El siguiente poema está publicado por el Consejo Presidencial de Cultura, República Dominicana. Colección Fin de Siglo, 2000. Es mi segundo poemario titulado Silencio de sombra, fue una edición en pasta dura pero muy limitada porque sólo se imprimieron 100 ejemplares. Incluye dos libros más, la reedición de primero libro poético Más allá de mi sombra (1993), también mi libro de En la palabra que es de ensayos, el mismo es el nombre que reúne los tres libros. Sin embargo, la institución editorial lo nombró Obras.
El poema habla sobre la poesía, en él doy mi concepción sobre el fenómeno de la creación poética, como se evidencia en su primera parte: El lenguaje del agua acaricia/ el idioma de los sueños/ en el misterio de la forma/. La espuma revela/ la historia de las voces.
Hoy nuestras manos tocan silencio de sombra hasta que los ojos se queden dormidos -para siempre- y, después de los siglos y los siglos, puedan levantar el instante de lo eterno. Mientras, en la sangre un pájaro vuela conmigo y va despertando los signos ocultos que nos unen y la luna nos mira haciendo de la noche Silencio de sombra. Silencio de sombra es un poemario de mayor madurez, es un texto más exigente y riguroso poéticamente. Cada poema representa una búsqueda consciente de un universo poético más propio y creativo, donde lo importante no son las simples imágenes con giros retorcidos que dificultan el significado y empobrecen al poeta y el poema.
Pues, aquí tengo a bien dejarles el poema, para conmemorar el Día Nacional de la Poesía, en honor a la poeta de la patria y educadora Salomé Ureña de Henríquez, quien nació el 21 de octubre de 1850 y falleció el 6 de marzo de 1898.
Silencio en la sombra
1.I
El lenguaje del agua acaricia
el idioma de los sueños
en el misterio de su forma.
La espuma revela
la historia de las voces.
Con las manos azules tocadas
por arena y sal, he visto su misterio
en el agua de este fondo de azar.
1.II
El cadáver de la soledad
en sus ilusiones eternas,
recoge el vacío de la noche
exclamando: ¡sólo el sueño existe!
Y en la sombra nos hace ser nosotros.
1.III
Con alas de pájaros y de hombres
el espejo de un éxtasis roto,
ha perdido su memoria, mas recupera una,
la flor que vuela con el viento.
La escritura dibuja
la voz en cristales de viento,
dejando la luz que sólo sostiene
la reminiscencia de otros
que aún están en nosotros.
1.IV
Sentimos la noche
que desnuda nos mira.
El misterio crece más allá de nosotros,
la inteligencia de la flor abre
el instante de lo eterno.
1.V
Y mira con nostalgia la sombra
en los rincones de la memoria.
Al producirse otra vez
nace el asombro donde la palabra
sueña inventándose.
El fuego levanta
el espíritu de esta sombra
que no se nombra y termina
escribiéndose.
1.VI
La noche despierta las imágenes
de su nombre en el ritmo de los sentidos.
Inmenso el ser teje el espíritu
de un pájaro que abre los labios
y besa lo profundo en un papel que sangra.
Con la brevedad del instante
la luz azul atraviesa el azar confesando
la realidad del verbo.
El cielo dibuja la escritura
con la luz de la luna.
1.VII
Los peces empiezan a beberse
las hojas de la luna.
Bajo el silencio lacónico de sus labios
la sombra, su perpetuidad teje y asombra
al propio milagro que la forja.
1.VIII
Más allá de ella todo empieza a entenderse.
Mientras, el lápiz dormido rueda
desangrándose en la eternidad de sus lavas,
los esqueletos de la noche hacen la palabra.
En secreto silencio atrapa
lo indecible y en el habla escribe.
Los garabatos de su alma
conversan con la noche
al revelar el otro en la palabra.