En el pasado artículo que escribí hace unos días – “la literatura dominicana no necesita más premios y concursos, necesita art management”- creció con él una inquietud: ¿qué otras cosas impiden el crecimiento de nuestra literatura?, que inclusive se replica en cualquier área de desarrollo de nuestro país.
Tomo la literatura como dardo, porque es a lo que actualmente dedico mis días y horas: ¿por qué el liderazgo literario dominicano sigue siendo tan escaso? No hablo del escritor como representación, motivación, como fuente de lecturas, y que nos representan por su gran aporte poético y narrativo, hablo del liderazgo como figura que mueve a otras personas a un mejor estado de las cosas.
Robert Greenleaf, alguien que he leído desde mis años como estudiante, encontró respuestas interesantes sobre el liderazgo en pleno siglo XXI, ¿que mueve realmente a las personas a seguir a otras? ¿qué liderazgo se debe acoger en el nivel en que se encuentra un campo o sector de la sociedad?
El liderazgo servidor es un concepto acuñado por primera vez por este catedrático, en los años 1970, quien esforzado por servir se convirtió en el líder de este movimiento, Marítzabel Noreña Osorio (2012).
El liderazgo servidor nos invita a lograr que los dirigentes de cualquier organización o equipo humano sean primero servidores de sus congéneres, capaces de influir positivamente en sus mentes, corazones, cuerpos y espíritus, creando una conexión muy sólida, de gran empatía y ética, difíciles de encontrar en la época contemporánea, también afirma Noreña en este ensayo que cito: “El liderazgo servidor. Servir antes de que nos sirvan” (2012).
En nuestro país hace falta en el liderazgo servidor en el campo literario, pero también hacen faltas las investigaciones, muchísimas, existen fenómenos y variables que estudiar, y entender cómo se comportan nos ofrecería muchas luces.
Entonces viene la misma pregunta, ¿cómo es que es un país que es un hervidero de escritores por doquier: poetas y narradores, existen un liderazgo tan escaso? ¿por qué existe una división entre los que están un poco más arriba y los que estamos un poco más “abajo”?
Con cierto respeto me atrevo a decir que las razones están muy metidas en el interior, en el ADN de una sociedad que tiene grandes fallas culturales y sociales, que permean cualquier campo desde donde ejerzamos nuestro rol profesional.
A mi
A mi entender el asunto se encuentra allí, haría falta seguir estudiando aspectos en concreto para encontrar mejores soluciones. Muchos de nosotros, los gestores y escritores que vamos surgiendo en este nuevo argot literario, nos hacemos la misma pregunta, ¿por qué para el liderazgo literario dominicano es tan difícil liderar, crear otros líderes y/o acompañar a otros en esa tarea?
Dicho esto puedo enumerar varias aseveraciones que darían luz a detectar la raíz del problema:
- La molestia o la incapacidad de generar un nuevo relevo en la literatura local.
- La imperiosa necesidad de generar un “reino” o espacio al que otros deben pertenecer, como si ello fuera un impedimento para el mismo liderazgo ejercer su papel y su capacidad.
- Otras raíces más profundas, el síndrome de Procusto, proveniente de la mitología griega, una metáfora que describe el comportamiento de personas que intentan motivar a los demás a adaptarse a un patrón preestablecido, del que no se deben salir.
- El desconocimiento de nuevas herramientas y estrategias para ejercer y cumplir con ese liderazgo, inminente para el desarrollo de las letras dominicanas.
- La falta de un mercado mucho más dinámico, que ejerza fuerza y pluralidad para que la propia demanda del sector nos haga crecer.
- La resistencia al cambio de un ecosistema que hace años hizo un “switch” en su funcionamiento a nivel mundial, y que todavía en República Dominicana permanece en un estado de estancamiento.
- La situación imperante de que el rol profesional o profesión que se encuentre en mayor desventaja o impopularidad en una sociedad será por “default” el que sufra de mayores retos para visibilizar su trabajo y talento, como es el caso de los escritores, gestores culturales, editores dominicanos, etc.
- La individualidad del trabajo creativo (ser artistas) y como trae a escena la incapacidad de gestionar equipos y proyectos.
RETOS Y ÁREAS DE OPORTUNIDAD QUE ACARREAN CONSCUENCIAS.
Ahora vamos un poco más allá, ¿cómo afectan estas debilidades la gestión en la literatura dominicana?:
BAJO COMPROMISO:
Perdemos la oportunidad como líderes de fomentar la colaboración y el trabajo entre las partes; esto evita sentirse comprometidos y menos dispuestos a colaborar para lograr objetivos en común.
DESMOTIVACIÓN:
Trabajar en espacios que se fomente solo un estilo de pensamiento o parámetros rígidos; esto hace que las personas se sientan poco valoradas y poco motivados.
FALTA DE COLABORACIÓN:
Es decir, todo el que se encuentre interesado en hacer un aporte o pertenecer a un espacio en un gremio, retrocederá en ese proceso si no observa una intención de colaboración genuina entre las partes.
RESISTENCIA AL CAMBIO:
Si ciertos profesionales de la literatura no pueden proveer sus ideas y soluciones en un entorno verdaderamente inclusivo, la resistencia al cambio estará presente, inclusive la impotencia, la frustración y la molestia, pues se espera que todo deba hacerse bajo único lineamiento, estándar o estilo de pensamiento.
¿CÓMO PODEMOS CREAR Y GENERAR JUNTOS MEJORES ENTORNOS PARA UN LIDERAZGO SERVIDOR EN LA LITERATURA DOMINICANA?
- Investigando más sobre estas oportunidades, tan metidas en la cultura y la sociedad dominicana como en la literatura; y que nos afectan en otras áreas de desarrollo del país.
- Creando espacios de formación no solo en términos escriturales, sino de manera estratégica en otros renglones que son igualmente importantes: liderazgo, manejo de equipos literarios, equipos editoriales, etc. Así como formar otros actores que sumen a este proceso como gestores culturales, escritores, editores, etc.
- Hacer un crosstraining con otras industrias relacionadas a estos temas y que ayuden a potenciar esas habilidades, sobre todo entidades culturales y/o empresas con avances sostenidos en otros países.
- Entendiendo, que a pesar de nuestras falencias y oportunidades, todos los actores literarios de nuestro país, desean ser escuchados, acogidos y hacer equipo para el beneficio de todos y de la literatura.
- Entender que somos parte de un proceso histórico, social y cultural que ha acarreado sus remanentes, que aún seguimos quitando del medio para lograr mejores estados de desarrollo, siempre consciente de los sesgos.
- Confiar en los demás sin necesidad de diferencias violentas, disputas u odio por la propia diferencia en los criterios.
Estamos llamados a subir peldaños, crecer y desarrollar cosas juntos, bajo criterios individuales que son válidos, pero creando espacios de igualdad, inclusión y concentración de los talentos; y entonces seguir trabajando por el bienestar de la literatura dominicana y sobre todo de sus lectores.
Referencias:
Marítzabel Noreña Osorio (2012). El liderazgo servidor. Servir antes de que nos sirvan. Por Especialización en Gerencia de Organizaciones con Énfasis en Liderazgo y Servicio.
Impulso_06, Formación y Futuro (2024). ¿Está en el síndrome de procusto afectando la productividad de tu su equipo?