La taocuántica es el diario estético que se abraza sustancialmente a todo lo que en apariencia sensorial es procesado como separado o distinto y que fruto de lo experiencial se nos revela como una única y Suprema Realidad.
Este ideal, fundado por quien escribe (Ramón Antonio Jiménez. República Dominicana, 9-9-2019), y del cual es órgano de expresión la Comunidad Literaria Taocuántica, más que un propósito de encimarnos en nombradía alguna, formula como necesidad darle contenido de humanismo a la existencia, asumiendo la ciencia, la espiritualidad y el arte como el trípode que soporta la dinámica biopsicosocial para transformarnos en mejores seres humanos, en una mejorada versión nuestra.
Es esto: un estilo de vida que considere lo bioético, una moral social de rectitud y el sentido de responsabilidad que implica el gran poder de las infinitas posibilidades del plano psíquico. En tal sentido, se trata de un ideal que como eje transversal permea todo el quehacer humano. Y cuando al arte nos referimos, incluidas están todas las manifestaciones de esta dimensión apelativa de la cultura privativa de la naturaleza humana.
La taocuántica, como ideario estético es una mirada en amor, lejos de ser invención o imaginería vacía de contenido (lo que no es el caso de la develación como un surtidor de prontas aguas en cuanto es revelación de experiencias dadas en altos e íntimos aposentos de estar en nuestro Real Ser, por lo que han quedado bajo el umbral de la conciencia; no es en, tal caso, un banal trapecismo del lenguaje yendo hacia ninguna parte, sino en toda suma (parafraseando a Carl G. Jung) testimonio de episodios experienciados de los cuales no somos conscientes, pero que se nos revelan por entrelazamientos cuánticos suscitados por estímulos intuitivos (o empalmos con el nivel vibratorio o frecuencia energética que da por natural lo que velado está a los sentidos ordinarios), que conduce a la convicción de que ha sucedido.
Y así, porque el Ser de todo, en cuanto participa en la danza de lo manifiesto y aun de lo manifiesto, también es consciencia plena que se ve en lo que mira, porque separados nada hay.
En cuanto a tal, la creación (cualquiera sea su manifestación) ceñida al ideal que postula esta estética da cuenta de la convicción de que la cuántica es la comprobación científica del Tao, siendo narrativa pura que se dice a sí misma como Verdad de vida, La Fuente de la que todo ha emanado, quedando inmoble en la naturaleza de su esencia, porque certeza es que somos entrañados en todo lo que nos apela; considerado lo vivencial, que en término prístino existe una única Realidad, la supraconciencia que en manifestación se presenta a los sentidos físicos como expresión plural en esta ladera de la sensorialidad o vertiente de la tercera densidad.
En la taocuántica todo está fluyendo hacia lo Inombrable, manifestándose en mudanza ante los sentidos ordinarios, pero que cuando comenzamos a vibrar en una frecuencia energética superior en la espiral toroidal del desarrollo espiritual, se nos da en sabiduría la consciencia del plano lateral de nuestra conciencia donde las cosas se aman, que La Realidad Pura es en la Unicidad, que todo de ella emana y a ella está regresando de modo imparable, en amor ahondado hacia la naturaleza de su propio Ser.