Hemos conversado a lo largo de esto años, en público y en privado, la cuestión más preocupante de la literatura dominicana ¿cómo creamos un mercado lector? ¿Qué hace falta para que más personas lean en República Dominicana? ¿Realmente tenemos un público lector para crear un mercado en la literatura dominicana?
Son preguntas que han encontrado claridad, con los años, pero no aun a los niveles que desearíamos, aunque se están convirtiendo en un objetivo más claro para empresas literarias y culturales del país.
Hemos mantenido con un rezago impenitente, un letargo del que nadie sabía cuándo íbamos a despertar, los investigadores americanos le llamaron en la época post industrial: status quo, un lugar desde el que no se crece, desde donde no se ven posibilidades de avance, en el que un entorno completo puede permanecer inamovible por un solo estado de pensamiento: la inacción. “No tenemos más opción que lo que tenemos en frente”, “esto es muy difícil”, “el reto es muy grande, más de lo que podemos enfrentar” “no podemos salir de esto solos”, etc. Eso, ciertamente, ha pasado con la literatura dominicana.
Aclaro, no vengo con la intención de apuntar con un dedo fallas y responsables, pero si reconozco que todo lo que se mire desde una sola estrategia y medida está “muerto” o quedará “muerto” para lograr resultados eficientes.
A mi entender y por años analizando este problema, como estratega y como profesional, el problema es bastante sencillo; la literatura dominicana no necesita más premios ni concursos, la literatura necesita art management y un gran trabajo en equipo de los actores que conforman este engranaje maravilloso que es la literatura dominicana.
Según el IESA (art and culture) de la Sorbonne en Paris, Francia, la tarea del AM es reconciliar el arte con la gestión. Incluye procesos y técnicas para llevar a cabo las operaciones cotidianas de una empresa, así como manejar los recursos de manera inteligente, mantener los gastos bajo el presupuesto, y lograr la eficiencia, así como cuidar la visión artística de los actores.
Pero, ¿qué es el art management para República Dominicana y cómo lo podemos recrear? Esta compleja idea de gerenciar una empresa, un proyecto, o un área de negocios es también es una combinación de habilidades duras y blandas, hablo de la planificación, capacidad organizativa y coordinación de recursos materiales y personas, capacidad de negociación, pero también arte para generar riqueza y relaciones humanas potenciadoras, multiplicar fortalezas entre los aliados, fomentar estas alianzas, y tener grandes dosis de paciencia, tolerancia e inteligencia emocional, asimismo en las habilidades duras como el liderazgo y de la gestión control para lograr los resultados.
La gente me critica mi constante manía de decir las palabras en inglés, pero es que en este mercado existen áreas de servicio muy coherentes y consistentes en la aplicación de sus teorías de gestión.
Bien, no me salgo del tema, el asunto aquí es un poco más profundo y para ello les quiero hacer reflexionar en algo.
¿Cómo es posible si una industria necesita crecer a todos los niveles, el liderazgo cultural en nuestro país sea tan bajo? ¿Cómo es posible que la literatura se siga haciendo casi a escondidas en lugares específicos, porque sencillamente no hay públicos que consuman estos formatos de productos y servicios (incluido ahí el libro) ¿Dónde se encuentra nuestro deseo de innovación y disrupción para crear nuevos ofertas que persuadan y satisfagan un público lector, que está precisamente ávido de cosas, pero no de recibir contenido literario, puestas en circulación, conversatorios, performances y festivales, etc. en un formato que no alcanza sus expectativas y necesidades.
El art management en la literatura dentro del concepto de la “Experiencia Económica”
Entiendo, desde mi experiencia que nuestra literatura necesita tomar riesgos importantes y dejar de hacerla callada, en una esquina, como si fuera algo que nos diera vergüenza y que no hay nada más que hacer; creo que es una gran mentira que nos hemos contado.
Estamos mal utilizando talento y recursos por hacer las cosas con tanta modestia que no llegamos crear “productos”, que generen una demanda real.
Dos de los investigadores más conocidos sobre la teoría de la experiencia económica, Joseph Pine y James Gilmore de su mismo libro en inglés The experience economy aseveraron una gran verdad por el año 1997: las empresas tienen el compromiso de crear experiencias que vendan, lo que llamamos poner en escena esa experiencia: así como lo hace el teatro, la danza y la música. La teoría de la experiencia tiene muchos años y llegó para quedarse, no solo en la literatura, sino en todas las áreas de la industria de servicio y entretenimiento.
Esta teoría está basada en 4 características que cito a continuación y que también trabajo como mis estudiantes en clases.
Para que las experiencias sean vendibles deben:
- Armonizar las impresiones con señales positivas.
- Eliminar las impresiones negativas.
- Involucrar los cinco sentidos
- Utilizar la memorabilia: evidencias, souvenirs, emails, tickets, menú, fotos, etc.
“Las empresas deberían pensar en qué
harían diferente si cobraran una entrada”.
(Pine & Gilmore, 1997).
Retos y resistencia del sector literario
Ahora le pregunta es la siguiente, ¿cómo se aplica esto en una industria por hacer? ¿Cómo llevamos a la práctica, eventos y productos que se puedan colocar en escena para que sean consumibles exitosamente?
El reto ciertamente es grande, por muchas razones, aquí solo comento algunas a modo general que daría para comentar en otra oportunidad:
- La falta de apoyo presupuestal para eventos o actividades literarias. República Dominicana en mucha de sus instituciones públicas no contiene una partida presupuestal para eventos, festivales, spoken words, performances u otras actividades literarias.
- La formación profesional de personal que colabora para colocar en escena estas experiencias y productos.
- La inconsistencia, el rezago y la negatividad frente a la posibilidad de hacer las cosas, en un sector lleno de oportunidades.
- El poco compromiso que asumimos como actores del sector frente a los retos y desafíos, en un marco que debe tener un alto desempeño profesional en cualquier tipo de oferta que se ofrezca, no solo la escritura como tarea principal.
El desempeño de la industria literaria
Con esto toco un tema que genera mucho interés en cualquier industria y es el nivel de desempeño de la misma, los investigadores americanos desde la década de 1950 iniciaron estudios sobre el servicio, luego del boom y desarrollo de la era industrial, (al momento mucho más desarrollada en otras área que en la literatura a nivel mundial); encontraron información sobre como los clientes valoran el desempeño de servicio que ofrece una empresa. Es decir la satisfacción del cliente y/o espectadores se determina por la ecuación: percepción del servicio – entrega del servicio: esto genera una apreciación final de servicio, es una cuestión de percepción de ese cliente que reciba el servicio o lo haya vivido. ¿De qué estamos hablando? Nuestra industria debe aprender a satisfacer a sus clientes.
“Hoy vender las experiencias
se están extendiendo más allá de teatros,
parques temáticos y restaurantes”.
(Pine & Gilmore, 1997).
Finalmente y como conclusión: nuestra literatura vive un proceso, y no un suceso; no podemos pedirle hacer las cosas en un santiamén y ni esperar un éxito rotundo de todo lo que hagamos, la literatura dominicana en ese proceso hay que sembrarle e invertirle con ahínco y esmero, sin esperar mucho a cambio, hasta que llegue el momento oportuno para festejar que lo hemos logrado. Nuestra literatura es una industria que está en una evolución única y necesaria, debido a muchas personas que se han cansado de ver el mismo estado que ha permanecido por muchos años.
¡Que viva la unión, la integración y la voluntad por la literatura y todo el arte dominicano!