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El Carnaval Dominicano es la manifestación más trascendental de la cultura popular, que desde sus orígenes se ha ido transformando hasta convertirse en una celebración vibrante. Nos hemos motivado a compartir algunas reflexiones sobre esta manifestación y sus personajes históricos, iniciando con Nicolás Den Den y una mirada al carnaval como industria creativa.
En febrero cada domingo es carnaval en República Dominicana, un carnaval de carnavales, donde se "baila en las calles de noche y de día". Para el dominicano la vida misma es un carnaval por muchas razones, entre ellas nuestra concepción histórica, por eso tenemos un carnaval cultural, asociado a las fiestas patrias, celebraciones patronales de los pueblos, cuaresma, semana santa y otras fechas especiales. Por eso tenemos carnavales todo el año, con sus desfiles, comparsas, personajes y caretas vinculados a la historia y los contextos sociales y culturales, donde abundan atuendos, diseños y vestuarios con los colores patrios del mes de febrero. Es que, sin importar la fecha, a cualquier dominicano le pueden decir: ¡Tú parece un 27 de febrero!
Primado América y transformado en el tiempo
El carnaval dominicano es el primado de América, como refiere el sociólogo Dagoberto Tejeda, citando a Manuel Mañón de Jesús Arrendo, historiador de Santo Domingo, que certifica celebraciones de carnaval en la ciudad de Santo Domingo antes del 1520, dato que también confirman en sus investigaciones: Fray Cipriano de Utrera, Marcio Veloz Maggiolo y Carlos Esteban Deive. Como planteamos en un artículo sobre el tema publicado en esta columna el año pasado: "Este carnaval desde sus orígenes hasta nuestros días, se ha transformado significativamente, productos de los procesos históricos y sociales ocurrido en el país, como la independencia, las batallas, la restauración, anexiones, ocupación de Haití, intervención norteamericana, tiranía de Trujillo, gobiernos de Balaguer y los aportes de las migraciones de diferentes grupos del mundo en el país".
El carnaval debemos verlo como una gran industria creativa
Para iniciar reflexionando desde el carnaval como esa gran industria creativa dominicana, es importante saber, que de acuerdo a lo que refiere Mario Paredes (2013), sobre las industrias creativas, estas engloban activos creativos potenciando desarrollo y crecimiento económico, que favorecen la generación de ingresos, la creación de empleo, exportaciones, inclusión social, la diversidad cultural y sus diferentes manifestaciones. Los sectores creativos son las actividades relacionadas con el desarrollo cultural de los pueblos, los cuales, impulsados de manera innovadora y creativa tienen un impacto favorable en el desarrollo económico de la sociedad.
La UNESCO sostiene sobre la importancia de las industrias creativas, que cuando se juntan las creatividades económicas y culturales, se producen productos creativos, que son el motor de la economía creativa y los engloba en cuatro grandes categorías de productos creativos como: Patrimonio Cultural: Artesanías, arqueología, celebraciones, ritos, festivales, museos. Artes: Música, teatro, danza, pintura, escultura, fotografía. Medios: Editoriales, cine, radio, televisión, software, videojuegos. Creaciones Culturales: Nuevos medios, diseño textil y joyero, servicios creativos, mercadotecnia, publicidad, investigación y desarrollo creativo.
Si analizamos el carnaval desde la mirada de un patrimonio cultural como lo es, entonces entra perfectamente dentro de ese gran renglón que engloba activos creativos potenciando desarrollo y crecimiento económico como todo sabemos que ocurre. En el contexto dominicano tenemos carnavales que se han transformado y adaptado a los nuevos tiempos, incluso pensado para atraer lo que ahora se conoce en la región del Caribe como el turismo de carnaval y me refiero al carnaval de Puerto Plata, el que conozco y he sido parte de su jurado en los desfiles. Una propuesta carnavalesca que cada año se reinventa sin perder su identidad, se abre al público nacional e integra a comparsas tradicionales de otros pueblos para que sean parte de sus desfiles que atraen miles de personas que se dan cita cada domingo a bailar en las calles de noche y de día desde el esplendoroso malecón de la novia del atlántico.
Y claro, que un carnaval no es exitoso sin tener un buen comité organizador y contar con el apoyo de las autoridades locales, gubernamentales, municipales, empresariales, grupos carnavalescos y todo un pueblo que espera cada año con alegría sus fiestas, estos factores se conjugan cuando hablamos de este carnaval. La Unión de Carnaval de Puerto Plata (UCAPPLATA) en la actualidad es presidida por un joven visionario y carnavalero desde el vientre de madre, como Jairo Reyes Rodríguez.
Otro gran ejemplo de los últimos años es lo que ocurre en el carnaval de la Vega, una gran industria cultural que dinamiza el pueblo cada semana de febrero, algunos le llaman la capital del carnaval. El movimiento económico durante el mes de febrero, se estima en más RD$800 millones de pesos, en donde el 80% de dichos valores son absorbidos por las grandes empresas nacionales. Es bueno aclarar que, el Comité COCAVE y el Ayuntamiento en los últimos años no tienen un informe y análisis del impacto económico que genera el carnaval durante el año y el mes de febrero, donde se estima la visita de 1.5 millones de personas de diferentes provincias y países, datos compartidos por el Comité de Carnaval de la Vega en el año 2019. Cada año se suman otras provincias que van entendiendo la importancia de estas manifestaciones.
Más allá de las lentejuelas, las caretas, comparsas, bailes, la música y la tradición invaluable, los carnavales en el mundo son una expresión del enorme potencial de las Industrias Creativas que forman parte de ese gran ecosistema cultural que produce ingresos por más de US$124.000 millones al año en América Latina y el Caribe, refiere la señora Helga Flores Trejo, especialista de innovación y creatividad en el último informe publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En uno de los párrafos de motivación a los gobiernos para que apoyen y promuevan los carnavales, este mismo informe del BID establece:
"Cuando los gobiernos locales apuestan por los carnavales y los promueven, están mejorando su papel como motores de creatividad e innovación, incentivan el turismo cultural y aportan a la economía de los trabajadores de la cultura de los pueblos, ya que la inclusión y la diversidad son el centro de los carnavales que desde sus orígenes surgieron como celebraciones para todos, ricos, pobres, mujeres, hombres, comunidad LGBTQ, religiosos, creyentes, no creyentes, locales y extranjeros".
Los carnavales en el mundo hacen que se borren las barreras raciales, sociales y de género, aunque estos representan tradiciones y patrimonios, leyendas, historias y las transformaciones de los pueblos, se caracterizan por evolucionar con los tiempos, expandiéndose para abarcar grupos que históricamente fueron marginados. A eso debemos apostar con nuestro carnaval dominicano primado de América.
Personajes históricos del carnaval dominicano: Nicolás Den Den
La autenticidad de nuestros carnavales es fruto de la gran cantidad de personajes característicos que forman parte de estas fiestas populares, más allá del diablo cojuelo como personaje central, desde su origen con los moros y cristianos, hasta las innovaciones que vemos cada año salidas de la creatividad del pueblo y sus vivencias cotidianas, en nuestro carnaval tenemos todo tipo de personajes, algunos han cumplido su función o se han transformado y otros han permanecidos en el tiempo, convirtiéndose en eternos, emblemáticos y clásicos, como Robalagallina, Se me muere rebeca, el muy pintoresco Calife o la Muerte en yipe, Los Indios, Los Tiznaos, Los Monos, Los Brujos, Los Galleros, etc.
Hoy queremos compartir algunos datos sobre un personaje muy peculiar en nuestros carnavales, cargado de historia pueblerina como el carismático oso Nicolas Den Den, que en el carnaval de Santiago lo vemos amarrado a una cadena manipulada por un hombre, representando a un domador, pero Nicolas va bailando y haciendo reír a todos los que asisten al carnaval en Santiago.
Mientras que, en el carnaval de Montecristi, le llaman el Oso Nicolás, catapultado como un personaje transcendental en este carnaval luego de los toros y civiles, por esa razón la cantautora dominicana montecristeña Xiomara Fortuna en su tema musical: Carnaval de mi pueblo, pone en valor y visibiliza el personaje y con su pegajoso ritmo refiere que se va a disfrazar del oso Nico. Pude comprobar lo fascinante de este personaje para los montecristeños, compartiendo con carnavaleros y gestores culturales en una conferencia la semana pasada invitado por la Fundación Iniciativas Culturales junto al sociólogo Carlos Andújar.
Volviendo al carnaval de Santiago de los Caballeros, Nicolás Den Den, es uno de los personajes más esperados en los desfiles y al pasar bailando y trotando de un lado a otro de las calles con el toque de la tambora de forma intermitente marca el compás de su baile, causando alegría. A veces lleva dos patas delanteras sobre los hombros y haciendo piruetas camina empinado sobre las patas traseras, dando la sensación de ser un oso manso, adiestrado y cariñoso, pero otras veces se pone de muy mal genioso y gruñe y hasta quiere zafarse de la cadena que le ata al hombre que lo corretea.
El amigo Rafael Almánzar carnavalero y gestor cultural santiaguero, sobre este personaje refiere: "El hombre que dirige a Nicolás Den Den viste indumentaria corriente, tiene la cara tiznada pintada de blanco, lleva arrugas, pie de barba y orejas pintadas con azul de bolita y espejuelos de cáscara de naranja secada al sol".
Carnavaleros dominicanos conocedores del personaje refieren, que de acuerdo a la cultura oral, Nicolás Den Den es la dramatización de aquel oso de un circo que llegó a la ciudad de Santiago a lomo de recua y sentó plaza en un solar baldío de la calle San Sebastián, cerca de la capilla del Carmen donde hoy se encuentra el Teatro Colón. Los muchachos iban a verlo comer y trabajar en las funciones de noche. El circo plegó sus carpas y marchó por el viejo camino de Gurabito rumbo a Cabo Haitiano, pero los muchachos que le habían nombrado Nicolás Den Den, lo tomaron como motivo para un número callejero del carnaval y desde entonces Nicolás Den Den corre y baila al son de la tambora, por las calles de Santiago. No falta quien asegure que Nicolás Den Den se quedó en Santiago y que murió de nostalgia bajo la sombra de una mata de guásima en el sector de la Joya. En otros desfiles de carnaval en el país podemos encontrar al oso Nicolas con sus peculiaridades y jocosidades donde algunos le vociferan: ¡Nicolás Den Den, aunque te vista de oso, los zapatos se te ven!