La asignación de nombres en algunas palabras del español es desconcertante. Muchas veces no derivan de manera meditada, sino porque el uso las impone. En otras ocasiones son el resultado del nombre del inventor, descubridor o persona famosa asociada a la cosa, acción o resultado de esta. En la exposición que se presentará en el cuerpo de este escrito se verán dos ejemplos distantes en el campo a que se contraen los sustantivos objeto de esta.

La primera palabra que se examinará será la cirugía conocida con el nombre de cesárea. La otra palabra examinada será músculo por lo insólito de su origen y vinculación con un animalito odiado por los humanos. Si no se adelanta más acerca de los dos temas es porque se desea despertar un poco de suspense.

La ciencia médica ha alcanzado avances sorprendentes. Las enfermedades son tratadas con productos farmacéuticos cada día más eficaces. Las cirugías desafían la naturaleza. Son pocas las enfermedades que no pueden tratarse con algún tipo de éxito. Se escribió “algún”, porque no siempre se cura; pero al menos en muchos casos se retarda la progresión. En otros casos se mejora la calidad de vida del paciente.

En materia de obligaciones, en el campo jurídico, se afirma y acepta que la obligación del médico es “de medios” y no “de resultados”. Esto se reduce a que el profesional tratante está obligado a emplear medios apropiados y no a asegurar resultados de cura. Es una decisión muy personal del profesional de la salud al administrar una mentira piadosa, con licencia eclesiástica la llamo, al decirle al paciente sin esperanza de cura que lo sanará. Ello así porque los resultados del tratamiento son mejores cuando el paciente se siente positivo con respecto al resultado.

Cesárea

La cesárea es una práctica muy antigua.

¿De dónde le llega el nombre de cesárea a la operación? La operación quirúrgica que lleva este nombre se conoce así por la tradición que contaba que Julio César había nacido de esta manera. Fíjense bien, “por la tradición que contaba que Julio César . . .” En la actualidad ya no se acepta sin reparos que el nombre se le otorgó en honor de Julio César. Esta intervención quirúrgica en el abdomen y en el útero de la madre se practica para extraer el o los fetos que se consideran aptos para vivir fuera del útero. Es una cirugía mayor, es decir, se considera grave, difícil, peligrosa.

Lo del nombre es por la tradición. Ese tema será el meollo de esta sección. Recibe ese nombre porque según parece Julio César nació mediante esta operación. No hay que dudar que los aduladores del momento se la hayan atribuido para elevarlo aún más; algo a lo que él era muy dado. Este tipo de etimología es lo que se conoce con el nombre de etimología popular. Esta es la interpretación espontánea del vulgo para el origen de una palabra; generalmente es errónea, pero no exclusiva de este segmento de hablantes.

En tiempo antiguo este procedimiento quirúrgico se hacía después de la muerte de la madre embarazada para salvar la criatura cuando esta estaba próxima al término del embarazo. En la actualidad la operación se ha hecho muy común, a pesar de los riesgos implícitos en esta. Los avances tecnológicos de la ciencia médica han permitido en la vida moderna salvar la vida a muchas madres y criaturas por medio de esta operación.

Esta operación está en el origen de la ley romana conocida como lex Cesaria, que ordenaba que a toda mujer embarazada que muriera poco antes de dar a luz, su vientre fuese abierto para dar la oportunidad de vida al feto. A pesar de que la operación se conocía desde la antigüedad, no fue sino hasta el año 1888 cuando Sänger estableció el método clásico que se conoce hoy. Dicho sea de paso. Durante largo tiempo los médicos no podían intervenir en el parto, pues estaba prohibida la intervención masculina. La asombrosa historia de las palabras (2008:29).

¿Cómo y por qué se atribuyó ese nombre a la operación? Porque Cayo Julio asumió el nombre César que devino un título imperial hereditario transmitido a los varones de su linaje; esto así pues se propagó la especie, y la creencia se estableció, de que él había nacido por extracción del vientre materno mediante una incisión en el abdomen.

Julio César.

El nombre César se ha hecho tan importante en la historia y en el mundo que se convirtió en origen de un estilo de gobierno centrado en una autoridad militar, el cesarismo. El jefe así ungido es un líder con rasgos de héroe. El nombre César ha pasado a todos los idiomas y adoptado para títulos de gobernantes, Zar en ruso. Caesar en inglés. Kaiser en alemán. Cezar en rumano. Cesare en italiano. En latín fue Caesar. César en francés. La tilde del nombre francés es puramente fonética y no indica cuál es la sílaba que recibe la mayor intensidad.

Al español llegó el nombre cesárea desde el “francés césarienne, lengua a la que llegó derivada de caesum, participio pasivo del verbo latino caedere, que valía para cortar, hacer una incisión (. . .) en algunos países sudamericanos los médicos someten a cesáreas a casi todas las parturientas para tener derecho de cobrar un dinero extra por el parto”. El origen de las palabras (2016:118). En inglés se dice C-section, para la cesárea, pues en cirugía en esa lengua section, así como sectionning, valen para “separación hecha en un tejido”; de ahí que una cesárea sea abrir el útero para extraer una criatura. (Medical Meanings (1984:221).

Hay quienes aseguran que las cesáreas se han popularizado por varias razones. Las cirugías estéticas corrigen las secuelas de la cesárea. Por tanto, las mujeres la aceptan más fácilmente. Los cirujanos cobran más al seguro. Además, ellos pueden planear a voluntad el parto. Pueden salir de viaje o pasar más tiempo en familia. Las estadísticas en la actualidad favorecen la aseveración de los detractores de los profesionales de la medicina.

Otra información sorprendente, cuya fuente se menciona, pero que se toma con su grano de sal, es esta: “Por lo que se sabe, un castrador de cerdos de la ciudad suiza de Tergovia, Nufer Alespachin, fue el primero que realizó con éxito esta operación [cesárea], cuando en 1500, hubo de operar a vida o muerte a su esposa Elizabeth”. Palabras con historia (2002:83).

No debe confundirse cesárea y Cesarea. La palabra de la tilde es la cirugía de que se ha escrito aquí. Cesarea, sin la tilde, es un nombre de ciudad que se menciona con frecuencia en la Biblia.

Músculo

La etimología de la palabra de este subtítulo es sorprendente. Es insospechada, más aún, parece inverosímil. Trataré de recorrer todo el trayecto del vocablo para que les cueste menos esfuerzo aceptarlo.

Músculo viene de ratón, sí del enemigo del gato. El famoso roedor. No es la rata, es menos que eso. Después de avanzar esta escandalosa noticia, desearía ver la reacción de los fisiculturistas que admiran sus propios músculos. Que agotan largo tiempo para hipertrofiarlos. Ah, de paso. Observen, todas los términos, palabras, vocablos y voces que terminan en -culo en español, llevan un acento en la sílaba precedente para no mencionar esa parte del cuerpo humano por error. (Como si fuera humillante tener uno).

Ratón.

El término músculo es un préstamo tomado del latín musculus. El último es un diminutivo de mus que era ratón; de donde resulta que es propiamente “ratoncito”. Es el mismo tipo de desarrollo semántico que su correspondiente griego mus, así como de otras palabras del mismo grupo indoeuropeo y que el latín lacertus, que no es otro que nuestro lagarto. Dictionnaire historique de la langue française (2012-I-2194). No olvidemos la palabra lagarto, pues la encontraremos por casualidad (¿?) en el español dominicano, relacionada con músculo.

De lo expuesto más arriba se retiene que la raíz indoeuropea mus valía para músculo y ratón. Se supone que por la semejanza de los movimientos de los músculos a los del ratón. En latín, era entonces ratón, rata. Esta raíz está en el origen de otras palabras del español que no se mencionan para no complicar las nociones anteriores que parecen claras. Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española (1997:111).

Bajo la luz de los conocimientos que se poseen en la actualidad en materia de anatomía, parece un gran salto el denominar o comparar un músculo con un ratón. En verdad los conocimientos de los anatomistas antes de Galeno eran limitados; ellos concebían el tejido muscular como otro tejido que servía para recubrir el cuerpo. Medical Meanings a Glossary of words origins (1994:157-8).

El músculo creció. Ha procreado descendencia con palabras derivadas, musculoso, muscular, musculatura y otros. No podía el músculo permanecer en su ámbito material. Amplió su campo de acción cuando se encuentra usado para fuerza, vigor, poder; esto así por influencia del inglés. Práctica que debe evitarse.

Diccionario del español dominicano.

Este es el lugar para recordar el lagarto que se mencionó más arriba. En el español dominicano existe la locución verbal sacar el lagarto. Es “golpear el bíceps mientras se flexiona el brazo de forma que este músculo muestre mayor protuberancia”. Diccionario del español dominicano (2024:428). Quizás algunos hablantes masculinos recuerden la acción. Por mi parte recuerdo eso claramente. Ya pueden los lectores apreciar cómo el hablante de español dominicano relacionó el movimiento del lagarto que se eleva sobre las patas delanteras con la reacción del músculo ante el estímulo del golpe repentino.

El ratón moderno no muerde ni hace daño. Fue consagrado en electrónica, mouse, en tanto nombre del pequeño aparato manual que conectado a una computadora u otro dispositivo electrónico sirve para mover el cursor en la pantalla y dar órdenes. Como puede comprobarse con la lectura de lo acontecido con el ratoncito, la lengua y la historia guardan sorpresas.

Los dominicanos también producen admiración. ¿Cómo? Pues creando voces también. Son los únicos hablantes de español que tienen una voz para la cría del ratón, sí, para el escurridizo animalito. La voz es bigañuelo. Diccionario del español dominicano (2024:93). En esta voz, la parte final -uelo tiene valor diminutivo. Diccionario de la lengua española. (Consultado en línea). Con respecto a biga- no me atrevo a aventurar hipótesis para no caer en una etimología popular.

Roberto Guzmán en Acento.com.do