La palabra “decreto”, con el sentido de orden o disposición del presidente de la República, se escribe en minúscula en sus usos generales, pero con mayúscula inicial cuando forma parte del título de uno concreto, explica Fundéu Guzmán Ariza.

Sin embargo, con motivo de las recientes designaciones de funcionarios para el nuevo período presidencial, en los medios de comunicación aparece “decreto” escrito con minúscula en frases como “Con el decreto 457-24 designan cinco viceministros en el Ministerio Administración Pública”, “En el decreto 442-24 el presidente Abinader ratificó al gobernador del Banco Central y al superintendente de Bancos” o “El presidente Luis Abinader emitió este lunes el decreto 452-24 que designa a seis nuevas gobernadoras civiles”.

Tal como indica la “Ortografía de la lengua española”, se escriben con mayúscula inicial todos los elementos significativos del título de los textos o documentos de carácter legal o jurídico (fueros, códigos, órdenes, leyes, decretos): “El presidente Luis Abinader, mediante el Decreto 471-24, dispuso varios nombramientos en el servicio exterior de la República Dominicana”.

No obstante, en usos genéricos o anafóricos lo indicado es la escritura en minúscula: “Abinader deroga decreto que aprobó el aeropuerto de Bávaro”, “El Gobierno da a conocer el decreto que regulará la publicidad estatal”.

Teniendo esto en cuenta, en los ejemplos citados lo más apropiado habría sido escribir “Con el Decreto 457-24 designan cinco viceministros en el Ministerio Administración Pública”, “En el Decreto 442-24 el presidente Abinader ratificó al gobernador del Banco Central y al superintendente de Bancos” y “El presidente Luis Abinader emitió este lunes el Decreto 452-24, que designa a seis nuevas gobernadoras civiles”.

Fundéu Guzmán Ariza (www.fundeu.do) es una iniciativa de la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua, institución sin fines de lucro entre cuyos objetivos se encuentra impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de la República Dominicana. Cuenta con la asesoría de la Academia Dominicana de la Lengua, el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía y la Fundéu RAE, así como con el patrocinio económico del bufete Guzmán Ariza.