El título de este artículo se refiere al VI Congreso de Fenomenología y Hermenéutica, que tendrá lugar en Bogotá, Colombia, desde el 31 de octubre hasta el 3 de noviembre. Al concluir el artículo, el lector encontrará los enlaces pertinentes del evento.
Durante el encuentro se abordarán los problemas actuales de ambas líneas filosóficas que han tenido un impacto significativo en el pensamiento actual.
En lo que respecta a mí, como conferencista, es abordar la cuestión del sentido. ¿Por qué los seres humanos dependemos del sentido? ¿Existe el sentido? ¿Cómo lo construimos?
La tesis que defiendo es que el ser humano es en el mundo construyendo sentido, formando parte de la energética de la existencia. Simbólicamente, puede representarse como una flecha que indica una dirección; una especie de señalización a seguir y que, por ende, proporciona orientación a la propia existencia que transita por el camino de la individuación.
Sin embargo, es difícil hablar del sentido. Se trata de un tema sumamente abstracto y que puede suscitar debates acalorados en el ámbito de la filosofía. En este caso, el participante de ese diálogo debe asumir una postura teórica para no sucumbir ante la falta de argumentos o posiciones desmesuradas. Aquí se plantean cuestiones como ¿el sentido es plural o unívoco? Estoy convencido de que el prestigioso filósofo mexicano Mauricio Beuchot, impulsor de la hermenéutica analógica, diría: “pues… el sentido es analógico” y no estoy lejos de esta posición, solo que añadiría dos elementos fundamentales en su construcción: la afectiva y la dimensión de la vida sensible. ¿A qué nos referimos?
Jean-Michel Salanskis, uno de los filósofos franceses más importantes de la actualidad filosófica, ha escrito dos joyas para la filosofía: Sens et philosophie du sens (2001) y Territoire Du Sens: Essais d’Ethanalyse (2007).
La palabra “sentido” procede del latín “sensus”, que se refiere a la captación de algo a través de nuestros órganos que canaliza nuestras emociones con el mundo. Asimismo, expresa un “sentimiento muy intenso” y está relacionado con las percepciones táctiles, incluso gustativas. De ahí que, sentido implica, a su vez, la sensación de sentirse o de sentir algo.
También, en la elaboración del sentido se encuentran involucrados tres elementos relevantes de la vida humana: la experiencia, el lenguaje y la percepción. El ser humano está obligado a construir el sentido, a encontrarlo y buscarlo. Los tres axiales mencionados son inseparables, como la goma de mascar que se encuentra pegada a la hoja de papel: podemos distinguirlos, pero no apartarlos.
Jean-Michel Salanskis, uno de los filósofos franceses más importantes de la actualidad filosófica, ha escrito dos joyas para la filosofía: Sens et philosophie du sens (2001) y Territoire Du Sens: Essais d’Ethanalyse (2007). En ambos dicen que el pensamiento actual se ha enfocado más que nunca en el sentido. Es como si el problema surgiera de una urgencia profunda de nuestra existencia. En este contexto, se puede constatar que el sentido, tal como se ha expuesto previamente, posee su origen en la dirección. En “ese dirigirse” hacia las cosas, hacia el otro, hacia uno mismo.
Así, una de las misiones de la filosofía, situada en la tradición fenomenológica y hermenéutica, es dar cuenta de la experiencia humana, en su riqueza y diversidad, como una especie de malla que constituye territorios de sentido. El juego de arbitrariedades y contradicciones no son ajenas a estos territorios, pues, ellos involucran nuestras pasiones y decisiones.
He aquí donde se presentan las características de extrañeza, alteridad y excedencia del sentido, pero ¿qué son? La capacidad de asombrarse, maravillarse o extrañarse es una característica esencial de nuestra naturaleza. La filosofía se originó en esta experiencia, una experiencia estremecedora que nos conduce a buscar sentido y respuestas, dado que el asombro nos conduce a interrogarnos acerca de "eso" que acontece y que desafía nuestras expectativas. De esta forma, desde la distancia que genera la extrañeza, encontramos la alteridad. Ese territorio siempre desconocido y no reconocido, condenado a la sinrazón del ser. Esto se debe a que se malentiende lo extraño como lo anómalo, siendo dos cosas completamente distintas.
Desde un punto de vista práctico, la palabra “sentido” corresponde a la dirección u orientación de un movimiento. En este caso, de la existencia humana. Por eso, El sentido siempre es relativo a un entorno y dominio particular. Por tanto, el sentido ha de considerársele desde cierta complejidad que tome en cuenta diferentes órdenes en que es tomado. En el ámbito de las actitudes humanas, el sentido corresponde a las intenciones que determinan una meta o la finalidad de la acción. De ahí que hablemos de encontrar el significado de una actitud o afirmación, que supondrá siempre una interpretación que debe tomar en cuenta el contexto.
En definitiva, la construcción del sentido está investido de lo emocional, de la vida afectiva que teje una red de relaciones y que termina envolviendo nuestra propia existencia.
Programa: https://drive.google.com/file/d/1UE-jZ7yVM-W4Ex_wa7MTaammf6nkiKFk/view e Inscripción: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSca_q1phpMZ6f3w95b8t59DrOZRMYr8zWghkJD4PuHYbMRhyw/viewform)