El próximo 27 de febrero, a las 8:00 pm (RD) 7:00 pm (CdMx), con motivo de 179 aniversario de la independencia de la República Dominicana, Poncho Morado Films hará el estreno mundial de “Carta malva, Poniatowska y Dominicana Conversan” en AcentoTV, visible vía su portal www.acento.com.do desde cualquier punto con acceso a internet.

La obra es un mediometraje documental de cerca de cuarenta minutos, escrito y dirigido por una servidora (tráiler), que tributa la obra y el legado de Elena Poniatowska. Fue realizado con recursos de la productora Poncho Morado Films y sin fines de lucro, para la familia dominicana, así como para los lectores y admiradores de Poniatowska alrededor del mundo.

Elena Poniatowska y María Isabel Castillo, embajadora de la República Dominicana en México.

Antes, esa carta debía llegar a su destino, como prometí en la crónica Renacer con la primavera. Luego de dos paseos alrededor del sol, los carteros digitales hemos entregado, finalmente, la misiva a nuestra querida Elena. Esto ocurrió el pasado martes 24, cuando la escritora, periodista y activista mexicana, protagonista del documental, fue invitada por la señora María Isabel Castillo, embajadora de la República Dominicana en México, a una velada íntima en la sede de la misión para la exhibición del filme.

Junto a la adorable Elena estuvo el cineasta y director de la Fundación Poniatowska, Felipe Haro Poniatowski, que es el segundo de sus tres hijos, entre Enmanuel, el mayor y Paula, la benjamina. La embajadora Castillo tuvo la cortesía de hacerme parte del acto a través de una videoconferencia. La diplomática salió al recibo de los invitados distinguidos y los condujo hasta la biblioteca Salomé Ureña de Henríquez de la sede de la misión, para presentarles el documental.

Angélica Noboa Pagán.

Desde mi asiento a distancia, en una salita pequeña, pero a la altura de la ocasión en Spirit Coworking Space, pude apreciar la sencillez de los mexicanos agasajados y la acostumbrada hospitalidad de la anfitriona dominicana, conocedora de la valía de su invitada de honor. Además de mostrarles nuestro trabajo, la embajadora ofreció un paseo a los invitados por la galería de arte dominicano que adorna las paredes de la sede.

Escuché a Elena Poniatowska piropear la residencia, en verdad una hermosa casa ubicada en el sector Las Lomas de Ciudad de México, y de mi lado, mis amigas Sandra Nogué y Yulissa Álvarez Caro, me acompañaron detrás de las cámaras y detrás de mis sueños. Luego de mis saludos protocolares, esperamos, con el micrófono en mute, a que ellos vieran la entrega.

La biblioteca permanecía apagada y solo veíamos a los invitados sentados frente al monitor cuando alguna luz blanca dejaba verlos concentrados en nuestro trabajo. Del lado nuestro, mi hijo José Ricardo Tejeda, que labora en Spirit, con su natural paciencia, retrató mis contenidos nervios y me aseguró que la conexión, la iluminación y la velocidad no iban a fallarme.

En lo que pasaron esos interminables 39.9 minutos, Sandy y Yula me hicieron toda clase de cuentos chistosos, de morir de la risa, a modo de terapia. Solo podía invocar el espíritu lírico de Salomé insuflando hacia afuera de esa biblioteca, el aire frío del invierno mexicano, lejos de la escritora al centro, calladita con su abrigo en el regazo, mirando la pantalla en la que ya no estaba yo, sino el documental que realicé en su honor.

Marías Isabel Castillo, embajadora dominicana en México; Elena Poniatowska y su hijo Felipe Haro Poniatowski.

Yulissa tuvo que irse antes de que terminara la presentación del documental a un compromiso familiar y le pidió a Sandra, a quien acabada de conocer: Dame tu teléfono, para que mañana me cuentes con lujo de detalles, porque Angélica va a amanecer muda.

Kheiry González, gerente de Spirit Coworking Space, habrá alquilado muchas veces esa acogedora salita, que ha llamado “Empathy” o “Empatía”, aunque no sé si antes le ha servido a algún otro cliente de Spirit como “sala de parto”.  Mi pequeña obra se alumbraba ante la gran dama mexicana y quedó Sandra sola para agarrarme la mano en lo que la creación del espíritu veía la luz.

Mi amado me despidió en la mañana de ese día, me deseó buena suerte y me avisó que esperaría en casa. Es decir, me mandó a parir sola. Por eso pedí el auxilio a esas buenas amigas. Aunque no lo admita estaba más nervioso que yo, por ese embarazo tardío que a mí se me ocurrió darle.

No supo de mí durante el día y se acercaban las nueve de la noche, en México una hora más temprano, por lo que me escribió, ¿te perdí hoy? Vine a leer el mensaje cuyo subtexto quería decir ¿qué dijo Elena? una hora después de regreso a casa. Mis ojos permanecían fijos buscando en la bonita mirada azul de Poniatowska que no distinguía en la penumbra en busca de alguna señal. La oscuridad y el silenciado micrófono de la sala con el nombre de la poeta que escribió versos intitulados Sombras, me impedían anticipar reacciones entre la finísima audiencia.

Al encenderse las luces de la biblioteca Salomé Ureña de Henríquez, Sandra y yo seguíamos silenciadas por la plataforma Zoom. Descubrimos que ya el corto se había acabado porque vimos a la poeta mexicana aplaudiendo junto con su hijo y la embajadora el trabajo hecho en su honor y protagonizado por ella de Poncho Morado Films.

En los segundos en que se recuperó el audio para poder escuchar lo que decían, el vaticinio de Yulissa se cumplió. Ella me dijo antes de marcharse este es uno de los días más importantes de tu vida. Sandra me decía con su mirada color ámbar y sonrisa pura: Les encantó, les encantó, cosa que repitió a viva voz abrazándome cuando salí de la videoconferencia, para dejar a la embajada agasajar a sus invitados y conversar de otros temas culturales dominicanos.

¿Quién era esa dama con abundante cabellera perla sonriente? ¿Mary Pickford? Por ese lapso me salí de la realidad. Además de muda, por esos minutos anteriores a la reapertura del audio de la videoconferencia, volví a la primera infancia con el poncho morado, contemplando algo que parecía una alegre ficción de cine mudo, como las matinés de los domingos en el cine Olimpia donde me hice amiga de Charlie Chaplin, antes de aprender a leer y escribir.

A través de mi lap top veía en el encuadre una película insonora en la que Poniatowska aplaudía sonreída como un personaje amable de historietas fílmicas de Charlot, el vagabundo.

 

Elena Poniatowska y María Isabel Castillo, embajadora de la República Dominicana en México.

Paso ese inolvidable aplauso a las personas que, por su trabajo en Carta Malva, les pertenece también. Detrás de las cámaras y detrás de los sueños estamos las siguientes personas:

  • Ian Felipe Rodríguez, coproductor, narrador, camarógrafo, editor y diseñador sonoro y motion graphics.
  • Blanca Venegas, narradora y fotógrafa fija.
  • Melissa Casillas, ilustradora y animadora.
  • Andrés Quintero, ilustrador y animador.
  • Fernando Gress, camarógrafo.
  • José Miguel Ramírez, camarógrafo.
  • Simón José Ramírez Noboa, ilustrador y animador, diseñador del cartel de cine y para redes sociales.
  • Ricardo Tejeda Ramírez, productor ejecutivo.
  • Giulio Pelliccione, Gepiano Studios, audio de voz en off.
  • Jaime Ángeles y Mónika Fiallo Paradas, abogados de República Dominicana.
  • Pamela Atamoros y Laura Estrada, abogadas de México.
  • Ana Valdez Duval, Miguel D. Mena, Alberto y Gisela Perdomo, investigadores de República Dominicana.
  • Daniel Mendoza Bolaños y Tony García, investigadores de México.
  • Angélica Noboa Pagán, directora, guionista, narradora y coproductora.
Yulissa Álvarez Caro, Sandra Nogué y Angélica Noboa Pagán.

Los lectores dominicanos que mandaron sus preguntas a Elena Poniatowska fueron: Jarouska Cocco, Wanda Perdomo, Alexandra Sánchez, Maridic Ramírez, Aurora Arias, José Carlos Nazario, Fausto Rosario Adames, Ysidro García, Lenin Paulino, familia Cuello Camilo, Miguel D. Mena, Andrea Tejeda, Simón Ramírez, Ricardo Tejeda y Aracelis.

Camino a casa repetía a mi socio único en Poncho Morado Films, por el teléfono en alta voz: le gustó, le gustó. Únicas palabras descriptivas encontradas. Llega, fue su respuesta.

Salomé Ureña una vez poetizó que estaba por el amor materno transfigurada. Cruzaba los elevados de la avenida 27 de Febrero cuando asimilé que, con este documental, nos ha nacido en casa un nuevo hijo, fruto de los sueños que se anidan detrás de las cámaras.

 

Yulissa Álvarez Caro, Sandra Nogué y Angélica Noboa Pagán.