Tira la piedra de hoy, olvida y duerme. Si es luz mañana, la encontraras ante la aurora hecha sol.
Escribe Juan Ramón Jiménez en su poema sobre el ritmo.
Junto a Juan Ramón, Góngora, San Juan de la Cruz, Garcilaso y Rubén Darío, son los poetas con mejor oído musical y mayor sentido del ritmo en toda la poesía escrita en lengua hispana.
“Ama tu ritmo y ritma tus acciones, bajo su ley, así como tus versos, eres un universo de universos y tu alma una fuente de canciones”, pitagoriza Rubén Darío sobre el verso y el ritmo en sus poemas y en sus constelaciones.
El ritmo propio, el cambio de ritmo, el ritmo de la historia, el ritmo del corazón, el flujo y reflujo, el ritmo del mar, el ritmo de las escenas, el ritmo del cuerpo, el ritmo de las acciones y de los gestos, el ritmo en el teatro, el compás binario, el 3 por cuatro, el 6 por ocho el ritmo de la melodía, de los acordes. El ritmo del poema, el ritmo del universo, el ritmo de la música…
El ritmo en la música, las notas largas y cortas, están asociadas con el tiempo en la melodía occidental.
La alternancia de pulsos fuertes y débiles es fundamental para el antiguo lenguaje de la poesía, de la música, de la danza y del teatro.
Un ritmo que acentúa, otro pulso y des acentúa el pulso asumido como fuerte, de la melodía de un ritmo precedente, se conoce como un ritmo sincopado.
Arrimarse a la música, ser el compás y el ritmo, la melodía, la belleza hecha sonido. Plenitud sonora que justifica el haber nacido.
El pulso es una unidad básica para medir el ritmo en la melodía…
El acento es un énfasis que se aplica a un determinado pulso.
El tempo es la velocidad o la frecuencia con la que fluyen los sonidos.
En otras palabras el tempo es el movimiento o la velocidad con la que se ejecuta una melodía.
El compás se define como la organización de los pulsos fuertes y débiles que van formando un patrón que se repite.
Acentos, tempo, compases, pulsos , silencios, ritmo en el poema, ritmo en el cuerpo, ritmo en la música y ritmo en todo el universo.
Él ritmo no es medida, es visión del mundo. Calendario, moral, política, técnica, arte, filosofía, todo en fin lo que se llama cultura hunde sus raíces en el ritmo. Ritmos binarios o terciarios, antagónicos o cíclicos, las creencias, los mitos, la historia misma es ritmo y cada civilización puede reducirse al desarrollo de un ritmo primordial. Reflexiona Octavio Paz en El arco y la lira al referirse al ritmo.
“En el modo de modo de moverse de las multitudes, un observador avisado, podría sorprender la situación social de un país, por el ritmo o la falta de ritmo, por el modo de mover los pies, de dejarse espacio o de aglomerarse”, apunta María Zambrano en un breve ensayo publicado en la universidad de Puerto Rico.
Desde el baile de las debutantes, hasta las orgías en las discotecas, desde las melodías de Mozart y Bach que se atraen y se rechazan, hasta el perreo de las danzas urbanas, están marcadas por el ritmo. En las discotecas nos sincronizamos como una bandada de estorninos o un banco de peces, en parte por que se escucha la misma música, en tanto parece que llevamos un metrónomo incorporado en nuestras células, y en nuestras neuronas.
Concluye un estudio realizado sobre los movimientos de la música y la danza, nos explica el neurocientífico Giacomo November, en un reciente artículo publicado en el la sección Materia, suplemento científico del periódico El País.
“Hay un ritmo, un modo de moverse que es el tempo, diríamos de la finalidad… Y a un régimen político se le puede juzgar por el ritmo que imprime a todo un pueblo…” (Zambrano. Persona y democracia. P 144). Para concluir más adelante: “Pero si los que mandan supieran observar el ritmo de la gente cuando va por la calle, el ritmo de los pasos en el pavimento; los políticos podrían conocer el ritmo del corazón del pueblo. Los pueblos bien han vivido, en una mezcla, en un ritmo, en una especie de vaivén entre esperanza y desesperación que raramente llega al extremo” (Pág. 257. Zambrano. Persona y democracia.)
Es la música y el ritmo, la que convoca a vivos y muertos.
Mi abuela es de 15 y vuelven a cantar sus huesos. 20 años no es nada, y es la música y el ritmo que los convoca.
El abuelo baila un tango a media luz, y todos celebran la antigua boda. Es el ritmo y la música que los convoca.
Son de nuevo hermosos y bellos, y es el ritmo que los convoca, por la música y el ritmo los muertos vuelven a la vida.
Después de la muerte sólo quedará la música y es el ritmo que los convoca. “El ritmo vuelve presente todos los tiempos”, escribe Heidegger.
…“Tratándose del hombre, criatura poli rítmica, las mutaciones pueden ser, como en efecto han sido y son, imprevisibles, sus posibilidades por tanto son para su propia consciencia y razón, mientras no se agoten en los ritmos que componen, esa , su poli rítmica desconocidos para el mismo. De donde la imposibilidad de realizar el precepto iniciático Conócete a ti mismo, mientras no conozca totalmente su poli rítmica en todos sus componentes y derivados…” (Zambrano Persona y democracia. Pág.230).
Arrimarse a la música, ser el compás y el ritmo, la melodía, la belleza hecha sonido. Plenitud sonora que justifica el haber nacido.
Clave que aclara que no somos horror y caos, furia y ruido, que alguna vez podemos darle sentido al estar vivo, amar tu ritmo y rimar tus acciones, callar el ruido que somos, para convertirnos en la música. Piedra a la que le nacieron alas.
Gusano que se volvió Sol. Ritmo plural y uno. Melodía , y ritmo. Acorde en sol mayor. La gran música del mundo.