Alguna vez el zorro,

Tras haberse enamorado de la noche,

Se liberó de sus obsesiones

Por unos talismanes oportunos

Transformándose en una deidad,

Un gusano de seda,

Un héroe creador,

El símbolo de un altar hecho de fuego,

El alma de los muertos,

El vehículo del alma,

El protector de los maleficios,

El espíritu de los alimentos,

El astuto mensajero del infierno,

Que terminara aprisionado en una jarra,

Transformado en un hombre,

Y, saludando el amanecer,

Predijo todos los porvenires.