Desde los más antiquísimos orígenes de la especie humana, la guerra ha sido un mecanismo de adaptación y reorganización del geoespacio. Por ejemplo, el ser humano en su estado primigenio, debió luchar contra la fuerza gravitatoria y contra el clima para erguir su columna vertebral y así alcanzar los frutos. Paulatinamente, debió adaptar su modo de supervivencia, transitando por la recolección, la pesca y la caza para luego pasar al cultivo de la tierra.

Así fue como la revolución agrícola le permitió asentarse en comunidades. Sin embargo, esta sustitución de la movilidad por el establecimiento en un único espacio territorial redujo sus posibilidades nutritivas. Igualmente, lo colocó en estado de vulnerabilidad con relación a otros sapiens de mayor ambición y de mejor visión expansionista (Harari, 2014: partes I y II).

Yuval Noah Harari, historiador y articulista israelí, explica con notables ejemplos formas en que un imperio se apodera de pueblos para someterlos a su dominio. Quienes muestran resistencia, son bautizados con el fuego de las armas y quienes se rinden, son adoctrinados mediante discursos y prácticas acorde con la ideología del imperio dominante.

De ese modo, la historia de la humanidad se presenta teñida de sangre. La literatura hebreoaramea da cuenta de ello, puesto que, desde el génesis hasta el apocalipsis, las guerras son una constante, incluso prospectiva. Empezando por la lucha entre Caín y Abel, las sangrientas guerras de israelitas y filisteos, hititas, amorreos y gebuseos, hasta pasar por las batallas entre los medo-persas y los babilonios, los romanos y los judios, para concluir con el anuncio del armagedón. Asimismo, numerosas son las novelas, poemas épicos, cantares de gesta, esculturas y películas, etcétera, que dan cuenta de sucesos bélicos locales y mundiales en la corriente del tiempo.

A miles de años de los orígenes cognitivos de la humanidad, los avances científicos y tecnológicos no han logrado minar las ansias expansionistas de las superpotencias que se disputan el dominio planetario. Esta afirmación es mucho más evidente en la actual y despiadada guerra de Rusia contra Ucrania, acontecimiento militar pospandémico inimaginable para quienes durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial pensaban que para el siglo XXI la humanidad sería tan civilizada que no serían necesarios los policías, ni los tribunales como mecanismo preventivo y punitivo, respectivamente (Gómez de Pedro, María Esther (2023). "El estado del bienestar: presupuestos éticos y políticos". Tesis doctoral. Universidad de Barcelona).

En este contexto, relucen las reflexiones complejas del tecnocientífico y Profesor Titular de la UASD, Andrés Merejo Checo (PhD), quien en su reciente libro, Cibermundo transido: Enredo gris de pospandemia, guerra y ciberguerra (Editorial Santuario, 2023), analiza la terrible situación generada por la guerra entre Rusia y Ucrania. Jamás era de imaginarse el cientista uasdiano que a más de cien años del descubrimiento de decenas de procedimientos y médicamentos que han aumentado y mejorado la esperanza de vida, se repetirían conductas y actitudes extremistas que ya se consideraban superadas y que, por demás está decir, atentan contra la preservación del platena.

Con notable precisión didáctica, el libro muestra que a quién más le afecta la guerra es al propio ser humano y al ecosistema planetario. Desde los orígenes de la humanidad las grandes batallas se habían librado casi de cuerpo a cuerpo y a punta de lanzas y garrotes. Sin embargo, Merejo indica cómo la actual y brutal guerra entre Rusia y Ucrania es mucho más compleja que las anteriores, puesto que tiene como escenario paralelo el cibermundo, en el cual cunde el miedo y el terror por la rapidez con que se reproducen grandes cantidades de episódios bélicos, en tanto multiplicidad de dispositivos discursivos multimodales que atacan la mente de los sujetos de todo el planeta.

Esto indica que estamos ante una guerra que más allá de destruir el cuerpo, también ataca la mente logrando que la humanidad lejana y cercana viva transida ante la posibilidad de que el platena sea destruido en su totalidad en un abrir y cerrar de ojos. En este caso, tanto Oriente como Occidente habrán perdido la guerra, pues es bien sabido que con tan sólo desactivar un algoritmo nuclear, la humanidad sería reducida a cenizas.

Si para el año 1989, lustro que vio el inicio de la disolución de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), EEUU afirmó haber desarrollado armas para destruir el planeta más de doce veces, en la acualidad la vulnerabilidad de la vida ante la crisis de cosciencia humanitaria, de compasión y de indulgencia es mucho mayor; sobre todo, porque, hoy por hoy, potencias y superpotencias de ambos bandos también han desarrollado sus proyectos nucleares con tecnología de punta. (Zarai Gorvett, 2022. "El misterio de las bombas nucleares que EEUU perdió y aún no sabe dónde están". BBC Future).

El libro de Merejo invita a las superpotencias a reflexionar en lo que representaría un desastre nuclear para toda la humanidad. Estamos ante un discurso revelador y contestatario que invita a protestar en contra de la guerra y de todo tipo de injusticia social, lo que coloca a nuestro autor por encima del mero e improductivo filosofar sobre las formas de los hechos.

Andrés Merejo muestra ser un filosofo de lo social y de lo planetario. La complejidad de su pensamiento invita a observar los actuales acontecimientos bélicos desde una cibergeopolítica, ya que la sola visión planetaria resultaría insuficiente para la compremsión del fenómeno invasivo de Rusia a Ucrania, por las implicaturas del cibermundo en el desarrollo de dicha guerra.

Mientras Harari (2014) vaticina, mutatis mutandis, el futuro de la humanidad bajo la sombra geopolítica de un único y gran imperio planetario, Andrés Merejo (2023) centra su filosofar en el presente, evitando de este modo caer en las especulaciones propias de un filosofar "pictonítico" y misterioso. Advierte el peligro que representa la guerra y al propio tiempo reconoce que el desenlace dependerá de que Putín deje o no de creer que es un iluminado divino.

Este libro debe ser leído y debatido por todos los ciudadanos del planeta, dada la complejidad y actualidad de los temas que aborda. Tanto lectores jóvenes como duchos intelectuales hallarán en el "Cibernundo transido" de Merejo, lecciones para hacer buen uso del ciberespacio de internet, en pro del buen vivir, del buen pensar y del buen decir.

Merejo, Andrés (2023)  "Cibermundo transido: Enredo gris de pospandemia, guerra y ciberguerra".  RD: Editorial Santuario. 106 pp.

 

Gerardo Roa Ogando en Acento.com.do