(Ilustracion del Dr. Odalís G. Pérez)
 
No siempre los títulos o subtítulos de un libro nos sitúan en su temática, ni tampoco nos permiten captar, en la inmediato, el perfil del enfoque formal o de estilo del autor.
En esta ocasión, busqué al "peregrino", no lo encontré dentro del discurso, porque el sujeto de ese andar, estaba y está cerca del lector, como sujeto-autor que anda y desanda por los resquicios de la palabra, en procura de la "versografía de la evolución de un pueblo".
Esta obra poética de Sauris Ramírez, fue editada por la editorial "Tiempo de nosotros", valga la mención, un nuevo espacio editorial de fácil acceso y económico. Ese libro tiene 125 págs.  Santo Domingo, República Dominicana.
Esos conceptos de "versografía de la evolución de un pueblo", nos remiten al contar de una historia. En esa historia, nosotros somos los personajes sufribles y andantes…
Aquí, están nuestras sombras rondando los espacios de estos versos, porque los hechos, los tiempos, las rutas o contextos que fluyen en este comunicar, son muy nuestros, desde la mirada de lo geográfico, la voz del desgarre histórico de nuestra vida colonial, postcolonial y republicana, hasta este presente de incertidumbres que cuelga de nuestras pestañas.
Estamos ante un texto que nos cuenta lo mirado, lo sentido y lo presentido por el sujeto-autor, para inducirnos a los laberintos de un discurso poético comprometido con la semanticidad de la palabra y sus configuraciones simbólicas, desde la lengua.
Este libro, está integradado por siete (7) capítulos, desde los cuales el subconsciente del sujeto-autor, deja traslucir su narrar, cuando nos relata su discurrir cotidiano,  desde la proyección de unos "poemas" que, en realidad, son narraciones poéticas.
En estas narraciones poéticas, la tragedia humana es la que se nos pone como telón de fondo, para el encuadre expresivo de este poeta-narrador, desde una voz que surge de un personaje-testigo, representado por el propio poeta.
Esta es la historia de un pueblo dicha o comunicada desde unos versos, de ahí lo de versografia, la imagen en verso de un pueblo que tiene un rostro que nos es familiar, porque lo llevamos apegado a nuestro eco, ese pueblo es parte imborrable de nuestro origen y representa la cimiente terrenal del traginar del poeta.
En este narrar poético, se procura registrar una imagen identitaria de lo que somos, del por qué somos y del para qué somos. Es un narrar sobre la historia de nuestros días y el panorama de incertidumbre de nuestra historia, como pueblo, en procura de construir su propia utopía.
No es extraño asomar la mirada hacia la metáfora,  en la búsqueda de "Los habitantes de la nada", donde brota el filosofar de las angustias del ser. Veamos:
"La nada siempre tiene
Las puertas abiertas/anchas/
              Y muy abiertas/
Oscura y complaciente/
Pero llena de amargura"//.
(Ver pág. 32, obra citada).
"Zombis/huecos existente/
Alma ausente:/
Transitando en estas tierras/
Quemadas por el sol/
"Los habitantes de la nada"/.
(Ver pág. 33, obra citada).
Este no es un canto a la nada, sino una invocación poética, a todo cuanto convive en el tiempo de esta tierra, marcada por las bayonetas de los invasores y el responso de las sotanas.
Estos poemas, sin importar su extensión, están organizados en versos breves, desde los cuales se enuncia la instancia de acusación y reclamo contra los fantasmas del llanto y del olvido.
Si nosotros nos detenemos en las páginas 67 y 68, de este peregrinar, vemos cómo y de qué manera, el poema se convierte en un abierto epitafio a "los mismos", como expresión o grito de rechazo contra los don nadie, los excluidos. Veamos:
I
"Son los mismos de siempre: /
Gritó el cura/
Son los mismos de siempre/
Gritó el juez//.
II
Son los mismos de siempre/
Gritaron/
El hombre/
El niño/
La mujer/
El ciudadano/
El político/
El preso/
El enfermo/
Y hasta yo grité/
Son los mismos/
Pero nunca/
Fueron los mismos/
Para todos"//.
(Pags. 67-68. Obra citada).
La mismidad es asumida desde otra mirada. Esta es la mismidad retorcida por la sombra de los clanes, más allá de la postverdad y el compadreo. Todo esto así, porque también son los mismos los que ignorarán estos cantos y se refugiarán en su guarida de angustia y promesas vacías, huecas.
Por estos poemas se avecina el trajinar  del ser humano, su apaciguar y sus mudanzas espirituales, aunque, a veces, muy directos, cercanos a un tono pendiente de algunos matices estéticos, pero siempre revestidos de un discurso espiritualista y solidario.
Veamos:
(…)
"Piensa en ti:
Se juicioso/usa tu racionalidad/no te animalice/
Ten equidad con las personas que te rodean /Hazte querer y quiere a los demás/
Sincerízate contigo y con los tuyos/
Conócete y apréciate//.
(Ver pág. 63. Obra citada).
Aquí no es Paulo Coelho quien te  habla, y en su decir, te poetiza, como gente, es un simple mortal de los tuyos que te imagina y te sueña. Que te hace estar dentro de sus utopías y que te convoca a convertirte,  junto a él, como lector, a ser un peregrino. Ven…emprendamos este onírico viaje…desde estas narraciones poéticas, hacia la esperanza.
 
Santo Domingo, D.N
20/7/2022.