El prestigioso y destacado etnomusicólogo, antropólogo social, investigador y académico británico, Dr. John Anthony Randoll Blacking (22-10-1928 24-1-1990), de los antropólogos que más consulto, por su visión, inmortalizó esta gran frase: "La música es una reflexión de realidades culturales".
La música, su influencia con la cultura y desarrollo integral de las personas
La música, como bien patrimonial, cultural, social, como lenguaje y medio de comunicación no verbal, constituye un elemento de valor incuestionable en la vida de las personas; con su gran influencia en el desarrollo integral del individuo, interviniendo en su formación emocional e intelectual; fomenta el desarrollo de la percepción, la sensibilidad estética y la expresión creativa. Al ser una manifestación de todas las sociedades conocidas y con un gran componente socializador, su conocimiento, como manifestación cultural e histórica, afianza una postura abierta, reflexiva y crítica ante el mundo.
En la actualidad, vivimos en un contacto permanente con la música y esta constituye uno de los principales referentes de identificación de la juventud. Asimismo, con el desarrollo tecnológico, se ha multiplicado el acceso a las fuentes de cultura musical, así como a las formas de creación e interpretación, a través, por ejemplo, de recursos que forman parte de su vida cotidiana como internet, dispositivos móviles y videojuegos.
La música potencia igualmente el desarrollo de capacidades como la comunicación oral y escrita, el pensamiento matemático o el conocimiento tecnológico y científico, que ayudan a la adquisición de todas y cada una de las competencias claves, trascendiendo las habilidades propias de la competencia de conciencia y expresión cultural.
Si hablamos de expresión cultural y conectamos la mirada antropológica del Dr. Blacking sobre la música, como componente de las realidades culturales, entonces podemos hablar de un género musical que ha trascendido en el tiempo y se ha trasformado, como la salve.
El contacto con las músicas de diferentes épocas, estilos y tradiciones, nos pone en sintonía con la diversidad cultural y favorece, por un lado, el sentimiento de pertenencia común a la sociedad en que vivimos y por otro, el sentimiento de ciudadanía global compatible con la identidad local.
Origen de la salve
Sobre el origen de la salve, La Catholic Encyclopedia de R. J. Snow (1967), volumen 12, señala: Algunos atribuyen esta maravillosa oración a Ademar de Monteil (+1098), obispo de Le Puy. Pero su verdadero autor es Hermann Contractus (+1054), un monje benedictino del convento de Reichenau en el lago de Constanza. Ciertamente, la admirable melodía de la Salve Regina también le pertenece. Ya los primeros cruzados la cantaron en 1099, prueba de que era conocida por el pueblo. En los siglos XII y XIII se extendió la costumbre de cantarla inmediatamente después de las Completas, la oración al final del día. Los cistercienses también la cantaban desde 1218 y los dominicos desde el año 1226.
Mientras que, estudiando a I.M. Lewis en su obra: "Estatic Religion: An Anthrological Study of Spirit Possession and Shamanism", (1971), este refiere, sobre la salve: "En 1239, el Papa Gregorio IX introdujo este canto en las iglesias de Roma. Los monjes, con las velas encendidas, se dirigían en procesión hacia un altar lateral y allí entonaban el himno. Al principio, el himno decía: Salve, Reina de misericordia. En el siglo XVI la iglesia introdujo la palabra Madre al canto. Desde entonces se lee en el Breviario Romano: Salve, Reina y Madre de misericordia. Las palabras finales de la Salve Regina —“Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María”— fueron añadidas en el año 1146 y se se atribuyen a San Bernardo de Claraval con motivo de un éxtasis que experimentó en la Catedral de Espira en Alemania".
En la obra: "Voces del Purgatorio, estudio de la salve dominicana", (1979), de la antropóloga y etnomusicóloga, Dra. Martha Ellen Davis, establece: "La salve es así denominada porque este género musical originalmente consistía en versiones musicales del texto de la oración Salve Regina de origen eclesiástico y generalmente relacionado con el rosario. Al pasarse al contexto del ritual del catolicismo popular, parece haberse hecho menos rígida. En República Dominicana, este género musical difundido desde el catolicismo formal al popular, o bien por campesinos españoles antes de su emigración o bien en la misma Republica Dominicana, comprende todo un espectro de gran variación; su amplitud ha llegado al grado en que una clase principal de la salve dominicana emplea poco o hasta nada de la letra sagrada de la Salve Regina".
En Sevilla, España durante el siglo XVII, también llamado el siglo de oro, esta ciudad se constituyó como una de las más importantes en materia cultural, con el desarrollo de las bellas artes y la música, sobresaliendo entre los sevillanos la devoción a la Virgen María, por eso los documentes eclesiásticos hablan de Sevilla como un bastión católico y así lo confirma la obra: "La música folclórica dominicana", de Edis Sánchez y Josué Santana (2022), planteando: "De modo que los cantores populares de Sevilla cantaban coplas a María Inmaculada antes de la anuencia del dogma y muchos de los conquistadores que vinieron al continente americano eran sevillanos, para ellos la Virgen era un personaje viviente que todo lo resuelve".
La salve dominicana o criolla
Los autores de la obra anterior citada refieren: "Con el tiempo, y fruto del sincretismo cultural, pasó a ser una expresión ritual que en la actualidad se ejecuta para diversos santos y santas, que no necesariamente son la virgen, y que también incluyen temas seculares. Po ello, existen canciones de salves para Ogún Balenyó, Ana Isa Pié, la Virgen de las Mercedes e incluso con temas seculares que nada tienen que ver con la religión popular y oficial, como una cuyas letras dice: La botella, Ron pa´ bebé. Un traguito. Ron pa´ bebé".
En el caso de la salve dominicana o criolla, son cantos responsoriales a capela o acompañados de instrumentos de percusión de origen africano. El sincretismo en esta parte de la Isla de Santo Domingo ha dado lugar a una práctica grupal que forma parte fundamental de la adoración en el vudú dominicano.
En los instrumentos destacados en la ejecución están los panderos, a diferencia de otros instrumentos como estos utilizados en otros países de la región, no suele tener platillitos de metal, sino que es de parche de piel de chivo y el balsié. Los cantos de esta salve criolla son dedicados a los luas; que son los espíritus del vudú y metresas; la variante femenina de los luas. Estos cantos suelen ser interpretados en las velaciones de santos, velorios, noche de velas y maní, estas últimas dedicadas a santos patronos y su sincretismo en el Vudú dominicano.
Teresa Guerrero en un trabajo publicado en Acento.com.do en enero del año 2012, titulado: "La salve dominicana: una expresión sincrética de la cultura del Caribe", refiere: "Resulta importante destacar que la salve es parte central del baquiní; ceremonia de velación de un infante. El difunto se viste de blanco y el féretro se adorna con flores de diferentes colores. Dentro de las creencias populares en parte del Caribe, la muerte de un niño o niña no debe ser razón de tristeza, por eso no se llora, ni se reza. En lugar de ello, en los campos dominicanos se cantan salves acompañadas de tambores y panderos; se decora la casa y los altares con guirnaldas de papel crepé, se brindan comidas y bebidas en abundancia. La salve en el país representa la manera en que las tradiciones africanas se fusionaron con las europeas y propiciaron manifestaciones culturales que, aunque parecen disímiles, no producen ninguna confusión entre sus practicantes. Por el contrario, es parte de los elementos que les colaboran a explicar la vida cotidiana, pero también su relación como individuos y colectivo con el tiempo y el universo".
En una entrevista concedida en enero del año 2023 al programa de radio Libertarias, en la que también estuvo Caridad Severino, portadora de tradición dominicana y líder del grupo, La Carisalve. Producido por la destacada periodista de investigación Riamny Méndez Féliz y luego publicada la entrevista en su columna, La Canao Púrpura en Acento, hablando sobre la salve y su trascendencia en la cultura popular dominicana, planteamos: "No hay una celebración a los santos, una actividad de la religiosidad popular donde no haya salve. Aquí tenemos grandes personalidades que se han destacado en ese género musical, sobre todo mujeres, como Elenita Santos, que aunque le llaman la reina de la salve, algunos investigadores establecen que ella lo que siempre cantó fue merengue y mangulina no salve como propiamente se conoce, pero hay más intérpretes, ya que el papel de las mujeres dominicanas con la puesta en valor de la salve ha sido muy importante, por eso tenemos el legado de la soberana, Casandra Damirón, se conoció por la salve, con una vinculación a la interpretación de la salve en la región suroeste del país, porque ella era de Barahona y Elenita con el componente cibaeño, era del Cibao, porque hay diferentes características y variantes de la salve de acuerdo a las regiones. Si nos vamos a Villa Mella está la Reverenda, conocida cantautora y portadora de tradición, que con su melodiosa voz de mujer afrodominicana con pandero en mano, llevó la salve popular a tierras extranjeras en varias ocasiones representando con orgullo la nación, su cultura e identidad cimarrona".
La salve popular, su influencia africana y el rechazo sectores en el país
A partir de esa transculturación de la cultura africana con la salve hispana, de la que hemos hablamos anteriormente en el trabajo, es que entra el rechazo y el no reconocimiento a esta salve popular, la salve del pueblo, porque ¿qué hacen los esclavizados con todo este tipo de manifestaciones? Las asumen, las adaptan, las transforman y entonces resisten a través de ellas. Le integran los tambores negros y las sacan de las iglesias a los altares, a las calles, al pueblo. Esa es la gran riqueza del sincretismo nuestro, que debemos conocer su historia, preservarla y difundirla, pero sobre todo sentirnos orgullosos de ellas, lo que tanto nos falta.
Esas salves se han convertido en tan popular, que están presente en todo, por ejemplo, se conocen de composiciones de salve vinculadas a la bebida, a las mujeres, al amor, al desamor, a las protestas del pueblo, a las palomas, al rio a los árboles, etc. En algunos campos cuando hay siembras y cosechas, se canta salve. Hay una salve bellísima y tradicional, por ejemplo, en Baní, donde se usan instrumentos específicos que no se utilizan, por ejemplo, en Los Congos de Villa Mella o la salve de San Cristóbal, donde fundamentalmente hay tamboras. En Baní está el pandero banilejo, muy específico, para el canto de las salves. De manera que estos pueblos afrodescendientes, vamos a decirlo de manera pedagógica, usan la salve como un eje transversal de resistencia, de cantar y de vivir su identidad y de darla a conocer.
En una entrevista para el periódico Acento, nosotros plateamos: "Hay algo que a mí me gustaría destacar: el papel de la mujer de la salve históricamente ha sido importante. Las mujeres son las que más han compuesto, las que cantan, pero también tocan. En Villa Mella el pandero lo toca la mujer, el sur, en San Cristóbal, en Baní hay mujeres que se han destacado por tocar el balsié, una tambora más pequeña y hay mujeres que tocan los mismos atabales. En el gran Santo Domingo hay una variante diferente. Por ejemplo, esa salve que dice “Preparen la Virgen, pónganla en la mesa, que el padre le espera, mañana en la iglesia” es del pueblo, es una salve compuesta por el pueblo que ya es folklórica porque se ha perdido la autoría. Y así, las salves hablan de la cotidianidad, hasta de si la comida está cara. Aquí se hacen salves, por ejemplo, en la campaña. De manera que la salve, para los grupos que no lo entienden, es nuestra y la tenemos antes que el merengue, la bachata y cualquier otro ritmo que nos identifique como dominicanos, es mas muchos de esos ritmos están construidos y fusionados con las salves, pero los mismos autores no lo explican donde se presentan para que el pueblo así lo entienda".
Otra de las cosas de las que debemos estas claros, es que, de las dos variantes de las salves, la sacra y la popular, la que se rechaza es la popular, porque esa salve de la iglesia, la Regina, la que componen los religiosos, no tiene rechazo, es la del pueblo que se rechaza, la que se vincula a los negros, a los africanos, la que va acompañada de atabales, las que cantas las mujeres negras cimarronas.
Enerolisa Núñez la voz más alta de la salve dominicana, patrimonio cultural
En la entrevista en Libertarias, sobre Enerolisa, referimos, que existen cantantes de ese estilo de salve como Enerolisa Núñez, que en varias ocasiones nos ha manifestado, que ella se acuestan y en sueño los misterios, sus ancestros y ancestras les dicen lo que tienen que cantar, le enseñan las letras, los títulos de las salves y al otro día le dicta (la letra) a alguien de la familia para que la escriba y comienza a cantarla, montándola en el repertorio de su agrupación familiar hasta que se hacen famosas y conocidas en el país, como ocurrió con el tema, Gran Bwa, para mi uno de los más exitosos de ella, que de forma pedagógica explica en la salve dedicada a ese misterio del Vudú, los tipos de Gran Bwa y sus caractericticas, vinculándolo con su quehacer y esa es la importancia de la salve popular que cantan estas mujeres como Enerolisa.
Enerolisa Núñez es la portadora de tradiciones de mayor trascendencia de la música folklórica dominicana actual. Una voz singular, alta y cargada de lamentos, carcajadas e ilusiones, que se fue convirtiendo durante el tiempo en un fenómeno sin precedentes en la historia musical del país. Su carrera como cantadora se consagra en la década de los 90, siendo parte de una impactante fusión de salve y merengue.
La agrupación Enerolisa y la Salve de Mata de los Indios, cuenta con la presencia de su hijo Osvaldo, tocador de güira y de su hija Yeni, quien a los 7 años ya tenía su panderito y quien, hoy día, es una excelente cantante y una de las mejores tocadoras de salve del país, en la actualidad radicada en Los Estados Unidos de América.
El legado de Enerolisa con la tradición de la salve, va por una cuarta generación, vemos en sus presentaciones, además de sus hijos, hijas, sus nietas y sus biznietas cantar, tocar los panderos y bailar. Lo que la hace ser una portadora y continuadora de su legado por generaciones, lo que además la convierte en una formadora, sabedora y respetada maestra, cantautora de la salve popular afrodominicana.
Enerolisa Núñez se ha presentado en Estados Unidos y ha sido de las atracciones más interesantes del DR Jazz Festival en el año 2020. Ha participado en películas como Diáspora (2022), el largo documental de Héctor Valdez; en la laureada Cocote (2017), de Nelson De los Santos; Hasta la raíz (2017) un documental de Juan Carlos Díaz y Juan Carlos González Díaz; así como el cortometraje Los bandoleros (2009) de Vin Diesel.
Enerolisa Núñez, ha sido clasificada como una mujer de canto alegre y misterioso que al compás del pandero y del congo da ritmo a unas de las expresiones culturales afroantillanas más antiguas del mundo, La Salve. Núñez, ha sido clasificada como una mujer de canto alegre y misterioso que al compás del pandero y del congo da ritmo a unas de las expresiones culturales afroantillanas más antiguas del mundo, la salve. Aunque Enerolisa ha llevado su música por decenas de escenarios internacionales por más cincuenta años, sigue viviendo en su natal Mata Los Indios, en San Felipe Villa Mella, realizando su maní a los misterios, una celebración muy esperada a final de cada año. El pasado 19 de enero cumplió sus 72 años de vida y nos confesó que seguirá cantando salves hasta que le quede un aliento de vida.
Sobre el Gran Bwa canta Enerolisa en su salve muy famosa
En un trabajo publicado en agosto del año 2023 en nuestro espacio cultural y folklórico, folkloreRD, sobre este tema, referíamos: El Gran Bwa es el luá-arbol protector de los árboles. Su nombre lo indica: Grand (Grande) y Bwa (Arbol) el Palo Mayor, hace referencia al "Poto Mitan" o poste central de los Badgies o Altares consagrados al Vudú de Republica Dominicana y Haití. No siempre está en el centro del Badyi o Altar, también fuera de este, en el monte, como un árbol al que se le entregan servicios y ofrendas.
Está asociado a las plantas, el gran protector de la naturaleza. Sus brazos son ramas, sus piernas raices y su cabello las hojas. Es el protector de los ancestros. La curación, los secretos y la magia le pertenecen, conoce las plantas que curan y las que pueden matar. Es el protector y dueño de la Ceiba, en Haití "Mapou", planta sagrada y de la vida en todas las culturas. Separa el cielo de la tierra, elevando sus ramas al cielo y hundiendo sus raíces en el infierno. En el Vudú haitiano esta familia es más larga que en el dominicano, aun así algunos nombres son comunes.
Los luases "gente-árbol" eran deidades africanas respetadas y adoradas por las etnias de esclavizados que llegaron a nuestra isla y luego se sincretizaron con los santos del catolicismo español. Como son:
MET GRAN BWA: Padre de todos, cariñoso, conversador, conoce los secretos de las plantas, representa el vigor sexual del hombre. Se sincretiza con San Cristóbal. Vinculado al árbol de higüero en África
GRAN BWA YILEO: El Gran Bwa de la Isla, el pequeño, proteje las plantas, conoce su magia. Es apuesto y enamorado. Se sincretiza con San Bartolomé, San Sebastián y San Judas Tadeo.
GRAN BWA DE LA MONTAÑA: El mayor, guardián de la montaña. Sincretiza con San José de la Montaña. Patrón de la "Mamajuana".
GRAN BWANA PYE: La madre árbol, mujer mayor, sabía, cabellos canoso y trenzado, la Ceiba hembra, madre de Anaisa, concede hijos a mujeres infértiles. Sincretizan con Santa Isabel y Santa Ana.
GRAN BWASINA: mujer joven, representa las flores, coronada de flores, vive descalza hablando con las plantas y animales. Sincretizan con Santa Filomena, Santa Flora, Santa Viviana, se representa como planta de Artemisa.
Los estudiosos del tema en el Caribe explican, que en Haití la familia de los Gran Bwa es más larga y extensa como se conoce en República Dominicana bajo la visión de la 21 División, no obstante, muchos nombres de Gran Bwas son comunes a ambas naciones y ambas culturas religiosas. Obviamente se refiere a una familia de "gente-árbol" que vive en los bosques puesto que, aunque este nombre es creole, se refiere a deidades africanas que eran servidas por el respeto y adoración que los aborígenes de las distintas etnias africanas tenían hacia los árboles.
Casa Mella-Russo y sus aportes a la cultura popular dominicana
Finalizamos este articulo felicitando a la Casa Mella-Russo, un Centro Cultural innovador, un espacio cultural de la ciudad Colonial que viene realizando una extraordinaria labor a favor del arte y cultura del país, sobre todo en el área de la puesta en valor de la cultura popular dominicana y sus manifestaciones, bajo la dirección de Doña Altagracia Mella Russo y un equipo de gestores culturales jóvenes.
Casa Mella-Russo, es una institución privada sin fines de lucro, donde habitan múltiples obras de arte con los más altos estándares, también sirve de acogida y apoyo a los artistas, brindado su espacio para exposiciones temporales de artistas nacionales. Otro aporte a destacar es la iniciativa de impartir pedagógicamente para el público en general, temas alusivos a la agenda de Casa Mella-Russo, a través de ponencias y conversatorios con especialistas en la materia. Ellos presentaron el pasado jueves 25 de enero un histórico y concurrido concierto titulado: “Salves para la Virgen”, a cargo de una de las más importantes intérpretes de este género folklórico, la cantante Enerolisa Núñez acompañada del grupo de Salves de Mata de los Indios de Villa Mella, donde nosotros fuimos invitados por la institución a compartir un conversatorio introductorio al evento, titulado: “La salve en la Religiosidad Popular Dominicana”, disertando sobre la historia e importancia de las salves, enfatizando los aportes de Enerolisa al género musical, donde también se realizó la exposición de instrumentos originales de este género a cargo del artista, fabricante de instrumentos de percusión e investigador de la música tradicional dominicana, Edgar Molina.
Que la salve popular y el toque del tambor sigan sonando en toda la isla, ahora y siempre. Nos vemos la semana que viene en el próximo artículo de Kalunga.