El apelativo “don” y su correspondiente femenino “doña”, usados como fórmula de tratamiento de respeto antepuestos a un nombre propio, se escriben con minúscula inicial, recuerda Fundéu Guzmán Ariza.
No obstante, en los medios de comunicación se utiliza con frecuencia la mayúscula en frases como “Fallece Don Osvaldo Virgil, primer dominicano en jugar en las Grandes Ligas”, “Rafael Reynoso, Don Max, ícono de la crónica deportiva” o “Banilejos develizan busto de Don Rafael Herrera en el 111 aniversario de su natalicio”.
De acuerdo con la “Ortografía de la lengua española”, lo adecuado es escribir con minúscula inicial todos los tratamientos, ya se antepongan al nombre (“don”, “doña”, “doctor”, “licenciado”, “profesor”…), ya se empleen en ausencia de este: “señor”, “usted”, “magistrado”…
Solo se justifica la escritura con mayúscula inicial cuando estos vocablos no figuren como meras fórmulas de tratamiento, sino que formen parte de una denominación que así lo exija, como en topónimos (“Declaran en estado de emergencia el sector Don Bosco en Jarabacoa”), apodos (“El cantante urbano Don Miguelo celebró 17 años de carrera musical”) o marcas comerciales: “Quala Dominicana, a nombre de su producto Doña Gallina, presenta la campaña ‘Las recetas del gustico’”.
En vista de lo anterior, en los ejemplos citados lo más apropiado habría sido escribir “Fallece don Osvaldo Virgil, primer dominicano en jugar en las Grandes Ligas”, “Rafael Reynoso, don Max, ícono de la crónica deportiva” y “Banilejos develizan busto de don Rafael Herrera en el 111 aniversario de su natalicio”.
Conviene recordar que las abreviaturas de don y doña, al igual que de los demás tratamientos, sí se escriben con mayúscula inicial: D. y Dña., Sr. y Sra., Dr. y Dra., Lic., Prof., Ud., Mag., etc.
Fundéu Guzmán Ariza (www.fundeu.do) es una iniciativa de la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua, institución sin fines de lucro entre cuyos objetivos se encuentra impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de la República Dominicana. Cuenta con la asesoría de la Academia Dominicana de la Lengua, el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía y la Fundéu RAE, así como con el patrocinio económico del bufete Guzmán Ariza.