La LIX Bienal de Arte de Venecia otorgó este sábado, por primera vez en sus 127 años de historia, sus máximos premios a dos mujeres negras, la artista afrocaribeña británica Sonia Boyce y la estadounidense Simone Leigh.

Boyce consiguió el León de Oro por su propuesta para el pabellón de Reino Unido y Leigh por una obra en el Arsenal veneciano, los antiguos astilleros de la ciudad.

La Bienal, que abrió hoy sus puertas al público hasta el 27 de noviembre, está comisariada este año por Cecilia Alemani, que ha querido destacar el arte de las mujeres y por eso ellas representan el 90 % de los artistas participantes, el mayor número nunca visto en este evento artístico.

El León de Oro a la trayectoria también se lo han llevado dos mujeres: la artista, poeta, cineasta y activista chilena Cecilia Vicuña y la alemana Katharina Fritsch.

Este 2022 hay además numerosas propuestas en defensa de la inclusión, el respeto por la diversidad y la convivencia, en un momento geopolítico delicado, marcado por la guerra en Ucrania.

De hecho, la Bienal vetó la participación oficial de Rusia y se ha volcado con Ucrania para garantizar que su equipo artístico podía exponer en esta edición, a pesar de la invasión de Moscú.

EL SOUL DE BOYCE Y REINO UNIDO

El jurado de la Bienal premió con el León de Oro al pabellón de Reino Unido, cuya propuesta corre a cargo de Boyce, que invitó a cuatro artistas negras a improvisar, primero juntas bajo la dirección del compositor Errollyn Wallen, y luego solas.

Son la cantante de jazz Jacqui Dankworth, la cantautora Tanita Tikaram, la artista con influencias de blues Poppy Ajudha y la vocalista experimental Sofia Jernberg, que envuelven al visitante con sus voces, mientras este recorre cinco espacios diferentes y llenos de colores, como si de un origami auditivo se tratara.

El jurado consideró que Boyce propuso "otra lectura de las historias a través de lo sonoro" y que, "al trabajar en colaboración con otras mujeres negras", reveló "una gran cantidad de historias silenciadas", según las motivaciones leídas en la ceremonia de entrega de este sábado.

Boyce (Londres 1962) saltó a la fama a principios de la década de 1980 como figura clave del floreciente movimiento artístico negro de la época con dibujos figurativos y collages fotográficos que abordaban cuestiones de raza y género en Reino Unido.

En 1987, se convirtió en una de las artistas más jóvenes de su generación en adquirir sus obras en la Tate de Londres y en la primera mujer negra-británica en entrar en la colección.

LEIGH Y SU ESCULTURA MONUMENTAL

Simone Leigh obtuvo el León de Oro a la mejor participante por una obra "escultórica monumental rigurosamente investigada, virtuosísticamente realizada y poderosamente persuasiva", que muestra el torso en bronce de una mujer negra y que se expone en el Arsenal (los antiguos astilleros venecianos).

Leigh también fue la responsable de llenar el pabellón de Estados Unidos con sus potentes esculturas de cuerpos femeninos, con las que alaba la riqueza de la cultura afroamericana.

Durante su trayectoria, se centró en realizar esculturas, vídeos, instalaciones y proyectos públicos que exploran el racismo histórico y contemporáneo en Estados Unidos y las experiencias subjetivas de las mujeres negras.

OTROS PREMIOS

La Bienal de Arte también entregó el León de Plata para el mejor joven participante al libanés Ali Cherri, conocido por trabajar con el dibujo, el cine, la instalación, la performance, la impresión y el vídeo, trazando correspondencias entre los desastres políticos y geológicos de su Líbano natal y los territorios vecinos.

Se otorgaron otras cuatro menciones especiales, a dos artistas y a dos pabellones nacionales.

La primera mención ha sido para la artista inuit (los habitantes del Ártico) Shuvinai Ashoona, conocida por sus dibujos a bolígrafo y a lápiz que cuentan la vida de esta comunidad, por una obra presentada en el pabellón central de los Jardines venecianos que reconoce "las violencias del colonialismo" y propone una escucha activa "del conocimiento indígena".

La segunda para la estadounidense Lynn Hershman Leeson, que exhibe en el Arsenal una instalación de vídeo con un cíborg que le pide a su avatar humano cambiar la historia del futuro.

Los pabellones de Francia y Uganda recibieron las otras dos menciones especiales.