Petronila Angélica Gómez, ciega, internada en el Asilo de Ancianos, nos da las luces de su espíritu iluminado en una obra de recuento de pasadas actividades feministas. Su libro se titula «Contribución para la historia del feminismo dominicano», sencillamente, y trae una imaginaria portada diseñada por Pablo Giudicelli que interpreta la profesora Teresa Rodríguez como una figura femenina que se desdobla en dos fases: «Ayer, la fémina sumida en la penumbra de los tiempos, medita, escucha las voces de sus hermanas de otros países. Hoy, se ilumina al abrazar la feliz Era en que ve realizada la maravillosa transformación. » «Petronila A. Gómez pública Interesante obra feminista. » La Nación (28-VII-1952): 3.
La publicación de Petronila Angélica, a la cual hace referencia esta reseña periodística, la conozco desde el 2000. La edición me fue obsequiada por don Rodolfo Coisocu Weber, el hijo de Delia Weber, cuando realizamos los actos de conmemoración del centenario de nacimiento de Delia en el local de la Casa Weber.
Don Rodolfo me dijo, al concluir la visita de la Comisión que encabezó la Dra. Yadira Henríquez de Sánchez Baret, titular de la Secretaría de Estado de la Mujer: «Espérate, Ylonka, que tengo algo para ti», y era Contribución para la historia del feminismo dominicano. En el colofón del libro consta que fue realizado en la imprenta de la Librería Dominicana, el 12 de Julio de 1952, por lo cual su editor fue Don Julio Postigo a quien conocí y traté por iniciativa de mi abuela Josefa Octavia Moreta, conocida como doña Lolí de Perdomo por sus discípulos de la Escuela Normal de Barahona y del Instituto Loyola de San Cristóbal, del cual fue una de sus docentes fundadora. Además, mi tía paterna, América, trabajó en la Librería Dominicana. Este libro tiene la categoría en el campo de términos de la bibliotecología de «libro raro», ya que su edición fue limitada y escasamente quedan en circulación pocos ejemplares.
Al celebrarse este 15 de julio, 102 años de la fundación de la revista «Fémina» de Petronila Angélica Gómez, cuyo redescubrimiento como una de las pioneras de la tribuna feminista ocurrió a partir del 2003, desde la Secretaria de Estado de la Mujer, hoy Ministerio de la Mujer (MMUJER), consideramos que ha llegado el momento de narrar su Contra-Historia, el antes y del después de su existencia, de su labor como editora y en la tribuna, para que no se pretenda imponernos una posverdad desde el asomo de la práctica de un ´feminismo´ light o como llamo: ´feminismo´ de la urgencia.
Más aún porque he expresado que, la reivindicación femenina de las cuatro primeras décadas del siglo XX requiere investigar en los «huecos» archivísticos que existen, porque ese momentun tiene sus particularidades y, fue estereotipado por las crónicas oficiales desde 1930, a los fines de que se transmite sólo « el decir» que se deseaba asimilar o que se asimilaba.
No hay dudas que, aún nos faltan muchas fichas de referencias que hacer y archivos de mujeres a recuperar, porque continuamos de frente a la metáfora del ajedrez, del «Quítate Tú, para ponerme Yo», acción que es una combinación —entre las mujeres— de: A] competencia desleal y traición; B] afán desmedido y oportunista de procurar conocer quién será ´coronada ́ como la ´propietaria´ patrimonialista de los méritos de las OTRAS por y en la Historia oficial; C] búsqueda de ser reconocida como sucesora-hereditaria del trono patriarcal a la que se muestre como la más misógina y machista; D] ofrecimiento de ser responsable de debilitar a las OTRAS en sus acciones positivas y, que no se conozcan los aportes de las OTRAS porque también entre mujeres es práctica común invisibilizar a OTRAS (cuando les conviene no mostrar que sus «saberes» tienen como fuente a la sabiduría de otra) y no conformes hacen el hurto vergonzoso y desleal de sus ideas. Y, finalmente, E] porque mediatizar un tema ensamblado desde la práctica del copy-page, delata solo una recreación de textos —como hacían los juglares— para deleite de sus Egos.
Aun cuando Petronila Angélica Gómez pudo —en vida— saber y disfrutar, ya ciega, su libro Contribución para la historia del feminismo dominicano cuando imperaba el orden patriarcal de la dictadura de Trujillo, libro que es un recorrido en tiempo cíclico de una selección de Fémina, desde el espacio hermético que fue su vida privada y su vida pública, hay que dar vuelta al presente y volver al pasado para hallar sus experiencias vitales, de su familia, de su mundo simbólico, de su escritura matrilineal.
Es por eso que, vamos a ir, tras las coordenadas de la existencia de Petronila Angélica Gómez en retrospectiva, desde 1952 hasta 1872, que es la fecha en la cual aparece un registro sobre su padre, Eustaquio Gómez, como socio fundador de la sociedad Recreo Dominicano en la ciudad de Santo Domingo, entidad que tenía como objetivo ser «Recreativa y propender al adelanto intelectual. »
PETRONILA ANGÉLICA GÓMEZ: ANTE EL TIEMPO, ESA ESFERA CIRCULAR (INEVITABLE, INDOMABLE E INGOBERNABLE) QUE TODO —CON PACIENCIA— LO COLOCA EN SU SITIO Y EN JUSTA DIMENSIÓN.
VEAMOS HACIA ATRÁS, hagamos uso de un caleidoscopio o especulen. Petronila A. Gómez de Saldaña «se encuentra ciega de ambos ojos», certificó el 29 de junio de 1949 el médico oculista de Ciudad Trujillo, Dr. Juan A. Díaz E., oftalmólogo, con consultorio establecido en la calle El Conde esquina Santomé.
Petronila Angélica (ex Profesora Normalista de Segunda Enseñanza) para esa época estaba ya con domicilio conocido — y desconocido para sus antiguas colaboradoras de la revista Fémina —recluida en el Asilo Amigo de los Pobres, ubicado en la Calle Sánchez, a pocas cuadras de la Editora Montalvo propiedad de don Virgilio Montalvo, hermano de Consuelo M. (Montalvo) de Frías [1] que residía en el Ingenio Consuelo de San Pedro de Macorís, quien fuera una de las primeras Maestra Normal que le diera apoyo, mecenazgo, colaboración y amistad, desde los inicios de la publicación quincenal Fémina, y compartía responsabilidad de redacción en la empresa que inició Petronila un día como hoy, el 15 de julio de 1922.
Es, además, Consuelo, redactora que firma desde 1923 (también): «He dicho», expresión con la cual concluyen los letrados (juristas) sus exposiciones. Por tanto, no es una práctica verbal que construyeron las sufragistas en nuestro país ni en ningún otro lugar.
Al parecer entre Consuelo Montalvo de Frías y Petronila Angélica Gómez hubo discrepancias muy profundas e insalvables a causa de los enfoques sobre cómo alcanzar el propósito de la emancipación de las mujeres. Estas diferencias, quizás, se iniciaron tímidamente en 1926, luego que Petronila Angélica escribiera en el mes de septiembre que ella (Petronila Angélica, hablando por ella misma y, aparentemente, por otras que no le autorizaron esta afirmación colectiva o conjunta) declaró que era «No política», que es lo mismo (posiblemente que decir) apartidista, sin afiliación en ningún partido político. Lo cual dejaba por establecido que las mujeres (se sobreentiende que todas o las asiduas colaboradoras de la revista Fémina) no tenían interés de «conquistar el Poder Público.» Esto fue, quizás, lo que provocó el primer alejamiento de Consuelo y de Petronila y, por consiguiente, de muchas otras que sí tenían interés (real, absoluto) en «conquistar el Poder Público. »
Vista esta declaración desde el presente (de Petronila Angélica) sería necesaria analizarla desde la perspectiva del ensayo de Hélène Cixous (autora poco leída en nuestro país por círculos feministas) de La risa de la Medusa y, darle la interpretación de que, Petronila Angélica —no sabemos las razones aun— y, esto es el análisis a desarrollar desde la Contra-Historia, cometió un error político: deshacer su trabajo en ciernes. [2]
Para esta época las oficinas de la revista Fémina se encontraban en la calle Sánchez en San Pedro de Macorís y se editaba en la Imprenta «Altagracia» cuyos propietarios o propietarias hasta el presente desconocemos. Y fue, en ese mismo año 26, cuando Petronila Angélica anuncia que ha podido comprar una imprenta (que será propia) para editar la revista Fémina gracias al gesto de siete donantes que aportaron los recursos económicos para concretizara ese anhelo, entre ellos, Doña Trina de Moya con 20.00 pesos oros y Doña Carmen González de Peynado con 25.00 pesos oros. [3] Corresponde aquí, hacer una apostilla necesaria puesto que, la relación de las tipografías, imprentas o talleres tipográficos del siglo XIX ni de inicios del siglo XX se ha escrito y, consignar que, en el siglo XX hubo mujeres dominicanas que eran propietarias de imprentas, décadas antes a Petronila Angélica Gómez. Citaremos, por ahora, solo dos nombres: María Marta de las Mercedes Pérez (1844-1940), desde 1908 y, Juana Remigia Lluberes desde 1910, ambas con talleres tipográficos en la ciudad de Santo Domingo, de quienes más adelante continuaremos escribiendo.
Las declaraciones de Petronila Angélica de «No política», provocó (hasta prueba en contrario) que las Maestras Normales del país empezaron a cerrar filas al lado de Abigail Mejía y el «Club Nosotras» (fundado en 1927). No obstante, esta actitud de Petronila Angélica, es Consuelo Montalvo de Frías, sufragista, la autora del Editorial « ¡Se nos concederá el Voto! » de Fémina del 30 de julio de 1927.
Pasado el tiempo, surge la Acción Feminista Dominicana (AFD) a partir del 14 de mayo de 1931, y celebran su primera asamblea —las sufragistas de vanguardia, de la ilustración y de la igualdad— en el local del «Club Nosotras». Alertada por esto, porque Abigail se erigía en la autoridad femenina del feminismo, Petronila acude, nueva vez, al editorial de Consuelo Montalvo de Frías «¡Se nos concederá el Voto! » de 1927. [4]
Petronila Angélica reproduce el editorial de Consuelo Montalvo en la edición de su revista Fémina de junio de 1932, la número 152, justo una década después en cuando Consuelo no era parte del cuerpo de redacción ni editorial de Fémina. Y, lo hace en ocasión del V aniversario de Fémina cuando el Presidente de la República, General Rafael Leónidas Trujillo, había declarado en Santo Domingo, en el local del Ateneo Dominicano, en el mes de mayo de 1932 —luego del lobby de Juan Tomás Mejía Solière (Presidente del Ateneo) y su hermana Abigail Mejía Solière— de «ir pensando en la necesidad de otorgar a la mujer dominicana el derecho de ciudadanía», y que lograrían, posteriormente, a través de negociaciones de «igual a igual», el Decreto 858 del 22 de noviembre de 1933 «autorizando la concurrencia de las mujeres en las elecciones del próximo año de 1934. » [5]
Consuelo Montalvo de Frías pasaría en 1932, justo desde el mes de mayo, a apoyar a la Acción Feminista Dominicana (AFD) como subdirectora de su Junta Provincial en Pedro de Macorís. Sin embargo, algo sí tenía claro Petronila y, era que la prensa era un Cuarto Poder. Fémina era su cuarto poder mediático.
Cierto es, en la Acción Feminista Dominicana (AFD) militaban dos hijas de dos ex presidentes de la República: Celeste Woss y Gil, hija del Alejandro Woss y Gil y Carmen González de Peynado —de quien conservo una fotografía original— hija del General Ignacio González. Otra militante era Delia Weber, esposa del jurista e historiador Máximo Coiscou Henríquez, a su vez, primo hermano de Pedro Henríquez Ureña. Abigail Mejía era hija de un ex Ministro de Justicia y Ministro de Instrucción Pública. Por lo cual, este recuento de titularidades ancestrales no se puede desconocer, porque Celeste, Carmen, Delia y Abigail eran representantes de un status quo de clase y poder, razón por la cual insisto en que, ELLAS tuvieron sus estrategias de pactos con el poder político y el poder público; estudiaron las circunstancias para avanzar en sus propósitos; sabían que había distintos mecanismos para la posterior configuración de la identidad femenina en la Constitución y en las leyes, y el momento — político, social y cultural, además de económico— clave para sus propósitos, tuvieron visión de esperarlo.
Ninguna militante de la Acción Feminista Dominicana (AFD) dijo que no eran políticas o que no les interesaba «conquistar el Poder Público.» Todo lo contrario. No querían el destino de OBEDECER. Ya en su adolescencia, y primera juventud, habían «obedecido» y recorrido países de Occidente donde tuvieron una experiencia entre sí, que las impulsaba a ir detrás de lo que muchos consideraron un ambicioso ideal: su emancipación.
[Continuará…]
NOTAS
[1] Consuelo Montalvo de Frías (Santo Domingo, 1884-1973) se inició en el periodismo feminista en 1922 al integrarte al equipo de REDACTORES (sic) de «FÉMINA. Revista y de intereses generales» junto a V. Valera Reyes y Petronila Angélica Gómez, Maestra Normal, que era, además, la Directora-Administradora.
«FÉMINA» surgió para que, la mujer «ocup [e] en esta hora adversa el puesto intelectual que merece», haciendo referencia al gobierno de facto, interventor de los EE.UU., en la República Dominicana de 1916-1924.Consuelo publicó en esta revista artículos de opinión sobre diversas temáticas. Aunque nació en Puerto Rico, vivió desde su primera juventud en el Ingenio Consuelo de San Pedro de Macorís, donde acompañó a su esposo Dhimas Frías —que era miembro del Partido Nacionalista del cual era su mentor y líder Américo Lugo y el humanista Federico Henríquez y Carvajal, Presidente de la Junta Central Nacionalista—. Su hermano, Benito A. Montalvo, fue parte del grupo de la Asamblea Magna que este movimiento reunió en Santo Domingo, el 16 de agosto de 1923. Ya antes, en Macorís del Este o Macorís del Mar, estuvo el 16 de julio pendiente al llamado de los propósitos de la «magna cívitas». Fue una legionaria del civismo, y comprendió la urgencia de la redención de la patria. Su esposo editada el periódico el Heraldo Dominicano desde 1916, por lo cual ella fue parte de la vanguardia nacionalista de lo que se denominaba «la noble causa redentorista» ante la ocupación manu militari imperialista.
Montalvo de Frías, Maestra Normal, periodista, feminista y sufragista, ejerció el magisterio por tres décadas en San Pedro de Macorís y en el Instituto de Señoritas «Salomé Ureña» de Santo Domingo. Escribió un libro de poemas titulado «Por la senda florida».
Fue la madre de la política Thelma Frías Montalvo, Secretaria de Asuntos Femeninos del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y Directora Política de la Caravana de la Democracia Dominicana, que regresó del exilio en Puerto Rico el diciembre de 1961,siendo electa la primera Senadora por el Distrito Nacional en 1962 de esa agrupación opositora. Fotografía inédita. Hallazgo de Ylonka Nacidit-Perdomo. Procedencia: Archivo de Abigail Coiscou (1897-1983).
[2] Ver: Fémina. Año V. San Pedro de Macorís. 15 de septiembre de 1926. No. 90.
[3] Ver: Fémina. Año IV. San Pedro de Macorís. Enero 15 de 1925.No. 76.
[4] Ver: Fémina. Año X. San Pedro de Macorís. Junio de 1932. No. 152.
[5] Listín Diario (23-XI-1933).