Aunque el Haiku es una forma poética de la tradición japonesa, su impacto en el mundo occidental ha sido definitivo. No son pocos los autores que habiendo escrito su obra en verso libre o rimado han sucumbido al influjo de esta forma estrófica y su reto de sencillez y profundidad en la escasa construcción de apenas tres líneas y más o menos diecisiete silabas.
El escritor que se adentra en los caminos de esta estrofa oriental debe poseer el arte de la contemplación, la capacidad de abstracción y de síntesis, y dominio interpretativo de los pormenores de la naturaleza y su relación con la sabiduría. En el caso latinoamericano de forma específica es de obligatoria mención la incursión de dos grandes poetas en esta modalidad poética, como es el caso de los poetas José Juan tablada y de Jorge Luis Borges. El primero, mexicano nacido en 1871, quien además de poeta fue periodista y diplomático. Tablada, fue de los iniciadores de la poesía moderna en México, se le considera el precursor del haiku en la literatura hispana, siendo a la par, de igual trascendencia su incursión en el estudio del arte hispanoamericano, las manifestaciones artísticas precolombinas y, sobre todo, sus trabajos en el campo del arte contemporáneo.
Por su parte, el gran escritor argentino, Jorge Luis Borges, publicó a mediados del año en 1981 un texto llamado La cifra, en donde aparecen algo más de una docena de haikus, los cuales los había escrito fruto de un periplo por oriente y su vista a Japón.
Otro escritor de gran importancia y cultivador del haiku, lo fue el uruguayo Mario Benedetti. Su libro Rincón del Haiku, prologado por Benjamín Prado y editado por la colección Visor de poesía, constituyo un verdadero acontecimiento en el subsiguiente cultivo de esta poesía en toda América.
En nuestro país el cultivo del haiku ha sido constante, en las voces de poetas de gran consagración y algunos emergentes que ha utilizado esta estrofa para implementar su decir poético. Dentro de ese puñado de autores nuestro podemos nombrar los siguientes:
Alexis Gómez-Rosa
Rafael Abreu Mejía
Basilio Belliard
Rafael Hilario Medina
Güido Riggio Pou
Rafael Ciprián
Julio Adames.
Deidamia Galán
Rafael García Bidó
Luis Reinaldo Perez
Gladys Almonte
Keyselim Montás
Anny Concepción
Miriam Mejía
Emilio Antonio Vásquez
Rosaura Bretón
César Zapata
Ángela Hernández
y José Enrique García
como Jael Uribe
Ramón Saba
Máxima Hernández
Mateo Morrison
Hermes de Paula
De esta enumeración de escritores dominicanos que han escrito y publicado haikus, se manifiesta la importancia del cultivo de esta poesía en nuestro país. Recientemente se suma a este nutrido grupo de aedas la pluma de Leonor Elmúdesi, con su libro «El cielo mira…», una Ópera Prima de hechura impecable y hermosa factura. Un libro de una belleza sobrecogedora tanto por su poesía intimista y apegadas al canon del haiku, como por su valor como objeto artístico per ser. Las ilustraciones de Paula Bonelly y la edición fotográfica de Jesús Rodríguez, son resaltadas en su mayor expresión por una edición bien cuidada, como nos tiene acostumbrado el trabajo maravilloso de Lourdes Saleme.
Quiero regalarles a los amables lectores una muestra de la poética de Leonor Elmúdesi, vertida en unos haikus memorables.
La luna canta
una nana a la palma,
el búho asoma.
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Pinta una sombra
entre nubes y vientos
la luna llena.
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Saluda el alba
un aroma a café
llama a la vida.
Un haz de luz
se rompe en el crital
de la mañana.
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Absorta el alma
El baston de camino
Besa la tierra.
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Fiesta en lo alto
vuelan los papalotes
pintando el viento.
Esta pequeña entrega confirma las sabias palabras que Jesús Aguado suscribe en la contraportada:
«Estos haikus delicados y hondos nos regalan el cielo y al hacerlo, nos hablan de una felicidad posible en medio de tantas felicidades falsas. Un acto de amor, en efecto. Una maravillosa declaración de fe en la vida.»
Ante este acontecimiento cultural que nos ha proporcionado la autora quise hacerle unas preguntas sobre su quehacer y se las dejo acá, no sin antes celebrar junto con Leonor Elmúdesi, su pasión por la vida y su defensa de la esperanza desde las líneas conmovedoras de su poesía.
CSB: En su experiencia al frente de una comunidad educativa, ¿Cuál ha sido el impacto de la literatura en los niños y adolescentes?
LE: En Lux Mundi desarrollamos un programa de lectura que abarca todos los niveles de la escuela primaria y secundaria. Lecturas asignadas, de diferentes géneros y conforme al nivel de cada grado, que luego son compartidas por los estudiantes a modo de tertulia, o mediante un trabajo que recoge sus apreciaciones e interpretaciones.
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Este programa ha desarrollado el interés por la lectura en sus nuestros estudiantes, quienes leen tanto en español como en inglés.
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Damos gran relevancia a la Semana de la poesía, con invitados especiales que comparten sus poemas.
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La Semana del Libro y la Lectura, en el mes de abril, es toda una fiesta literaria, con invitados que imparten talleres y comparten su obra. Incluso con editoriales que llevan sus ofertas de lectura. En este contexto, niños y jóvenes también intercambian libros.
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Nuestros estudiantes participan en concursos de cuentos y ensayos, con trabajos merecedores de premios y honores.
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Como cierre a la clase de literatura, los alumnos realizan una recopilación de sus textos en forma de pequeño libro y se exponen a toda la comunidad escolar.
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Esta experiencia, impregnada en la cultura de la escuela, les ha permitido lograr una mirada más profunda de la dimensión humana. Desarrolla su empatía, su pensamiento crítico, su independencia de criterio y les amplía sus horizontes. Les ayuda a ver la realidad de diferentes puntos de vista, además de permitirles viajar en la imaginación y desarrollar la creatividad. En otras palabras, los completa como personas.
CSB: ¿Por qué elegir como ópera prima un texto de haikus siendo esta expresión poética tan lejana en el tiempo y en el espacio territorial nuestro?
LE: Empecé a escribir haikus como una práctica de contemplación, de celebrar la belleza y demorarme en los pequeños detalles, tratando de plasmar en pocas palabras lo que evocaba en mí un instante fugaz. Inicié de forma lúdica, para intentar poner en palabras una imagen que me había llamado la atención. Luego fui aprendiendo sobre técnica y la esencia propia del haiku.
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En la creación de los haikus primaba en mí reverenciar el momento y la belleza, antes que la creación literaria.
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Esta forma de relacionarme con la naturaleza, de una manera sencilla y a la vez profunda, es cónsona con mi forma de ser.
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No me considero poeta, sí peregrina. De mi experiencia en el camino es que surgen mis haikus.
CSB: ¿Cuáles lecturas o autores han sido determinante en su formación como lectora y ahora como escritora?
LE:
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En él ámbito de la poesía, los clásicos, por supuesto: García Lorca, Machado, Sor Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz, Basho, y tantos más.
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En narrativa, cada obra leída deja algo en mí, además del disfrute literario. Recuerdo el impacto que hicieron en mí lecturas como las de Alice Munro, Siri Hustvedt, Borges, Gabriel García Márquez, Joseph Conrad… En fín, en cada nueva lectura aprendo algo.
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En el ámbito de la prosa poética, las obras de Luis Landero, Menchu Gutiérrez, Jesús Aguado.
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En el ámbito filosófico contemporáneo, no puedo dejar de mencionar a Byung Chul-Han.
CSB: ¿Cultiva usted otro género literario del que podamos esperar un nuevo texto suyo?
LE: Me gusta la prosa poética con matices filosóficos, espirituales. También los relatos autobiográficos. Me atrae mucho la literatura breve y profunda a la vez. Quizás pueda explorar con aforismos y microrelatos.