Los muertos no caben en el cementerio y salen a bailar en los carnavales. Caribe Nigt Club. (Texto del autor de este artículo)        

Primer misterio

 Sol de febrero. 4 p.m. 1974. La luz  traviesa, salta y juega de los cascabeles  a los espejitos, de los espejitos a las lentejuelas, de las lentejuelas a las  máscaras  y de las máscaras a las caretas. *(1)

Un niño, más que  un niño un asombro despierto, les mira desde las calzadas.

Es tiempo de carnaval, la comparsa de Papalín, sube del hoyo de Lala, cruza el cementerio, baja por la calle Mella y avanza hacia  al Parque Duarte.

En el centro de la comparsa, viene la imagen más poderosa que ojos humanos han visto,

Ahí viene, ahí llega, la más bella, la muerte en bicicleta.

— No es la muerte en jipe.

— Ni la muerte en  chancleta.

— Papalín. Papalín. Es la muerte en bicicleta. (*1)

El niño, absorto ante la imagen, plena de misterio, supo en ese preciso instante que la muerte es una fiesta, un gozo, un personaje del carnaval. 

Segundo misterio

La muerte que ríe. 

La risa es el carnaval y la risa es la que ordena y desordena todo lo que sucede en el carnaval, así, si la muerte no se ríe, no puede participar en el carnaval.

Huesos como trompetas, maracas como lágrimas, avanza la comparsa, sin escape

y sin descanso.

Lo cómico… Lo paródico, organiza la fiesta. 

Tercer misterio

El misterio gozoso 

La muerte que ríe, burlona y gozosa, cómica y charlatana, se representa en los carnavales de San Cristóbal, la ciudad de Santo Domingo, La Vega y Cotuí. (Así nos lo cuenta Dagoberto Tejeda en su libro El carnaval dominicano. Antecedentes, Tendencias, y perspectivas. Pág, 234).

La  muerte  en bicicleta, la muerte en chancleta, la puta muerte o el cuero flaco, son personificaciones de la muerte  que aparecieron y desaparecieron en el carnaval de San Francisco de Macorís, provincia Duarte, y en Tenares, provincia Hermanas Mirabal; de vez en cuando y de cuando vez, vuelven a aparecer en estos carnavales. (Carnaval y muerte. Tesis de grado del autor de este artículo). (*2)

“La caracterización de la muerte se realiza con un esqueleto blanco pintado en un fondo negro en correspondencia con el cuerpo de los carnavaleros, con una máscara de igual forma imitando una carabela y con una  guadaña en la mano derecha, que en el carnaval de la ciudad de Santo Domingo, se utiliza para halar a los niños, para que los diablos les den vejigazos. Siempre aparece de improviso, tirándose de un jeep, antes de terminar la marcha, por eso  la bautizaron como la muerte  en yipe. Este personaje sale para febrero y agosto.”, (Así lo describe Dagoberto Tejada,   en El carnaval dominicano, pág. 234)

La muerte en bicicleta, la puta muerte o el cuero flaco, la litera, “perplejía”, la muerte en camilla, o el muerto "parao". Más allá del cambio en los diseños de vestuario, o en el uso o no de las máscaras o en los cambios de las situaciones de representación, más allá  de los espacios en donde se representen, son variaciones  y recreaciones de un mismo personaje, la muerte  como fiesta y  gozo, en el teatro de las representaciones en el carnaval dominicano.

Del mismo modo, nos preguntamos ¿Acaso Se me muere Rebeca, no es la representación de la muerte como enfermedad y la situación de agonía, al denunciar que se me muere  la niña  por falta de  medicina, o cuando las Cachúas de Cabral tocan el foete en los cementerios, no son acordes y fugas de un mismo tema, la muerte como afirmación de vida?

En tanto la muerte doméstica, el morirse en la cama, la muerte ajena, hasta la pornografía de la muerte, en estos tiempos que malvivimos, asociadas a la pena y a la tristeza, en donde estas escenificaciones no son más que la negación de la muerte como negación de la vida.

De la misma manera La muerte en yipe, La muerte en chancleta, La muerte en bicicleta, la puta muerte o el cuero flaco, son las rebeliones paganas de la muerte como gozo y como fiesta en el carnaval dominicano en donde los personajes representan la risa, lo cómico, lo paródico ante el dolor, y la pálida tristeza de la muerte en el imaginario de occidente.

La revelación de la muerte como fiesta, gozo y risa es el misterio gozoso del carnaval dominicano.