Como punto de partida, el estado de posmodernidad actual,  la categorización de Zygmunt Bauman de modernidad líquida y la democratización de la información y el conocimiento por medio de las tecnologías nos remiten a la multiplicación de las miradas hacia los imaginarios poéticos.

Los estudios, psicológicos, del lenguaje y del pensamiento, han revolucionado los conceptos y las miradas para la interpretación de la realidad a partir del sujeto y en su contexto social. Sin dudas, hay más posibilidades de acceso a los “mundos poéticos”, de manera más consciente que varias décadas atrás. Alguien ha referido alguna vez que la realidad es más rica que la imaginación para la creación poética. Sobre esta expresión hay que reflexionar porque hasta lo real y la realidad están soportados en actos ficcionales. Un hecho real o de la realidad para ser narrado necesariamente debe tener su componente de imaginación, no necesariamente de fantasía que es otro tipo de ficción.

Al tratar el tema de los imaginarios poéticos es necesario una aproximación a las ciencias cognitivas y humanas, teorías lingüísticas, psicológicas y filosofías del lenguaje y de la mente. Las teorías de Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Carl Jung, Birrhus Frederic Skinner, Jacques Lacan y los juicios críticos de Noam Chomsky, donde se estudian lo moral, el inconsciente, lo real, lo imaginario, el lenguaje, lo simbólico, el conductismo, el innatismo, entre otros temas de interés para la comprensión del sujeto como ente individual y social, aproximan a los estudios de esos espacios donde las fronteras del conocimiento mueven sus límites.

¿Qué lugar ocupan las creaciones poéticas en el presente contexto?

Existen más posibilidades para la ficción, por los nuevos relatos de lo real, la realidad y lo virtual. Quizá el mundo literario antiguo, podría estudiarse a partir de su base mítica y de las grandes hazañas épicas donde el relato oral tiene su impronta, donde las creencias dominaban el pensamiento cosmogónico. Ahora es diferente, la intertextualidad suele ser de mayor uso por el acceso a la memoria acumulada de la cultura y las posibilidades que brindan los relatos que pueden ser conectados unos a otros. El desarrollo de las ideas plantea una versión del mundo que gravita entre el orden y el caos. Finalizan las estructuras del lenguaje y surgen otras, se reinterpreta el lenguaje del inconsciente, más allá de lo individual y lo colectivo, más allá de Freud y Lacan. Surge el individuo caótico, desarticulado como centro de la razón. Desde antes del siglo XIX el relato de lo sagrado entró en crisis en muchas culturas, principalmente en las occidentales, aunque hay resistencia en culturas orientales.

Ya se ha planteado que hay más espacios y más cosas de que imaginar, a pesar de que misterios ancestrales de la vida y del cosmos han sido develados, que daban pie a las fabulaciones; que se han destronado dioses de altares, que han sucumbido imperios de dominación, que se han creado otras formas imperiales y de gobiernos con paradigmas de comunicación y democracias dominadas.

¿Qué lugar ocupan las creaciones poéticas en el presente contexto? Siempre es recomendable pensar que los individuos humanos viven en diferentes estados de conciencia, con marcados dualismos. Precisamente, una parte que le da razón al caos es lo poético. El caos no ha sido inventado, ha estado siempre, solo que las culturas humanas, por medio de paradigmas naturales y generativos asumen comportamientos similares con ciertos componentes creativos. Hay principios naturales que son sobrehumanos, que los humanos no pueden modificar, sino utilizar sus principios. El caos en la naturaleza es el caos del individuo y las sociedades, y viceversa. Lo poético de la naturaleza y lo sobrehumano es inherente a los individuos humanos y a las sociedades. Lo poético es un estado que suele ser vivido como lo es lo horrendo y todo se traduce al lenguaje. Lo sobrehumano excede lo humano mismo.

La capacidad ficcional del individuo humano lo lleva a estados mentales de fascinación y delirio, de angustia y emancipación. Esa condición de crear imaginarios se lleva al marco poético y se recrean para producir todo tipo de arte.

Los imaginarios poéticos no solo son atribuibles a la creación literaria, sino a toda forma de arte, porque lo poético es un estado de la humana presencia.

29 de abril del 2022