La República Dominicana celebra cada año La Feria del Libro. Durante días y semanas, el pueblo tiene la oportunidad de entrar en contacto con ella, a través de visitas que pueden ser de carácter personal, grupal e institucional. Lo cierto es que la población espera esta nueva fiesta de libro para recrear su pensamiento y sus ideas, para entrar en contacto con expresiones culturales diversas y, sobre todo, para disfrutar el lado más humano de La Feria. Este se descubre en la alegría de los visitantes, en las preguntas y, aún más, en las interpelaciones a La Feria. La humanidad de La Feria atrae por el sabor a pueblo, por la inclusión que proyecta y por los espacios de búsquedas que ofrece.

Este año La Feria del Libro está dedicada a Israel. Este país es rechazado por muchas personas. Su postura ante Palestina es inaceptable. Por ello no suscita ningún entusiasmo que se le dedique un evento caracterizado por la apertura y la participación sin exclusión. Esto no implica desconocimiento de la producción científica, literaria y  tecnológica de Israel. Su desarrollo es cada vez más robusto. También lo es su violación a los derechos y a la vida del pueblo de Palestina. La postura en contra de Israel es una opción libre que no debe impactar La Feria del Libro. Boicotearla no es lo más pertinente. Para manifestar el descontento se pueden utilizar otras estrategias y procedimientos.

La realización de La Feria del Libro es una necesidad de la sociedad dominicana. Para todos es evidente el bajo nivel de formación de los ciudadanos de nuestra nación. De la misma manera, es evidente la aversión a la lectura y al estudio sistemático y consistente. Antes que provocar la clausura de La Feria, se ha de alentar que los ciudadanos participen de forma activa. Se ha de motivar para que aprovechen los espacios de aprendizaje que aporta este evento. En esta dirección, se ha de incentivar que niños, jóvenes y adultos vivan la experiencia como una magna actividad  que añade valor a lo que los visitantes hacen y saben.

En este marco, La Feria del Libro constituye un valor excepcional. Al considerarla como valor, destacamos las potencialidades que tiene para que las personas se pongan en contacto con nuevos avances de las ciencias y de las tecnologías, así como con una producción literaria actualizada y con incidencia en el desarrollo sociocultural del país. Es un valor por la ocasión que ofrece para que los visitantes interactúen con científicos, escritores, investigadores y gente común que aportan su sabiduría y sus intuiciones sobre los acontecimientos de la vida cotidiana y sus percepciones sobre el sentido de La Feria. La valía de esta actividad está por encima de cualquier bloqueo.

La Feria del Libro no solo se debe considerar como valor por lo que aporta, sino por lo que es en sí: un espacio que permite la identificación de avances y retrocesos en el ámbito social y cultural. De igual forma, posibilita la obtención de información actualizada y recursos nuevos para fundamentarla. Por tal motivo, es un contexto en el que es posible encontrar nuevas fuentes del saber y experiencias socioculturales capaces de modificar la visión del mundo y de sí mismo que tiene el sujeto. Los valores requieren atención y cuidado en la sociedad dominicana. La Feria del Libro es una vía para fortalecer los valores humanos, intelectuales y ciudadanos.

El repudio al abuso de poder de Israel se puede mantener. Palestina tiene derecho a rehacer su vida y a construir un nuevo futuro. Pero La Feria del Libro 2023 ha de realizarse con la mayor y mejor organización, con calidad integral y real. Lejos de este evento los vientos de la campaña electoral. Cerca y dentro de La Feria, alto nivel de interés por la lectura, por las innovaciones científicas, literarias y humanísticas.  Y, en todo momento, reencuentro vivo y deleite pleno con los libros.