El sustantivo obligatoriedad, que designa la ‘cualidad de obligatorio’ que tiene algo, no significa lo mismo que obligación: ‘aquello que alguien está obligado a hacer’, por lo que resulta inapropiado hablar de la obligatoriedad de alguien de hacer algo, explica Fundéu Guzmán Ariza.
Sin embargo, en los medios de comunicación pueden encontrarse frases como “Si no existe, el Ministerio de Obras Públicas y la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) deberían firmar un convenio que establezca la obligatoriedad de la CAASD en reparar cada vez que rompe el pavimento para trabajar en las tuberías de ese organismo” o “Las administradoras de riesgos de salud tienen la obligatoriedad de continuar cubriendo los servicios requeridos por los afiliados en las condiciones establecidas por el Seguro Familiar de Salud”.
El “Diccionario panhispánico de dudas” explica que es incorrecto usar obligatoriedad con el significado de obligación: “Las personas u organismos tienen obligaciones, no obligatoriedades”. Así, sería apropiado hablar de la obligatoriedad de las leyes, pero de la obligación de las personas y de las instituciones de respetar las leyes.
Cabe apuntar, además, que el complemento que expresa la obligación va introducido por “de”: “obligación de reparar”, no “obligación en reparar” ni “obligación a reparar”.
Así pues, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir “Si no existe, el Ministerio de Obras Públicas y la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) deberían firmar un convenio que establezca la obligación de la CAASD de reparar el pavimento cada vez que lo rompe para trabajar en las tuberías de ese organismo” y “Las administradoras de riesgos de salud tienen la obligación de continuar cubriendo los servicios requeridos por los afiliados en las condiciones establecidas por el Seguro Familiar de Salud”.
Fundéu Guzmán Ariza (www.fundeu.do) es una iniciativa de la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua, institución sin fines de lucro entre cuyos objetivos se encuentra impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de la República Dominicana. Cuenta con la asesoría de la Academia Dominicana de la Lengua, el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía y la FundéuRAE, así como con el patrocinio económico del bufete Guzmán Ariza.