‘’Antes de curar a alguien pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que lo enfermaron’’ -Hipócrates

El narcisista provoca un traumatismo imperceptible en sus presas, esto no sucede con velocidad. Es su entrenamiento, su juego letal. Va provocando en dosis leves, paulatinamente lacerar la psique, el cuerpo. Va asesinando, extinguiendo a su víctima sin ningún estallido. No tiene un arma para detonarla, este pasatiempo funesto que hace el demente logra que empiece a psicomatizar, como repercusión de tanta tirantez, de ese nerviosismo. La víctima siente con constancia la sensación de que el cilindro del tambor de un revólver gira sin piedad y el proyectil lo matará en cualquier instante.

La víctima acomoda, trata de colmar de atenciones a su victimario, para que en los espacios en que cohabita con él nunca estallen las presiones en la atmósfera. Al estar sosteniendo un peso tan insoportable, inicia el ascenso de la somatización y esto se convierte en un trágico desenlace de padecimientos (enfermedades) que no puede comprender porque le acontecen ¿De dónde surgen? ¿Por qué aparecen en su vida? La magnitud de la complicación que genera esta situación enfermiza es el atropello a que está siendo sometida, sin que siquiera se percate de ello. Esta opresión (abuso mental) es muy insufrible. Su entendimiento no discierne lo que es verdaderamente. Advierte que el dolor y la angustia van arrinconándola, cubriéndola, sin asociar la causa.

Una relación punzante origina vulnerabilidad, gesta disentimiento, un estadio demasiado revuelto. ¡Cuánta culpabilidad en los agraviados! Desde el enfoque emocional le producen una sensación de cargo de conciencia. Se culpabilizan por las malas actuaciones del psicópata para disculparlo. Sus razones están encogidas, sienten apocamiento y justo en este punto se abren a la somatización trascendente. Comienzan una ruta de visitas a clínicas, de médico en médico, sometiéndose a exhaustivos análisis, estudios sin ningún resultado en la sintomatología que padece. Y está será la señal para que acudan a un especialista de la conducta humana.

Cuando la presa tiene colapso nervioso se da cuenta que anímicamente está desmejorada y entonces la comprensión, su entendimiento se desbloquea. Y repara que es un impacto de estar en un tornado que arrasará todo en cualquier momento. Una caldera que brotará y quemará sin piedad en su derredor. Subsistir en una lluvia de estrés sin una sombrilla, un techo donde guarecerse es una travesía a un abismo inusual. Tolerar un acoso constante, chantajes, agresividad y vejaciones ocasiona un nivel elevadísimo de preocupación. La vida para los sometidos es un infierno que fluctúa entre abusos, afrentas y aprovechamiento. Después del refuerzo entrecortado, donde los períodos del enamoramiento perfecto y viajes de pasión vienen y desaparecen. El nexo con una persona destructiva y maquiavélica deja a su presa arruinada. Su corazón comienza a tener latidos anómalos (arritmia cardíaca), trastornos en el sueño, desórdenes alimenticios (anorexia).

Estos monstruos generan en sus sometidos amnesia. Tienden a tener desconcentración, dispersión en sus actividades. El deterioro cognitivo es preocupante y caótico en la vida trastornada. La obstrucción le causa equivocaciones constantes y aturdimiento. Otra de las secuelas son los vahídos (mareos) sin razón aparente. La psoriasis hace su entrada triunfal en la piel. En la cabeza la alopecia desfigura desapareciendo el cabello. El miedo (pánico) aparece como por arte de magia. La víctima se sumerge en fases de angustia, de estrujamiento. Impresión vacua (de un vacío existencial). Pensamientos autolesivos bailan en su psique, afecciones autoinmunitarias. Puede aparecer cualquier tipo de cáncer.

Estas son las enfermedades más peculiares y típicas que pueden sufrir las víctimas de un vínculo con un narciso. Un psicópata narcisista puede ser un hombre o una mujer, no es un asunto de género. En los hombres, después de la convivencia con una mujer narcisista, tienen síndrome postraumático y padecen alteración eréctil, le roba su vitalidad sensitiva.

Como si una piedra enorme se le precipitara encima, siente un fuerte dolor toráxico. Experimenta pesadez alrededor de todo su organismo, esto significa que su vida, su potencia, está indispuesta previamente a que la enfermedad se manifieste en lo corporal. Se hace presente primero en la energía que posee en su interior. En general los humanos tenemos un campo de energía y frente a una circunstancia extrema que conmociona, se comenzará a enfermar nuestro campo magnético y las vísceras de nuestro cuerpo se infectarán, debido a esto somatizamos.

Estos trastornados mentales manipulan el sentimiento del otro, el combustible para nutrirse, su sustento entusiasta. Desean tanto el vigor bueno como el malo, son especialistas en extraerlo. Urge la identificación de los rasgos de estos vampiros farsantes, para no caer en sus redes estratégicas. El engreimiento súbitamente lo refuerzan. Saborean y disfrutan al máximo el sufrimiento de sus afectados. Es una disfunción asocial. ¡Una figura vil! La vileza es lo que lo sustenta, es el accesorio a su preeminencia.

Es imperioso comenzar a descubrir que eres víctima de este abuso, cuando empiezas a discernirlo es el principio para tu salud mental y física. Si no interiorizas no habrá sanación. Estos padecimientos vienen de las emociones. Hay tres clases de enfermedades: las psíquicas, emocionales y corporales. Preceden después de tener una relación con un depredador narcisista. Las afecciones brotan en nuestra dermis, como una flor cuando se abre intempestivamente. Estas enfermedades aparecen en secuencia. Cualquier nexo dañino las produce. Puede ser una relación de maltrato entre padres e hijos, si los hijos no fueron amados, esto conlleva a largo plazo a la somatización, transfiriendo infortunadamente enfermedades al cuerpo.

Si la relación que sostuviste con el personaje narcisista desencadena incertidumbre, trastorno en tu organismo; pasa lo mismo si en tu familia te sentías utilizado/a, menospreciado/a, expuesto/a, abusado/a o juzgado/a. Verdaderamente estos comportamientos llenos de toxicidad dañan y alteran tu vivir, tu autoconfianza, también tu bienestar. La convivencia con un narciso acarrea desequilibrio emocional, solo hay zozobra. Adaptarse a eso es ir hacia una pendiente de fracasos.

Es imposible exteriorizar exigencias, sentires y necesidades. Vivir con este veneno para la víctima es una odisea. No poder expresar lo que se piensa por temor al rechazo, por miedo al abandono. Es una cruzada vivir en una constante marea de altibajos, sin saber qué te hará o cómo reaccionará el narcisista. Estar alerta a su vaivén es enloquecedor. ¿Cómo se puede vivir a la deriva de las acciones de estos zombis sin alma? Esta angustia irrefutablemente da lugar al estrés. El cuerpo avisa con molestias gastrointestinales, insomnio, dolor de cabeza, depresión, palpitaciones, dificultades respiratorias, entre otras. Son estos efectos orgánicos, somáticos del nexo con el narcisista, que te llevan al desenlace fatal de la somatización.

¿Te fue difícil poder expresar tus sentimientos? ¿Demostrar tus emociones, sacar a relucir esa gama de preocupaciones que nublaban tu existir? ¡Cuánto peso sobre tu cabeza, sobre tu cuerpo! Toda esta amalgama de ansiedad hace estallido sobre tu cuerpo, torturándolo despacio, con dolores en tus músculos. Tu presión sanguínea aumenta la presión sistólica. También los trastornos alimenticios se hacen presente. Cualquier tipo de cáncer puede destruir tus órganos. Afecciones de todo tipo, todo esto derivado de una grandiosa tensión en los nervios alterados (estrés crónico).

Con relación a los hombres, pueden sufrir impotencia sexual. ¡Cuántas consecuencias provocan estos perturbados! La indiferencia, el desinterés, desaliento, vergüenza y congoja merman el espíritu, destruyen la salud mental. Los expertos de la conducta dicen que los traumas y crisis se transfiguran en padecimientos (dolencias) en estos vínculos. Lo que se vive con estos personajes es un rapto impresionante. De estas situaciones adversas proviene la incapacidad para resolver conflictos a lo que se conoce como el tecnicismo de indefensión aprendida.

Es patético como las presas de estos androides perversos lo miran entrándolas en la jaula del terror y ellas no hacen nada, entran y cierran la puerta poniéndoles el candado y dan la llave al narciso con una sonrisa de desesperanza. Este sometimiento anula el razonamiento lógico. Se convierten en seres controlados. El narcisista controla los hilos de su voluntad al no tener la energía precisa para sacar todo lo que llevan guardado por dentro. Perforan el sistema inmune ante tanta carga emocional y las enfermedades bailan a su gusto, porque nada puede ya detenerlas.

Otro detonante es como el mundo juzga a los sometidos/as, los ve como si fueran bichos extraños. Los otros no podrán comprender lo que pasa, creerán que, la víctima distorsiona todo, que hay exageración en lo que acontece, dirán que se está en ese círculo vicioso porque se quiere. ¿Cómo entenderían que el cerebro fue metamorfoseado? Y esto es demasiado riesgo en la ruta de tu existencia. Tendrás que tomar una decisión. ¿Qué harás? ¿Cómo enfrentar esta etapa de tu vida? Tendrás que finalizar tu vínculo emocional con el monstruo.  El querrá envolverte, seguir enredándote en esa película tóxica que dirige a su antojo. Sabes dónde está la cura.

El remedio eficaz es correr y alejarte de la relación maléfica. Te costará emprender el roce cero. Efectivamente el lazo con un narciso es una ilusión, nunca fue real. Ya sea una relación de pareja o familiar. Hay que romper las barreras que intimidan, pensar y sentir que se tiene el poder y la decisión para hacerlo. Vencer el miedo o lo que vendrá después, cuando se esté a la otra orilla será una experiencia que te hará extender tus alas hacia un horizonte azul. Tu pensamiento volará. Restaurar lo que tenías anteriormente, las cosas que te hacían feliz, las actividades que te llenaban de satisfacción. Mientras se siga interactuando con un narcisista no habrá sanidad ni psicológica y mucho menos física, aunque se haga terapia con un profesional en la materia.

Tienes que suspender tu cercanía con la persona narcisista. Así podrás volver a llevar el timón del control sobre ti mismo/a. Tratará de manipularte diciéndote que solo/a no lograrás nada. La amargura es la enfermedad más básica, la amargura te esclaviza, te subyuga, te lleva al límite de su sometimiento y comienzas a enfermarte, te hace continuar en el nudo traumático. El sabio Salomón dice: ‘’El corazón contento es oportuno remedio, aunque el interior agrietado, reseca el armazón’’.

Antes de que el narcisista aparezca los sujetos son razonables, no es instantáneo que se enfermen. Esto deriva de la semilla que el monstruo diseminó, el monstruo llega a la vida de sus mártires para producir aflicción cuando humillan. Es indebido lo que ocasionan. Los individuos dañados deben mudar, variar alma, cuerpo y entendimiento. Por lo regular se estila que los narcisos cambien su forma de ser, que retribuyan todo el sufrimiento que causaron, pero ellos seguirán siendo despiadados, engañosos, rateros de espíritu. A veces ese sentimiento que integra la amargura puede inducir a tener rencor por todo el mal que infligió, y esto igualmente se convierte en un padecimiento espiritual, en tanto no se tome la determinación de soltar la amargura. El autoconsuelo permanecerá somatizado y oprimiendo. Se debe perdonar, el perdón es necesario. Perdonar al narcisista como a ti mismo/a.

Dejar atrás las ganas de venganza, el despecho hacia la nueva víctima que el personaje ha elegido para triangular. Comienza a curar las heridas causadas en tu sensibilidad, si quieres navegar en aguas mansas y dejar las turbulentas. Navega, avanza, olvídate de lo que el narcisista hizo. ¿Quieres que él reconozca sus errores? ¿Que se arrodille y pida perdón? ¿Que se retracte de todo el caos terrible que trazó en tu derredor? Cierra el capítulo donde hay laceraciones profundas, porque si dejas que el odio te corroa esto puede estropear tu psique, tu complexión, causando gravedades más complejas como: fibromialgia, esquizofrenia y trastorno bipolar. Todo esto causa un desorden tanto corporal como psicológico.

Combate con tu escudo y tu medicamento (tú lo posees, para poder curarte). Las personas abusadas no solo sienten enfado con el engendro perverso, también lo sienten con el cosmos, con una niñez que fue turbulenta, con la vida y sus implicaciones. Su empatía se resquebraja y en esos añicos se cortan las otras personas que están a su vera. Hay parentelas enteras (familias) que sucumben ante esta problemática.

Los empáticos también padecen transformaciones monstruosas y esto es muy penoso. Los empáticos llegan hasta ese tope aunque parezca increíble. Los narcisistas requieren llevar hasta este extremo las reacciones entre ellos y sus presas. Este es su modo operativo preferido. Se debe tratar de no contagiarse. La senda de la armonía es la elección para que el alma no tenga tristeza. La regeneración es el camino hacia el bienestar y felicidad. Emigrar del campo espinoso, huir del lugar de la discrepancia, evitar caer en el abatimiento, el declive mortal que es la antecámara de la inmolación. Estos estímulos negativos menguan tu condición psíquica.

Ningún ser humano querrá estar cerca de alguien que padezca estas afecciones deprimentes. Esto puede afectar tu centro, tu circuito en donde te relacionas con otros. No permitas que vean tu entusiasmo miserable y descompuesto. Los narcisistas al tener un modelo de comportamiento agresivo y psicopatía, aturden bastante en la sanidad con los que tienen vinculación sentimental y consanguínea. El atropello narcisista es un asunto que no debe tomarse con ligereza por la gravedad de su patología. Cuando en la práctica conectas con un narciso tienes resultados emotivos desgarradores. Las señales abusivas tardarán en borrarse, con ahínco y tiempo se podrá alcanzar la curación total. Ellos entran al hábitat de sus sometidos con encantamiento y un antifaz seductor que obstaculiza distinguir su verdadero aspecto.

Solo con su manera de comportarse será obvio en el transcurso del tiempo. Indagaciones científicas detallan la interrelación entre el estrés persistente y la variación de la microflora, incidiendo en el auge del síndrome del intestino irritable. Estar expuesto mucho tiempo ante un narcisista que añade malestar agudo y que potencia el estrés, es un detonante para que la salud gastrointestinal se debilite y se afecte el sistema inmunitario. Estas alteraciones provocadas por el narciso hacen que brote herpes febril, genital, resfríos, aftas y cansancio. Se dispara el cortisol y la adrenalina, perjudicando el equilibrio homeostático y poniendo en riesgo la capacidad del sistema inmunológico para la sanidad de enfermedades.

Cuando se libera adrenalina en estados de tensión nerviosa, generalmente tiene traumas desfavorables en el corazón, hasta que no se acaba de completar el rompecabezas y poder interiorizar todo lo que se vivió. Eludir sitios donde reina la toxicidad, donde se ventilan abusos, donde se pasea la violencia, rehuir de los ambientes donde se prolongue el estrés. Tomar en consideración que cada ser humano es diferente, que sus consecuencias y situaciones tienen variaciones dependiendo de distintas variables, como el ciclo del vínculo, la magnitud de los moldes nocivos y los medios de soporte utilizables.

Si te hayas en una relación perjudicial y percibes afecciones de salud, tienes que solicitar auxilio profesional. Abandonar una relación de pareja traumática se torna una marcha desafiante, pero es vital para la recuperación de tus emociones y de tu felicidad, y vivir plena y sanamente. Si entiendes que estar con tu pareja narcisista no era saludable, ya avanzas. Instrúyete sobre los diversos modelos tóxicos meditando cómo inciden en tu conexión, esto te hará entender con precisión cómo tener firmes acuerdos, a decretar líneas divisorias sanas. Aclara tus límites, informándolo a tu cónyuge.

Con esto le demuestras a tu pareja que su accionar y manera complicada de conducirse es improcedente para ti. Y ya no tendrás tolerancia para soportarlo. En otros términos, lo primordial es tu estabilidad en lo emotivo. Cultiva tu dignidad, afiánzala. No nades en la corriente del narcisista. Tú mereces consideración. Tienes que anteponer tú autoexistencia por encima de todo.

Uno de los principios del libro:  Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva de Stephen R. Covey es: ‘’Primero lo primero’’. Piensa en ti, nadie por encima de ti. Sumérgete en ocupaciones que te llenen de satisfacción como: viajar, practicar gimnasia, realizar cursos sobre algo que te apasione, etc. Busca apoyo en personas empáticas. Mírate en espejos afectivos que te digan quién eres. Acéptate con tus luces y sombras. Procesa, refuerza tus sentimientos. Transforma tu caudal emocional, para que camines hacia la sanidad. No contengas ningún sentir, no te juzgues a ti mismo/a con crudeza, libérate de todo lo malo, de todo el dolor, frustración que tienes en tus adentros. Llora, ya alguien hace mucho dijo que eso le hace bien al alma. Ríe, abrázate.

Usa en ti el autoconsuelo, mímate. Las desigualdades de la vida nos pasan a todos, recuérdalo, no te martirices por equivocaciones del pasado. Puedes recuperarte, aunque tarde un poco. No luches solo/a en este impase que has tenido. Apóyate en otros. Busca la solidaridad de personas empáticas, será bueno en este proceso el desahogo de lo que has vivido. Auxíliate de un profesional, busca asesoramiento con personas expertas en la conducta. Terapia grupal o individual te ayudará a combatir este trance.

Establece la distancia con el narcisista, es lo mejor para tu sanación. Así podrás evitar una recaída que puede ser más trágica. Estudia técnicas de manejo de estrés, que te faciliten enfrentar situaciones negativas y que te ofrezcan soluciones en la recuperación de la relación que sostuviste con el narcisista. La experiencia vivida utilízala oportunamente para tu crecimiento como ser humano. Experimenta métodos diversos como: respiración consciente, estoicismo, meditación, mantras, yoga y mindfulness. Te favorecerán en este ciclo negativo, ayudarán a relajarte profundamente y calmarán tu mente eliminando emociones nocivas para que tengas libertad mental y emocional. Favorece en ti mismo/a vínculos de comunicación eficaz, correspondencia y respeto. Danza con gente que te brinde amor verdadero.

Al final del túnel narcisista hay esperanza. Si decides un panorama diferente, saldrás del túnel siniestro. Date la oportunidad de llegar a la luz prometedora que existe después.