Santo Domingo, Distrito Nacional
8 de julio de 2024
Asunto: solicitud de proponer a la Real Academia de la Lengua Española (Rae) incluir una nueva acepción a la definición de la palabra sufragista.
En ocasión del centenario de la titulación de la Dra. Gladys E. [Ederlina] de los Santos Noboa en la Universidad de Santo Domingo como Cirujano Dentista, egresada de la Facultad de Cirugía Dental, el 21 de julio de 1924; Primera Secretaria General de la Acción Feminista Dominicana (AFD) fundada el 14 de mayo de 1931 en el local del «Club Nosotras»; firmante del Manifiesto de la AFD publicado el 18 de mayo de 1931, primera organización política de mujeres que celebró la Primera «Asamblea Magna del Feminismo» de la República Dominicana el 14 y el 15 de mayo de 1932 en el Ateneo Dominicano.
Dr. Bruno Rosario Candelier
Director
Academia Dominicana de la Lengua
De mi mayor consideración y respeto.-
Señor Director:
He escrito distintos ensayos sobre «La afirmación de la ciudadanía de la mujer» tratando de realizar una cartografía sobre cómo se llevó a cabo el proceso de construcción de la ciudadanía de las mujeres de la República Dominicana, en el siglo XX, lo cual fue posible por las AGENCIAS desarrolladas por LAS SUFRAGISTAS de vanguardia cuando el hombre era el «sujeto absoluto» de los derechos en una sociedad civil, política, económica y cultural de «inter homines», donde la voluntad libre (de la mujer) —en esa sociedad— la hacía carente de realidad en-sí, con la excepción de la valoración de su «voluntad moral».
Al no tener una existencia reconocida por la Constitución Política, las leyes y los códigos —como ciudadana— la mujer era un ´ideal´ para el imaginario masculino, no un ser pensante (en el sentido estricto del pensar, de lo pensado, para los otros). No obstante, el Derecho natural —distinto a la categoría de lo que es legal o legítimo— solo daba y ofrecía (a las mujeres) un sentido de arraigo en el mundo abstracto. Por tanto, la vida y la existencia de ELLAS estaban llenas de inequidades, anulada y sometida por el dictamen jurídico que la ignoraba como sujeto de derechos. Entiendo que, había en este status un choque entre lo que se consideraba filosofía del derecho y filosofía del espíritu; una oposición antiética, antihumana y antinatural.
He reflexionado, al respeto y sustentado que, Abigail Mejía Solière (1895-1941) fue quien —definitivamente— delineó, estratégicamente, a partir de 1919 el nuevo perfil del feminismo dominicano, primero, a través de su conferencia «Feminismo y Feminidad», publicada en la revista Cosmopolita en ese mismo año, mostrando esta arbitrariedad y, revelando ´lo extraño´ de ese proceder esclavizador del Estado hacia las mujeres, dueño de su cuerpo (aun en este siglo XXI) y, enajenándola de su propio cuerpo porque no le pertenece (le pertenece al Estado).
Arbitrario —al parecer— ha sido todo para nosotras; arbitrario ha sido para nosotras el aprendizaje, la escritura, las ideologías, las doctrinas. Arbitrario, es, profundamente, el vivir/existir de las mujeres en el mundo. Es por esto que, quizás (también) el instrumento lingüístico que son las palabras, nos arrebata (aun en el presente) construir nuestra identidad desde el discurso, el quehacer o la creación. Si retrospectivamente hurgamos en el pasado, en lo pretérito, podremos afirmar que, las ´verdades´ impuestas por las distintas culturas y civilizaciones (al sujeto femenino y en torno al sujeto femenino) son ´realidades´ de lo irreal, o ´irreales´ realidades. ¿Visiones? deformadas de una narración y, de múltiples narraciones, para que no nos encontráramos ni nos describiéramos en sí-misma ni por- sí-misma.
Abigail Mejía en su primer Manifiesto de la Acción Feminista Dominicana (AFD) dado a conocer el lunes 18 de mayo de 1931, a través del Listín Diario, sustentado y refrendado con el nombre de 41 mujeres dominicanas profesionales de distintas áreas, abriendo su local en la calle Arzobispo Nouel número 15, esquina Hostos, para todas aquellas que quisieran inscribirse, dio inicio al despertar de las consciencias de muchas que permanecían —como ella escribe— en «pasividad escéptica».
Para 1931 Abigail escribía: «En nuestro país (…) es desconsiderada civil, política y jurídicamente la mujer, por eso debe saludarse, con alboroto, la formación de esta Junta de «ACCIÓN FEMINISTA DOMINICANA. » [1]
Posteriormente, en una disertación que ofreció en el Teatro Rialto, el domingo 11 de octubre de 1931, al referirse a los «propósitos de cooperación social» de la AFD, indicó que: «El feminismo dominicano… quiere destruir el analfabetismo» y, lo hizo y lo logró de 1931 a 1934 creando escuelas nocturnas y bibliotecas en todo el territorio nacional en cada lugar donde existiera una Junta Provincial de AFD, para la enseñanza de «las personas de sexo femenino que trabajan de día y que no pueden por esta causa asistir a las escuelas diurnas», es decir, las mujeres adultas y a favor de las obreras, creando y teniendo en funcionamiento hasta el 16 de mayo de 1934: 200 Juntas Provinciales y Municipales en todo el país, independientemente —como explicó— de los «contradictorios intereses humanos» y de los «criterios divergentes». Además, sostuvo que:
1) El feminismo sostiene que la mujer está preparada para llegar a todos los puestos, mediante la demostración de su capacidad. Es, por tanto, un mentis, rotundo y cabal a los que defienden la tesis absurda de que la mujer solo ha nacido para dar hijos al mundo, como las gallinas.
2) El feminismo dominicano se propone el mantenimiento de la paz y de la igualdad, ofreciendo ayuda al hombre, no pretendiendo rebajarlo, porque eso sería contrario a sus propias finalidades.
3) El feminismo quiere, en una palabra, hacer el bien, en todos sentidos, exigiendo a la mujer derechos y deberes, en justo balance para el establecimiento del necesario equilibrio humano.
De enero a julio de 1932 fragmentos (Pensamientos) de su «Ideario Feminista» se publicaban en la edición dominical del Listín Diario. [2]
Desde nuestro punto de vista el «Ideario Feminista» constituyó (en nuestro país) la primera mirada de desmitificación de las estructuras sexistas de la sociedad dominicana, puesto que abordaba el tema de la sexualidad femenina desde la perspectiva de la emancipación de la mujer, desde la perspectiva de la reproducción, desde la perspectiva del conocimiento y en el circuito del mercado de trabajo.
Mejía Solière en su «Ideario Feminista » de 110 pensamientos, analiza el carácter sexista de la sociedad como un conflicto creado por los hombres, a causa de su visión misógina de la sujeción (posesión) de la mujer, postulando ellos —de acuerdo a sus leyes— que el estado natural de la mujer es y debe ser de carácter irrecusablemente pasivo y, que el conjunto de valores que transmiten éstos corresponden a los intereses de un sistema de poder.
Entendía Mejía Solière que, la construcción de un proyecto propio —por parte de la mujer como contra-efecto ideológico de la dominación patriarcal— debe producirse a través de estrategias formales e informales de resistencia que conlleven acciones de continuidad y perpetuidad en el tiempo de dicho proyecto para evitar la reactivación de la ideología machista dominante.
He escrito al referirme al sufragismo de Abigail Mejía que, el gran siglo XX —siglo de migraciones, movilidad de fronteras, industrialización e inevitables guerras— contenía en sí mismo una semilla que no germinaba. La masa sin instrucción permanecía en un analfabetismo que propiciaba su explotación como mano de obra. El progreso estaba asociado a la miseria con una magnitud y profundidad que hacía imposible una redefinición del término «ciudadanía», hasta tanto se comprendiera que, no podía existir supremacía de unos sobre otros/as. Esta intrincada realidad se extendía a las mujeres que, luego de la Primera Guerra Mundial, se integraron a las fábricas en Europa y a una extensiva producción agrícola. Así, vemos que, las mujeres fueron también sometidas a la explotación, vivían con prohibiciones y sin posibilidad de asociarse o emprender una dura batalla contra el «contrato colectivo» represivo en sus respectivas naciones.
Por tanto, es en medio de esta realidad viva, de un laissez faire del sistema capitalista que, las mujeres de Occidente exigen a los Estados, a las Repúblicas, reformar las leyes, no en teoría, no desde una ética sorda, sino de manera responsable atendiendo sus demandas para eliminar de las constituciones la subordinación de ELLAS que estaban solo en posición de obedecer, puesto que no eran parte del bienestar social, económico y jurídico del cual gozaban los hombres, solo por el hecho de biológicamente, ser hombres.
A esta corriente de accionar políticamente se denominó, ya desde principios del siglo XX, SUFRAGISMO.
A la República Dominicana el sufragismo «per se» llegó en 1919; lo trajo de la mano Abigail Mejía desde Barcelona, y lo dio a conocer en distintos círculos (de manera pública) a través de múltiples acciones.
La pregunta a realizarse, entonces, era qué es «El sufragio universal». De acuerdo al Diccionario de Galicismos del D. Rafael María Baralt, Librería de Leocadio López. Madrid, 1890, «El sufragio universal es la verdadera ley política de la democracia». Dicha frase envuelve dos acepciones de aprobación y voto, y, es enteramente francesa.
La palabra sufragio procede de la latina «suffragari». En una acepción significa VOTO, es decir, elección de una persona (sujeto, individuo); «sufragar» es ayudar o favorecer. Aún en 1940, no se incluía en los diccionarios hispánicos —al parecer— el término sufragismo.
Abigail Mejía, líder y pionera indiscutible de la «construcción de la ciudadanía» de las mujeres en la República Dominicana, se mantenía al pendiente de los avances, nuevos giros o transformaciones de la lengua. Ya había leído a María Baralt, y conservaba su obra. Así, consultando las páginas 726 y 727 del Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, tomo XX, SI-SZT, de su biblioteca, vemos que lo que algunas creyeron una utopía, por vivir entre frivolidades, se hizo una realidad, indudablemente, llevando a cabo un itinerario que va desde su primer retorno en 1919, luego de una prolongada estadía en España: el derecho al sufragio.
Jatnna Tavárez, Martha Checo e Ylonka Nacidit-Perdomo hicieron el primer documental con perspectiva de género del país, con el título LAS SUFRAGISTAS, transmitido por la televisión nacional el 12 de mayo de 2008. Desde entonces se conoce, se difunde, se habla, se lee, se estudia, se proyecta, se investiga, se promueve y se conversa de LAS SUFRAGISTAS, las nuestras, iniciándose el trazo textual de este nuevo sintagma que abarca a la CONTRA-HISTORIA de quienes emprendieron —desde la militancia política en la Acción Feminista Dominicana (AFD) — la conquista de la emancipación de la mujer.
Abigail Mejía no alcanzó a tener Cédula Personal de Identidad, ni a ejercer el sufragio; murió un año antes de que la Constitución dominicana consagra, en 1942, el derecho de la ciudadanía a las mujeres. Tampoco pudo llegar a leer lo que, posteriormente, el Diccionario de la Lengua Española consagra en su edición de 1956, sobre la revolución emancipadora que ella inició en Santo Domingo junto a LAS SUFRAGISTAS. Veamos: «Sufragismo. m. Sistema político que concede a la mujer el derecho de sufragio.»// «Sufragista. Adj. Partidario del voto femenino.»
En el «camino a las urnas» Abigail Mejía propulsora indiscutible con la Acción Feminista Dominicana (AFD) del «Voto de Ensayo» de la mujer dominicana el 16 de mayo de 1934, siempre destacó el rol de primer orden que tuvo con ella y a su lado —al igual que Celeste Woss y Gil, Ana Teresa Paradas, Armida García de Contreras, Elpidia Gautier y Pouppe Soler— Isabel Amechazurra Vda. Pellerano, una sufragista que se distinguió por sus textos poéticos épicos. Es por esto que, el 20 de mayo de 1931, Abigail escribió «¡Preparamos el terreno para la realización del ideal que una de las socias fundadora de NOSOTRAS, ya cantó en una hermosa poesía: el advenimiento de la MUJER CIUDADANO…!»
Es, en reconocimiento a la trascendencia de la «revolución de emancipación» de LAS SUFRAGISTAS, que reproducciones —en esta Carta a la Academia Dominicana de la Lengua—el texto de Isabel Amechazurra, escrito en 1933, y, cuyo primer borrador tiene por título «A las urnas» para que se vaya comprendiendo el porqué de nuestra solicitud:
¡Mujeres de Quisqueya!
Está abierta la ruta salvadora,
Dejad atrás la sombra
Y salid al encuentro con la aurora.
Probad, en lucha noble
La pujanza viril de vuestras almas
Os asiste al derecho y la victoria
Ceñirá vuestras frentes con sus palmas.
No importa que la crítica soez
Como rabioso can os siga y ladre.
Para lograr un «pase» hasta las urnas
Os basta un solo título: ¡el de madre!
Noventa años se han cumplido, en este 3 de julio, desde que en 1934 Abigail escribiera: «Y así establecimos en nuestro Reglamento que nuestra aspiración sería luchar por el bienestar moral, social y político de la mujer, y así también hasta el lema de nuestro papel de cartas reza: «Sustentamos la Igualdad civil». Y que en su discurso de tribuna dejara consignado cuando escribe «Contra la vulgar campaña antifeminista» que: «La Acción Feminista Dominicana fue encargada —pues era el único organismo debidamente instituido capaz de hacerlo— de preparar todo lo relativo a esas votaciones. Trabajamos firme; formanos 229 juntas en todo el país, en vísperas de las elecciones; procedimos —un poco festinadamente— a la inscripción de todas las mujeres que deseaban opinar a favor la reforma de la Constitución en el sentido de otorgar a las mujeres dominicanas el derecho de elegir y ser elegidas.»
Viene del «NOSOTRAS» de LAS SUFRAGISTAS que están presentes en las «NOSOTRAS» de esta SOLICITUD a la Academia Dominicana de la Lengua para que proponga a la Real Academia de la Lengua Española, agregar, añadir u/o incluir una nueva acepción a la definición de la palabra SUFRAGISTA que está incluida en la RAE.
«NOSOTRAS» (la de ahora) sabemos que es importante conocer qué es el SUFRAGISMO, porqué la movilización de las mujeres de ayer y del ayer.
No hay dudas que, fue un absurdo de la democracia representativa —y, del pensamiento liberal clásico del siglo XVIII— el no haber previsto que, en el desarrollo de la civilización, de la cultura y, en sí de la humanidad, la construcción de la igualdad (entre hombres y mujeres) es lo que hace posible que no existan tensiones en la convivencia.
En la República Dominicana las mujeres (de ayer y del ayer) entendían que la movilización y el agrupamiento eran un bien jurídico, no prohibido para ELLAS por la constitución vigente de 1924 ni cuando se funda el «Club Nosotras» en 1927 y la «Acción Feminista Dominicana» en 1931.
Ercilia Pepín fue una de las Maestras Normales tertuliante, charlista, progresista, demandante de que, la legitimidad del Estado no podía continuar teniéndolas de lado a ELLAS. Así, las féminas educadas, letradas y científicas exaltaron su liderato de la mano de la notable feminista e intelectual Abigail Mejía para cosechar el bienestar que se encarna en la igualdad homologada por la ley, para contrarrestar la odiosa discriminación que traen los privilegios.
En numerosas ocasiones estuvieron LAS SUFRAGISTAS enfrentadas a una «guerra de ideas» como podemos leer en los periódicos Listín Diario y La Nación, donde publicaban sus tribunas o en las revistas que en la década del 20, entre ellas, Cosmopolita, Bahoruco y Blanco y Negro, Fémina, expandieron su circulación a todo el territorio nacional y, allende nuestras fronteras.
LAS SUFRAGISTAS de vanguardia encendieron el debate sobre distintos aspectos fundamentales que tocaban a la condición humana como el derecho a su participación en la vida pública y política, ya que era su ausencia de ese ámbito lo que las perjudicaba y daba complejidad a su desarrollo e inserción en las esferas de la gobernanza y la planificación de políticas públicas para poder hacer sus aportes al desarrollo social.
Apreciado don Bruno:
Es por todo lo antes expuesto, que retomo la solicitud que le hiciera el 16 de septiembre de 2023 en atención a su jerarquía y alto rango en la Academia Dominicana de la Lengua, a los fines de que, por su intermedio (luego de su magistral ponderación) se proponga a la Real Academia de la Lengua Española, agregar, añadir u/o incluir una nueva acepción a la definición de la palabra SUFRAGISTA que está incluida en la RAE, de manera que pueda la misma abarcar, no solo el imaginario colectivo en materia de asuntos electorales, sino también la conceptualización de su significación desde el ámbito de la esfera de las acciones, hechos y procesos históricos que registra las actuaciones llevadas a cabo por las generaciones de mujeres que dieron un giro a la civilización y, en especial, a las directrices institucionales del Estado moderno y nacional, cuando impulsadas por sus capacidades intelectuales, formación, aprendizaje y humanismo tuvieron a bien (acorde con la época) requerir/demandar un cambio al Contrato Social, de manera que, fueran reconocidas como ciudadanas.
En tal sentido, con su venia proponemos a los Miembros de la Academia Dominicana de la Lengua la presente acepción:
SUFRAGISTA — Mujer que luchó desde finales del siglo XVIII por la conquista y emancipación de las mujeres hasta alcanzar la ciudadanía. Refiérase a las pioneras de las demandas de la igualdad legal entre hombres y mujeres, del derecho a elegir y ser elegidas en Occidente para participar en la vida pública y en los asuntos de Estado. Militantes de la primera ola del feminismo ilustrado.
Luego de un cordial saludo, me reitero a su entera disposición, y le expreso mi agradecimiento sincero por las gestiones que usted pueda llevar a cabo en lo concerniente a mi solicitud.
Quedo de usted. Siempre,
YLONKA NACIDIT-PERDOMO
Albacea literaria y documental de la sufragista, pionera y feminista Abigail Mejía (1895-1941)
Representante de sus Herederos (el Dr. Juan Justo Fernández Martínez y la Dra. Raquel Abigail Fernández Nivar).
NOTAS
[1] Listín Diario. 20 de mayo de 1931.
[2] Reeditado en 1939 en la imprenta de Pedro Antonio Gómez (imp.p.a.gomez) propietario del taller tipográfico «El Hombre».