A raíz de que más de 60 escritoras, escritores, intelectuales, teatristas, firmáramos un comunicado en el que se condenaba la detención arbitraria por parte de agentes policiales del escritor Jhak Valcourt y se cuestionaba el homenaje a Israel como país invitado de honor en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo (FILSD) 2023, llamando a no participar en la misma, se han generado algunas reacciones de personas afines con las autoridades actuales, que me han motivado a responder.
No me centraré de forma minuciosa en dichos escritos, algunos con falacias ad hominem, epítetos, descontextualizaciones, confusiones, desviaciones de la temática, exageraciones y mentiras. Más bien, me gustaría explicar un poquito más algunas de las fundamentaciones de mi firma a ese comunicado y por qué, además, llamaría a que más artistas, escritores, escritoras, intelectuales se unan a esa iniciativa de múltiples formas.
Empezaré por explicar un poco el problema con el homenaje a Israel en la FILSD 2023 y por qué el llamado a no participar o al boicot cultural.
Israel ha sido reconocido como un Estado de apartheid por organizaciones como Amnistía Internacional, pero denunciado como tal desde hace décadas por el pueblo palestino. El apartheid es un régimen de segregación racial o étnica considerado un crimen de lesa humanidad. Como forma de demostrar rechazo a este régimen, múltiples personalidades de distintas áreas, incluyendo escritores, intelectuales y artistas a nivel internacional se han unido a lo que se conoce como un boicot cultural a Israel, es decir la no participación en actividades culturales promovidas por dicho Estado, que forma parte de un llamado más amplio del pueblo palestino solicitando solidaridad internacional a los pueblos del mundo, incluyendo a israelíes conscientes. El boicot cultural y deportivo fue, por ejemplo, parte muy importante del rechazo internacional al hoy finalizado régimen de apartheid Sudafricano.
No tapemos el sol con un dedo: la decisión del gobierno dominicano, a través de sus autoridades culturales, de rendir homenaje a un Estado de apartheid debe leerse como un espaldarazo a dicho régimen. Aquí la cultura sirve como parte de la política de relaciones internacionales del gobierno de Abinader, que también da un peligroso mensaje a nivel de la política local, por los elementos de segregación, perfilamiento racial y abusos de poder contra la población migrante haitiana y negra dominicana que se viven y son denunciados a diario en nuestro país, donde la detención arbitraria de Jhak Valcourt fue apenas un lamentable ejemplo entre miles.
El boicot cultural al Estado de Israel es, entonces, un medio de mostrar solidaridad internacionalista con el pueblo palestino. Aunque quieran tildarlo de otras cosas, el boicot cultural no es más que la decisión de no brindar nuestro apoyo simbólico a dicho Estado con nuestro trabajo, hasta que dicho Estado no respete los derechos humanos del pueblo palestino. Es una forma, entonces, de solidaridad entre pueblos y, también, de dignidad.
A esto se suman los elementos de censura que hubo en la FILSD 2022, sobre lo que ya he escrito por este mismo portal de manera extensa y cuando las autoridades fueron interpeladas al respecto, en un encuentro en enero de 2023, no pudieron ofrecer garantías de que no se repetiría lo mismo. Tampoco respondieron ni hicieron caso a las solicitudes de diversas organizaciones de que retiraran la invitación a Israel como invitado de honor, ni a aquellas instituciones que solicitaron una participación abierta y democrática a nivel de las contrataciones artísticas.
Como escritora y teatrista he decidido, entonces, declinar gentilmente toda invitación a participar de actividades en el marco de la FILSD 2023. Ahora bien, tengo colegas y amistades que van a estar participando en la feria por múltiples motivos, sea por cuestiones de necesidad de empleo u otros. No les juzgo, pero les llamo, más bien, a que demuestren, aún en su participación, su apoyo al pueblo palestino y a que no apliquen la autocensura.
Diversas organizaciones, ya hemos venido realizando foros educativos sobre la realidad de Palestina y seguiremos promoviendo este tipo de espacios antes, durante y después de la FILSD 2023. Y qué bueno haber firmado este comunicado junto a múltiples escritores y académicos de la diáspora dominicana en Estados Unidos, quienes forman parte del pueblo dominicano, a través de su contribución económica, social, política y cultural, aunque los gobiernos neoliberales y entreguistas que hemos tenido se hayan encargado de expulsar a más del 15% de la población dominicana fuera de su tierra.
A diferencia de lo que expresan aquellos que tratan de pasar por independientes y democráticos, pero que solo se indignan cuando son cuestionados los sectores de poder, esto no es un asunto personal contra algún funcionario o alguna funcionaria. Ya quisieran convertir esto en un chisme de patio. Al contrario, respeto profundamente el legado literario de alguien como Ángela Hernández, quien no creo que necesite malos “defensores”. Pero, no es la persona, es el puesto: si hoy es responsable de organizar un acto cultural que lava la cara a los peores crímenes contra la humanidad, el respeto no me llevará al silencio. Y esa, entre otras, es una forma de hacer cultura democrática y de hacer patria.