As the seagulls rest on the cold cannon nest/The sea is churning/The marines have landed on the shores/Of Santo Domingo”
[Mientras las gaviotas descansan sobre el nido helado de los cañones/El mar está agitado/Los marines han desembarcado en las costas/De Santo Domingo] –Phil Ochs
Desde las trincheras del arte, la música y la literatura, la cultura ocupó un lugar significativo de la resistencia en contra de las tropas invasoras estadounidenses en 1965. La cultura, parte integral en la lucha ideológica, también puso su granito de arena en lo que respecta a la creación de unidad popular y revolucionaria.
En gran medida, y teniendo en cuenta las dificultades logísticas de movilizar a la población, se logró forjar la unidad en el frente constitucionalista. Por primera vez desde la caída de la vil tiranía trujillista se unían las partes de nuestro tejido social dando paso al potencial de la colectividad. Y si bien es cierto que la mayoría del liderazgo constitucionalista venía de la pequeña burguesía, lo que movía la lucha eran las aspiraciones democraticas de los sectores populares, “los negros y mulatos” que dieron vida y forma a “la nación dominicana”. [1]
En cuanto a la unidad popular en ese abril de 1965, se podría afirmar que fue el hecho político más relevante y decisivo de la revolución.
El domingo 11 de julio un cable de Prensa Latina publicado en el periódico cubano Noticias de Hoy, resaltó una declaración para el mundo del Partido Socialista Popular (PSP), una de las organizaciones de izquierda que participó en la revolución de abril:
“La unidad y la lucha de nuestro pueblo ha impedido los propósitos iniciales de la intervención norteamericana de aplastar rápidamente, a sangre y fuego, el movimiento constitucionalista.
“El gobierno imperialista de los Estados Unidos no ha renunciado a esos objetivos tampoco el pueblo dominicano ha renunciado los suyos y ha puesto de manifiesto su decisión de sacrificio de lucha.
“El imperialismo pretendió que con su desembarco nuestra lucha iba a cesar y nada más. El monstruo enseñó las garras y el pueblo permaneció unido contra él.” [2]
Socialización del arte
En abril de 1965 la lucha por la democracia se transformó en una lucha por la socialización de la cultura. No es casualidad que Silvano Lora, militante del PSP unido a otros artistas con militancia de izquierda, haya sido la figura principal del Frente Cultural y al final de cuentas, fue quien estuvo al frente impulsando el cuestionamiento del rol de los artistas en la lucha política.
Suponemos que surgieron muchas interrogantes en torno a la creación artística que serían la continuidad de un caluroso debate entre Jacques Viau, Juan José Ayuso, Antonio Lockward Artiles, Silvano Lora, Manuel Rueda, Lupo Hernández Rueda y otros escritores y artistas que tuvo lugar una semana antes de la irrupción de la revuelta popular del ‘65:
¿Crear para que? ¿A quien o a quienes les pertenece el arte? ¿Qué sentido tiene pintar en tiempos de guerra y revolución? ¿Puede el artista callar ante el oprobio y la miseria o alzar su voz? ¿Existe la neutralidad en la cultura? ¿Escribir versos para qué y para quién?
En ese sentido, las/los artistas del Frente Cultural respondieron a algunas de esas interrogantes tomando postura ante la invasión yanqui y el momento histórico que les tocó vivir.
En un trabajo de investigación publicado en el 2021, [3] la historiadora Quisqueya Lora resalta el rol de las artes plásticas en esos cuatro meses de contienda armada:
“La pintura, esa forma hasta entonces reservada para las élites, se trasladó a las calles de la Zona Constitucionalista y los ciudadanos de a pie pudieron convivir con el arte. Los pintores fueron conocidos por la gente común y sus nombres, antes solo manejado por un pequeño círculo de críticos y consumidores de arte, se divulgaron entre la población. Esto no fue el fruto de la casualidad, sino de una postura conceptual que hermanaba las artes con el pueblo. Fue un momento privilegiado en el que se pudo poner en práctica lo que algunos habían pregonado. El arte entró en la vida cotidiana y las fotografías no pueden ser más elocuentes. Se multiplicaron las exposiciones y la pintura reflejó el drama, el dolor, la guerra.”
En su investigación Lora también hace un apunte del significado que tuvo el giro estético impulsado por el Frente Cultural y su impacto en la representatividad gráfica:
“Muchas obras de la época son lúgubres y dramáticas, artistas que antes y después de 1965 pintaban con colores encendidos, temas alegres y visiones más optimistas, pintaron escenas oscuras, tristes y desgarradoras.”
Al encontrarnos a luces de distancias de ese momento clave para el pueblo, el arte y la cultura podríamos aducir que el Frente Cultural sembró las semillas que darían paso a proyectos culturales que en la actualidad tienen como norte la socialización y la democratización del arte y la cultura en la sociedad dominicana.
Notas
- Hacemos referencia a la tesis y al libro de Franklin Franco, Los negros, los mulatos y la nación dominicana, publicado a finales de la decada de los setenta.
2.Noticias de Hoy, 11 de julio de 1965, pg.9.
3.H., Quisqueya Lora. 2021. “Nosotros somos también el pueblo”. El Comando de Los Artistas en La Guerra de Abril de 1965”, Revista ECOSUASD 28 (21):85-95.