Asumir una poética barroca en esta modernidad cibernética, es asumir una forma y un contenido que responde a su propia manera de verse y de interpretarse ante el mundo.
Es redefinir su estilo de poetizar y de poetizarse ante el mundo de lo tangible y de lo intangible. Eso indica que hay una razón preclara de sostener esa forma y/o manera de darle vida a la lengua y de adquirir vida y ritmo, desde la palabra, desde la lengua, que es lo que ocurre en el decir poético de León Félix Batista.
En la medida en que el sujeto-lector avanza su mirada consciente, sobre los territorios sígnicos y semánticos, existentes en el libro "Poema con fines de humo" (2022). Premio Anual de Poesía "Salomé Ureña de Henríquez"-2021), escrito por León Félix Batista, se ve compelido a interrogar e interrogarse en torno a la evocación artística que se desprende de este tenso e intenso poetizar que aquí fluye y confluye, desde el juego abierto con la palabra, sostenido por el sujeto-autor.
Esa voz poética que asume León Félix Batista en ese libro, "Poema con fines de humo"(2022), no viene sola o por obra y gracia del señor, porque detrás hay una pragmática escritural que, aunque no es sólo resultado de sus aprendizaje en el Taller literario "César Vallejo ", de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y de otros talleres anteriores en que también el referido autor participó, es el resultado de un trabajo cooperativo de escritura creativa, logrado desde la lectura, la entrega y la obsesión ante un oficio de vida.
León Félix Batista, en la última fila, con las manos sobre el vientre junto al poeta José Mármol, el difunto poeta y buen amigo; José Molinaza; la poeta Ylonka Nacidit Perdomo; y el poeta e investigador, Plinio Chaín, entre otros, en un homenaje al poeta Manuel del Cabral, en el Taller literario "César Vallejo" de la UASD. Arriba, en esa misma foto, en la primera fila, está el poeta Tomás Castro; junto a otros creadores; en la segunda fila están el poeta e investigador, Miguel Anibal Perdomo; el poeta Mateo Morrison, el poeta Manuel del Cabral y el poeta Víctor Villegas, entre otros poetas nacionales.
Sobre su quehacer en el taller literario "César Vallejo" de la UASD, veamos estos importantes y muy puntuales datos que nos dice el poeta,  a solicitud nuestra, los cuales se constituyen en un imprescindible aporte, para nuestra historia literaria contemporánea. Cito:
"Entré al Taller Literario “César Vallejo” en el 1984, siendo el coordinador Miguel Antonio Jiménez y salí de allí en 1986, siendo Coordinadora Ylonka Nacidit Perdomo. Primero tuve la categoría de Miembro, pero para las elecciones directivas del año siguiente, 1985-1986, fui electo Secretario de Organización, el segundo puesto al mando.
La directiva electa fue la siguiente:
Josemón Tejada, Coordinador
León Félix Batista, Secretario de Organización
José Sirís, Secretario de Prensa y Propaganda
Ylonka Nacidit Perdomo, Secretaria de Asuntos Internacionales
Rubén Ventura TaylorSecretario de Actas y Correspondencia
En el Taller todavía estaban algunos de los poetas fundadores y de los primeros miembros: Miguel Antonio Jiménez, Plinio Chahín, Dionisio de Jesús, Carmen Sánchez, Marcial Mota, César Zapata, Rafael García Romero, Dulce Ureña, Sixto Alonso, José Sirís, Víctor de Frías. 
Seguidos de los fundadores y de los primeros miembros, una tercera camada de poetas más jóvenes, pero de mi edad, habían entrado un poco antes que yo (pues yo venía de la universidad Cifas, que había sido clausurada): Leopoldo Minaya, Ylonka Nacidit PerdomoGabino Severino (miembro también del Colectivo de Escritores Romanenses), Zaida Corniel. Jorge Jiménez (Miembro también del Taller "Juan Sánchez Lamouth"), Yrene Santos Rubén Ventura Taylor, Rafael Tejada, Roberto Reyes, Julio Mercedes, Roberto Núñez.
Poco después de mí entraron Amable Mejía (a quien yo llevé al Vallejo, después de que habíamos fundado juntos el Taller Literario “Domingo de los Santos” en Villa Juana), Claribel Díaz, Luis Arzeno, Jorge Piña…
León Félix Batista.
Otros escritores que son hoy reconocidos y que vienen a ser parte de la generación 90, nunca coincidieron conmigo en el Vallejo: Basilio Belliard, Frank Martínez, Félix Betances, Gerardo Castillo, Orlando Muñoz.
A mitad de mi primer año (84-85), el coordinador Miguel Antonio Jiménez, tuvo una crisis de salud, que derivó en una crisis del Taller. Entonces me tocó asumir con otros la conducción del mismo.
 En ese sentido, yo dirigí muchas de las sesiones sabatinas, trayendo temas, poemas, movimientos y poetas para estudiar y discutir, lo cual hizo que me propusieran para ser directivo. Sin embargo, la verdadera ganancia es otra que tener una posición dirigencial. Y es que, gracias a este detalle de tener que preparar sesiones de estudio y dirigirlas, yo tenía que profundizar en los temas, rumiarlos, aprenderlos a fondo.
Así, a mis 19-20 años, gracias al Taller, estudié grandes movimientos y autores extranjeros y nacionales, como Simbolismo, Dadaísmo, Surrealismo, PostumismoBorges, Pound, Manuel del Cabral, Holderlin, Octavio Paz, Rimbau, Roberto Juarroz, Baudelaire, los poetas sorprendidos, y un largo etcétera.
En mi segundo año (85-86), ya electo como Secretario de Organización, me dediqué a las labores propias del cargo, que incluían muchas veces participar en las reuniones de los directores de los estamentos culturales con el director de Extensión Cultural, poeta Mateo Morrison.
 Recuerdo que en cada reunión el primer tema que yo planteaba era que se nombrara un director para el Taller, pues era la única manifestación cultural de la UASD que apenas tenía un Coordinador. Esto se logró muchos años después, en los 90s. Pero en ese año de 1985, se creó en el suplemento “Aquí” del vespertino La Noticia, una página, titulada “Voces Nuevas”, para publicar a los poetas del Taller.
A cambio de la página, yo debía ser gratuitamente el corrector de estilo de todo el suplemento, así que iba todas las semanas a las instalaciones a corregir. Recuerdo que el Jefe de Redacción en ese entonces era el futuro Senador José Rafael Vargas. También me correspondió editar un boletín del Taller, dedicado a Domingo Moreno Jimenes.
Fui motivado por un grupo de poetas para postularme a Coordinador para el período 1986-1987. Pero yo había recibido una Visa de Residencia para reunirme con mi madre en la ciudad de Nueva York. No quise informar nada al respecto, para no deslucir el proceso de las votaciones. Pero me crucé de brazos, no hice campaña alguna, con el objetivo de que ganara mi competidora, que era Ylonka Nacidit Perdomo. 
Ella ganó, legítimamente, convirtiéndose en la primera (y única) mujer en dirigir la institución y, dos meses después, en agosto de 1986, emigré a los Estados Unidos. Esa fue la razón por la cual dejé de ser miembro activo del Taller Literario “César Vallejo”por haber emigrado". 
(Ver Escrito por e-mail y WhatsApp,  enviado por el citado poeta, León Félix Batista, al Dr. Julio Cuevas, el 20/5/2024, a solicitud expresa del autor de este trabajo).
 
Me doy ese lujo de difundir esas experiencia grupales, porque, como yo soy un transcrítico literario, hago uso de todas las áreas y/o facetas extralirerarias y contextuales que me permitan ampliar mi posición sobre determinada tesis a demostrar. La pragmática escritural cooperativa, en este poeta y en cualquier escritor, tiene resultados tangibles, y debe ser parte de las políticas culturales del Estado dominicano.
 
Volviendo al poeta y a su entorno escritural, hay en su poética una búsqueda constante de símbolos que lo conllevan al uso de una semiótica poética en su discursividad. Veamos:
     "El abismo se luxó
       y eclosioné 
       cuando salía solo de la casa
 
       quedé donde caí
        boqueando por las branquias
        la sólida burbuja del deseo
 
         como cieno fisiológico 
         para mi advenimiento
         desde su convexidad:
         Santa Marta meretriz
          mi venus Victrix
          odre pobre que descalabré del                  todo"
           una madre es comenzar
            a vivir sin madriguera
            (Ver pág. 13, obra citada).
Poco le importa al sujeto creador, en este caso, iniciar o no con letras en mayúsculas o poner punto  y aparte, al final de versos. Ese proceder no es parte de su canón escritural, lo importante,  para él, es decir con cadencia y armonía su poetizar.
Y es que también responde a su código barroco, ese burlarse de reglas y principios ortográficos o de redacción, siempre y cuando la musicalidad de su decir se mantenga vigente.
 
Prosiguiendo con el análisis de su poética barroca, veamos ahora estos versos:
          "para después errar
          en carrera a la carroña
          avanzando en estampida
           de segundo a sedimento
           emergí codificado
           de su saco de crisálida
           con un destello vagamente.                       ambiguo:
           una bestia individual a la                           intemperie
           una herida traducida a cuerpo.                 humano
           los residuos de una historia que.             no era
            insistiendo en simetrías
            para no esfumarse a fondo
            en lugar de sostenerse en la                      inestabilidad
             una vez domesticado
             como un fulcro familiar
             la pústula de los primeros                         pasos"
               (Ver pág. 14, obra citada).
                         (….)
Con esta simple muestra, me es suficiente para postular y sostener lo que más arriba de este trabajo ya he planteado: Se trata de un poeta barroco, a quien le preocupa la ritmicidad de su decir, aunque, quiera él o no, esa ritmicidad también tiene un decir, manifiesta un discurso y una travesía que se prefija más allá del estilo del creador como va señalando su manera de asumir y concebir su hacer poético y su arquitectura estilista y estética.
León Félix Batista.
A algún lector, debo aclararle que, en estos trabajos sobre el barroquismo en la poética de León Félix Batista (RepúblicaDominicana, 1964), yo no estoy buscando quiénes son los padres o los hijos del barroquismo literario en República Dominicana. Esa no es mi misión y espero que tampoco sea la suya. 
 
Y le sugiero que, cualquier contradicción con mis postulados, la haga pública,  para bien de nuestra literatura que mucho necesita de gente que razone de manera pertinente. 
 
Mi compromiso es dialogar con el texto y dar a conocer esa dialogía de manera simple y entendible. Orientar al otro sobre lo que veo en la obra  y sobre lo que me dice el texto, nada más y no me pidan más. Lo demás, lo deben hacer usted, amigo lector,  leer el texto y difundir su parecer. Al que le sirva ese sombrero…que se lo ponga…y actúe 
 
En este tránsito barroco por la palabra, hecho por el poeta León Félix Batista, desde su libro "Poema con fines de humo" (2022), no todo se ha dicho, porque los universos de la obra son infinitos, por lo que dejo en usted la palabra, amigo lector. 
 
Converse con el libro, responda su diálogo, asúmalo, y disfrutemos su poetizar, sin encasillamientos personales, sino respondiéndole al texto, sin olvidar los decires anteriores y posteriores de la discursidad poética del autor. He dicho.