Cuando el poeta se asume desde su inconsciente y procura apropiarse del discurso de lo indecible, sin querer o queriendo, construye su imagen de la ambigüedad de lo infinito, y procura hablarle a su otro yo, a su alter ego, sin importarle que medien o no, razones que sitúen a su poesía en lo comunicacional o en la ilocigicidad, propia de un determinado discurso poético. Le es suficiente enunciar y enunciarse.

"La intemperie" (Editorial "ISLA negra" EDITORES. XXX ANIVERSARIO. COLECCIÓN FILO DE JUEGO. San Juan. Editado en Talleres Búho. Santo Domingo. República Dominicana. Abril- 2022), es un libro de poemas de Basilio Belliard, que va trillando esos valladares del expresar desde una escritura que se sitúa entre la metáfora de lo experimental y el filosofar, montado al filo del abierto decir del sujeto, ritualizando su canon personal de comunicar y comunicarse.

Decir, aquí, es la apuesta poética del creador. Poco importa el destino de ese decir, ni su retorno, si es que pueda volver a su espacio de procedencia.

La palabra manifiesta, la construcción mental del significante del enunciado que delata y que marca los tonos expresivos de quien procura colocar su imaginar en la montura de la filosofía que siempre acompaña la lengua.

La brevedad es parte del discurso que se extiende sobre estas filigranas del pensar. Veamos:

"La nada y la vida/Lo que va viene/Lo que viene vuelve o se queda/Eso que deseamos no lo buscamos/Lo que rechazamos un día nos persigue/Así es la dicha/Y la desdicha que buscamos sin saberlo/Ni quererlo/Eso es el amor/y la memoria del rencor"//.

(Poema "La dicha", pág. 22, obra citada).

Estamos ante el discurso poético de la síntesis que arrastra el matiz de un filosofar hacia el todo y a la nada:

"Amor al día/Amar la luz del día/O la luz del mar/ El amor al ojo/que mira a Dios/inventó la mirada y lo mirado"//.

(Poema "Luz de mar". Pág. 23, obra citada).

El poeta tiende su apuesta sobre la palabra, la extraña desde la lengua y, sin importarle el uso de algunos signos de puntuación, como el punto y aparte, al final de un verso, y, alejado de la lógica interna o externa de su decir, nos dice.

Se expresa a su modo y a su modo nos informa el adacadabra de su enunciación poética, fijando la marca de su pensar.

La mayoría de los poemas que integran este libro, son textos breves que representan una intensidad semántica. Hay una escritura que reclama una mirada, un razonar, una lectura y un oído que pueda eschar su ritmo, el cual es la música de la lengua en uso.

El poeta se nos presenta desde la figura del creador comprometido con la imagen metafórica y con su yo interior.

Debo decirlo, sí, hay aquí una metafísica poética. Al poeta no le ha de importarle que el lector esté o no de acuerdo con su poética, debe conformarse con ser leído.

Ese es el proceder en este caso: El poeta Construye el tinglado lingüístico de su discurso y deja en ti, como lector, los caminos pendientes de hacer, leyendo e interpretando los aforismos de su imaginario.

Lo importante es que en esta obra queda plasmado el discurso simbólico, característico de algunos de los escritores del 80, con lo que se puede evidenciar, la multiplicidad de estilos y formas de poetizar de esos creadores, dentro de la literatura dominicana contemporánea, a la cual pertenezco.

"La intemperie", es la expresión de lo indecible, dicho, poetizado, filosofado, en procura de su existencia, desde la pluralidad del verso.

Julio Cuevas en Acento.com.do