Saber leer es una de las competencias de mayor complejidad, debido a la multiplicidad de factores implicados en su consecución. Hay quienes limitan el concepto a la decodificación del texto escrito, lo que exige conocimiento del código alfabético para su simultánea interpretación a la oralidad. Estamos, pues, ante una lectura interpretativa, primaria y, por lo tanto, fundamental para que el individuo pensante alcance el entendimiento y la comprensión por el resto de su vida estudiantil.

La lectura interpretativa se aprende conforme a las etapas de desarrollo del aprendizaje de una primera lengua que se extiende, grosso modo, entre los cinco a ocho años de edad ,(Montealegre, Rosalía, 2016, Desarrollo de la lectoescritura. PDF: Redalcy).

Es precisamente el aprendizaje oportuno del código alfabético de un idioma lo que permite interpretar. Esto significa que en esta etapa los sujetos adquieren capacidad de verbalizar los textos escritos, es decir, traducir textos escritos a textos orales, sin que necesariamente entre en juego algún juicio con el que se muestre entendimiento del contenido verbalizado. Por lo tanto, el aprendizaje del código alfabético, solo con fines interpretativos, resulta insuficiente, puesto que si el latente lector no alcanza el entendimiento, a saber, el valor semántico que adquieren las palabras para significar dentro de un contexto enunciativo, su proceso de lectura estaría siendo vedado. Aplicaría, entonces, la frase típica: "Mi hijo lee, pero no entiende lo que lee".

Empero el entendimiento per sé tampoco sería suficiente, ya que este constituye solo un prerrequisito de la comprensión, por lo que todo proceso de enseñanza centrado en el entendimiento como fin, no es garantía de que nuestros ciudadanos serán mejores lectores, sensu lato, de aquí a los próximos 12 años de escolaridad.

Merecen salutaciones las iniciativas del nuevo MINERD, por su intención de fortalecer los procesos primarios de lectura como un requisito al éxito escolar y de la realización personal de los estudiantes dominicanos.

El concepto de comprensión, más allá de la interpretación y del entendimiento, designa aquella operación del pensamiento a través de la cual la información transita de una memoria sensorial a la memoria a largo plazo para luego ser recuperada según la necesidad comunicativa del hablante. La cuestión es que por el momento la única estrategia que permite evaluar la lectura comprensiva de un texto es la producción, bien sea oral, escrita, dramatizada, pintada, bailada, etcétera. Pero si el potencial lector no se expresa, no sabremos nunca si ese proceso cognitivo se produjo, en tanto los profesores, como el resto de los mortales, no tenemos la capacidad de leer las mentes (Roa, Gerardo. 2020. Estrategias que inciden en la comprensión de textos digitales. PDF: Redalcy).

Interpretación, entendimiento y comprensión parecen ser fases interdependientes del intelecto y, si se quiere, complementarias. Lo cierto es que sin una alfabetización eficaz, en los niveles primarios, la pirámide del desarrollo cognitivo se derrumbaría.

En tal sentido, merecen salutaciones las iniciativas del nuevo MINERD, por su intención de fortalecer los procesos primarios de lectura como un requisito al éxito escolar y de la realización personal de los estudiantes dominicanos.

Caería bien que de paso se definan las obras literarias (novelas, cuentos, poesía, ensayos, teatro), históricas, psicológicas, así como películas de ficción y documentales, etcétera, pertenecientes a la cultura hispánica, que deben leerse nuestros jóvenes antes de graduarse como bachilleres. Hay que incluir las salas de lectura, los maestros de lectura pública, los animadores culturales, los bibliotecólogos, maestros de las bellas artes (artistas, escultores, poetas, pintores dramaturgos y cineastas) y un largo etcétera con el que el 4% del PIB no sería suficiente.

Gerardo Roa Ogando en Acento.com.do