Esto lo escribo en mi condición de escritor y ciudadano. No como presidente de la Dirección provisional del Centro PEN RD en formación ni como vicecoordinador de Suma Cultural y Ciudadana, organizaciones a las que pertenezco, que valoro y respeto.

Personas que aprecio y admiro han firmado un llamamiento a “boicotear la Feria Internacional del Libro 2023” dedicada a la gran Jeannette Miller y al Estado de Israel, que tanto ha contribuido con los dominicanos.

Ese llamamiento, del que discrepo, habría que diseccionarlo en su redacción y en su contenido, para mostrar que es tremendista, parcial, fascista-estalinista (es decir, pro totalitario y antidemocrático), grosero, injusto y abusivo. Indigno del nivel intelectual y moral de quienes lo firman, que por un impulso emocional han cedido sus nombres a una infamia.

La redacción, de entrada, cultiva y reproduce el lenguaje esclerosado del estalinismo, con sus clisés verbales, su tremendismo, sus calificaciones y su enfoque desproporcionado y unilateral.

Aprovecha un hecho: la injusta y abusiva detención de un residente haitiano en el país que, a la vez, es artista y escritor, por parte de nuestras autoridades de Inmigración, para entrarle como a la conga al país. Se valen de un desacierto para denunciar el esfuerzo que hace el Estado para regular una inmigración que es parte de una política planificada para destruir ambas naciones. Ahora, veamos: ¿el inmigrante sigue detenido, no fue liberado? En ese sentido, es un comunicado antidominicano y también antihaitiano, porque busca un propósito: destruir ambas naciones, que la isla se vuelva un caos inaguantable. Destruir dos estados.

Coger piedras para el más chiquito

Es fácil emprenderla contra el pueblo dominicano y su gobierno. No lo es tanto, emprenderla contra el país en el que residen la mayoría de los firmantes y que es el principal responsable del caos que vive Haití y que quieren endosárnoslo a nosotros.

PUERTO PRÍNCIPE (HAITÍ), 17/07/2023.- Un hombre que pertenece a una pandilla del Grupo Belair sostiene un arma, el 8 de julio 2023, en Puerto Príncipe (Haití). Cientos de barrios de Puerto Príncipe y de otras ciudades de Haití viven desde hace cinco años bajo el dominio de las todopoderosas bandas armadas, donde los vecinos resisten sin servicios básicos y con mucho miedo ante la delgada línea que allí separa la vida de la muerte. En Bel-Air, un barrio en pleno centro de Puerto Príncipe, la vida no es la misma desde hace años. La zona se encuentra en el corazón de un conflicto que ha vivido episodios sangrientos, con cientos de muertos, personas quemadas vivas, casas destruidas y miles de desplazados. EFE/ Johnson Sabin

Busquen a ver si esos firmantes denunciaron que Estados Unidos invadió, durante la presidencia de Clinton a Haití, desmanteló su ejército, para reponer por la fuerza a Jean Bertrand Aristide, depuesto por los excesos y linchamientos que se escenificaban en sus calles, como aquel famoso “collar”.

En esos mismos años se penalizó a República Dominicana y presionaron al máximo para que acogiéramos “centros de refugiados” que hubiesen generado una estampida en masas de multitudes famélicas que buscarían ese refugio y a los que habría si obligatorio alimentar y garantizar servicios básicos.

Ese mismo país, en los primeros años del siglo XXI volvió a invadir Haití, esta vez para volver a deponer al presidente Aristide, durante la presidencia de Bush hijo. Es decir, entendámonos, que Estados Unidos invadió a Haití para reponer a Aristide (y de paso, destruyó su ejército) y luego volvió a invadir Haití para volver a deponer a Aristide y dejó a aquel país sin autoridad ni ley. Y ahora está vuelto un caos, con bandas armadas y es tierra libre para el narcotráfico.

Eso lo hizo el país en que viven la mayoría de los firmantes, disfrutando de sus condiciones excepcionales de vida. Ellos, entendamos esto claro, en nada se verían salpicados porque el caos del país vecino se traslade al nuestro, que las bandas armadas hagan metástasis en este lado de la frontera y que nuestra estabilidad y paz por limitadas y precarias que sean, se vean sustituidas por el desorden y la anarquía.

Porque , entendamos, la mayoría de los firmantes viven y disfrutan las mieles del primer mundo y nunca vendrían a vivir acá. Somos los que vivimos en RD y no tenemos planes de emigrar los que tenemos que defender este terruño y este clima de paz, por más endeble y precario que sea.

El fascismo verbal

Llamar a boicotear la Feria Internacional del Libro 2023 es lo más fascista y anticultural que uno pueda imaginarse.

De nuevo, es uno de los escasísimos instrumentos de promoción cultural de los que contamos, junto a los premios nacionales y las ferias regionales del libro.

Foto: © Mery Ann Escolástico. Acento.com.do/Fecha:28/04/2022

Los que firman en su mayoría este adefesio no residen en República Dominicana. Muchos posiblemente ni la han visitado. No saben la precariedad cultural que nos circunda. El increíble analfabetismo funcional predominante. Los afanes y desvelos para escribir y publicar en nuestra sociedad y la bocanada de aliento que es la Feria del Libro cada año, la fiesta de los escritores y de la cultura.

No, esas personas viven en una sociedad en que se puede vivir de la literatura. Donde hay multitud de becas y oportunidades para los escritores: Editoriales. Un mercado del libro. Ferias extraordinarias. ¿Acaso esas personas se verán afectadas si la Feria Internacional del Libro 2023 en República Dominicana es un fracaso? ¡Para nada! ¿Por qué no boicotean las suyas y dejan en paz la nuestra? ¡Bárbaros!

Un enfoque sesgado

Otro asunto es ver la defensa que hace el gobierno actual de nuestros derechos soberanos como actos de “violencia racista, persecuciones, deportaciones masivas y abusos de poder”. Uno lee esa retahíla de epítetos y queda lelo ante el tremendismo verbal y la visión maniquea propia del estalinismo más trasnochado.

No lo redactó un escritor, sino un estalinista de la vieja escuela, con su mente atrapada en los clises verbales y los epítetos que cree injuriosos, pero que lo único que reflejan es su estancamiento mental.

Nuestro país tiene leyes. Y aquí, por cierto, se han deportado mafiosos italianos y de otras nacionalidades. No sólo inmigrantes haitianos indocumentados. De hecho, Haití hace respetar más sus leyes migratorias que República Dominicana, algo que debemos copiar de ellos. Nuestro país ha clamado en distintos foros internacionales la necesidad de que se vaya en ayuda de Haití. Y yo añado: que el principal responsable del caos en que viven nuestros vecinos asuma su responsabilidad. Precisamente el país en que residen y del que disfrutan la mayoría de los firmantes. ¡Ah, pero es más fácil coger piedras para el más chiquito!

En defensa de Ángela Hernández y Milagros Germán

La ministra de Cultura, Milagros German.

Conozco a Ángela Hernández desde los tiempos de Fragua y la UASD. Acusarla de que ella y la ministro Milagros Germán, la hija de una gloria de nuestro Teatro, Niní Germán, militante antitrujillista, y brillante comunicadora, “se han negado a ofrecer garantías de que habrá libertad de expresión y protección a la seguridad de escritores y artistas en la Feria” es una infamia. Las garantías de libertad de expresión y protección a la seguridad personal de escritores y artistas las brinda la Constitución de la República Dominicana y el Estado dominicano. Ya están dadas. Son suficientes.

Tildar de “neofascista” al Instituto Duartiano y de neofacismo a cualquier acción que enaltezca nuestros héroes, nuestra historia y nuestra cultura, es llevar el retorcimiento a niveles extremos. De seguir así, todo lo que no coincida con sus puntos de vista terminará siendo motejado de mil y una maneras.

Yo aprecio y quiero a más de uno de los firmantes. Y respeto a todos. Pero, como diría Cicerón, “Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad”. Y la verdad es que hay una conspiración contra la existencia de Haití y de República Dominicana como naciones y se nos quiere endilgar la carga inaguantable de una situación que crearon otros con sus invasiones.

República Dominicana nunca ha invadido Haití ni ningún otro país. Tampoco es justo que nos ocupen e invadan, violando nuestras leyes y reglamentos. Y menos que quienes disfrutan del primer mundo y sus beneficios, quieran trazarnos pautas y destruir nuestros magros y limitados logros.

Ángela Hernández, directora del Libro y la Lectura, del Ministerio de Cultura.

Así que llamo a todos los dominicanos y a los extranjeros residentes en República Dominicana y a todo el que quiera venir a sumarse a la fiesta, a que respaldemos la XXV Feria Internacional del Libro y la Lectura 2023. Que honremos y hagamos sentir apreciada, querida y admirada a nuestra gran poeta y prosista Jeannette Miller y que por igual hagamos sentir nuestra gratitud al Estado de Israel y sus escritores.

No vamos a afectar, lesionar y destruir lo poco que tenemos, por llamamientos extremistas y deshonestos. Y saludemos a la Ministro de Cultura, Milagros Germán, y a la Directora general del libro y la lectura, Ángela Hernández, y a todos los funcionarios y empleados del Ministerio de Cultura, que se echan ese cojombro al hombro de organizar la Feria, con aplausos por su labor. Y sigamos añadiendo nuevos espacios, medios y recursos para expandir la lectura y el libro, reducir el alarmente analfabetismo funcional y reducir  las visiones tremendistas, sesgadas y estalinistas que proyectan una idea deformada y falsa de nuestra realidad.