Hipólito Mejía puede ser considerado un presidente distinto (de él se decía que era un presidente atípico). Ser distinto es una condición necesaria pero no suficiente para superar a los políticos corruptos que nos han gobernado.
Hace cincuenta años, lo distinto se asumía como revolucionario, pero hoy, lo distinto puede ser lo incierto, lo impredecible. Lo incierto e impredecible puede tener cabida cuando se agotan las opciones sistémicas; o cuando la población pierde toda la confianza en los políticos, como es el caso de Haití. Pero ese no es el caso de República Dominicana. Los datos objetivos de organismos internacionales, por no mencionar el Banco Central de la República Dominicana, destacan la estabilidad macroeconómica y política de nuestro país (mérito compartido con todos los gobiernos de los últimos veinte años).
La segunda dificultad del eslogan es aún más serio: El candidato que se presenta y es presentado como distinto, es aliado de los partidos y de los políticos que han gobernado 16 de los últimos 20 años, a pesar que en su momento, cuando eran contrincantes, sus aliados de hoy le hicieron una campaña de descrédito. Nos resulta difícil concluir que el candidato que se presenta distinto a los demás irónicamente quiere hacer lo que hacen los demás.
En esa dualidad contradictoria, se disuelven los atractivos que podría tener un candidato distinto, con lo que su eslogan de campaña pierde toda sustancia.